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Columnistas | PUBLICADO EL 20 noviembre 2019

Los chats grupales no son buenos para discusiones álgidas

PorCarmen Elena Villa

En tiempos tan álgidos que viven nuestro país e infelizmente las naciones vecinas, es muy fácil hacer un comentario en las redes sociales que pueda ser como una bomba que revienta en la mente y el corazón de quien recibe el mensaje. Y comienzan, especialmente en whatsApp, las visiones polarizadas hacia quienes aprueban o desaprueban lo que dijo este político o esta otra invitación a manifestarse. Por supuesto que todos tenemos derecho a opinar. El problema está cuando nuestras opiniones generan reacciones polarizadas.

De pronto en un grupo alguien que clama desde lo profundo: “¡No hablemos de política en este chat!” y otros impulsivamente lo abandonan porque están hartos del bombardeo ideológico en un grupo que quizás fue originalmente creado para mantener unido a un clan que tiene un tipo de lazo (familia, promoción del colegio, amigos de la adolescencia, colegas entre muchos puntos en común). También hay quienes se sienten ofedidísimos por el amigo que acaba de irse y piensan que una amistad construida y forjada, que comenzó quizás hace 30 años en el kinder o jugando carritos en un arenero, ha terminado en aquel letrero que dice: “Fulano ha abandonado el grupo”.

Además uno mira su teléfono muchas veces en ámbitos como el trabajo, una reunión familiar o, peor aún, cuando estamos al volante (¡o cruzando la calle!) y nuestra mente, además de tener que conectarse con la realidad en la que estamos físicamente presentes, se traslada a todos los lugares del mundo de donde provienen las opiniones que invaden nuestros smartphones y, por ende, nuestras mentes. Es como si estuviéramos en diez lugares al mismo tiempo y quizás por eso terminamos tan agotados al final del día.

Allí es cuando me pregunto: ¿serán los grupos de whatsApp los medios adecuados para las discusiones álgidas? ¿realmente alguien va a ceder ante sus firmes convicciones políticas cuando lea tantas opiniones impulsivas juntas?

Si alguien en un grupo manda un comentario u opinión opuesto a mi punto de vista lo mejor, creo, es guardar un silencio respetuoso antes que responderle con argumentos que, aunque válidos, puedan estar acalorados, leerse fuera de contexto y resultar así ofensivos para uno de los integrantes (que quizás está al otro lado del globo terráqueo) y hacer que el grupo de whatsApp se convierta en pocos minutos en el epicentro virtual de una nueva revolución.

Me encanta la practicidad que ofrecen estos grupos y la cercanía con quienes estamos lejos de nuestro, país pero me perturban las discusiones que a veces quebrantan los lazos en lugar de unirlos.

Por eso creo que el mejor medio para intercambiar opiniones cuando estas son tan diferentes es “a la antigua”, es decir, sentarnos a conversar, escuchar a quien piensa diferente y tener la humildad de estar abierto a que esa persona puede aportarme e iluminar algún punto ciego que yo tenga. En estos casos, nada reemplaza el diálogo “cara a cara” y si estamos lejos, puede ser una llamada (¡que ahora felizmente no cuesta nada!). Pero con discusiones acaloradas en los chats o las redes sociales no lograremos un país mejor.

Si quiere más información:

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