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La vajilla de Quintero

El gabinete de Luis Pérez que fue bondadosamente acogido por Daniel Quintero no solo es responsable del desastre gerencial de la ciudad, sino que es la evidencia de la presencia del exgobernador en las decisiones al interior de la administración.

04 de agosto de 2023
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Por Sofía Gil Sánchez - @sofiagilsanchez

Medellín padece los estragos de una clase política que no es independiente de su egocentrismo, del mal manejo de los recursos públicos y de la politiquería. El régimen de terror administrativo en el que se encuentra sumida la ciudad no puede hacernos olvidar que Antioquia vivió un escenario similar de la mano de un aliado silencioso y ahora disfrazado de enemigo del alcalde: Luis Pérez Gutiérrez.

Al igual que Daniel Quintero, Luis Pérez se excusa en su rol como empresario para justificar su lujoso apartamento en El Poblado, su finca en Las Palmas, su lote en Santa Fe de Antioquia, su hacienda en El Retiro y su ostentosa colección de arte. Además de su amistad encubierta, al alcalde y al exgobernador los une su recorrido camaleónico, el primero ha sido parte de cinco partidos, mientras que el candidato a la Gobernación de Antioquia ha pertenecido a tres, recolectado firmas y aceptado apoyos políticos de todos los espectros.

Los sobrecostos y las irregularidades fueron comunes en las administraciones de Pérez y se convirtieron en una lección aprendida para el alcalde de Medellín, ¿ahora sí quiere finalizar el megacolegio en Sopetrán que costó $9.000 millones, el autódromo que se entregó con el 30% de ejecución y una inversión de $150.000 millones, las ciclorrutas entre Guarne y Rionegro que consumieron más de $33.000 millones, la Colonia Agrícola de mínima seguridad en Yarumal por más de $8.000 millones o la valorización por el mejoramiento y pavimentación del proyecto Puente Iglesias – Líbano, Camino de la Virgen – Támesis que recolectó $35.292 millones mediante el gravamen de valorización?, ¿esta vez resucitará, también, al contratista Ingecon S.A.S, al que le adjudicó el autódromo, las ciclorrutas y proyectos de valorización?

Luis Pérez y Daniel Quintero también encuentran un punto en común en sus decisiones electorales, ambos apoyaron a Gustavo Petro y en su gusto por la burocracia, de hecho, el alcalde lo ayudó a mantener la suya.

Más de 40 exfuncionarios de Pérez encontraron refugio en cargos directivos durante la administración distrital, como Carlos Mario Montoya que se desempeñó como secretario de Salud y secretario de Planeación de Antioquia, cargo en el que fue multado por construir ilegalmente en una zona de conservación, y encontró un lugar en la administración de Quintero como secretario de Gestión y Control Territorial; Juan Manuel Valdés que fue secretario de Productividad y Competitividad del departamento y nombrado director del Parque Arví, pero fue separado por inhabilidad para ejercer cargos públicos a raíz de una sanción de la Procuraduría por acoso laboral; Hugo Alexander Díaz que fue nombrado gerente de Maná y Quintero decidió continuar con su carrera en cargos públicos como director de Buen Comienzo, sin importar que la Contraloría lo había sancionado e inhabilitado para ejercer esa posición.

Tampoco resulta extraño que James Gallego Álzate, el gerente de Metroplús, haya renunciado a su cargo para acompañar el proyecto político de Luis Pérez durante la campaña presidencial.

El gabinete de Luis Pérez que fue bondadosamente acogido por Daniel Quintero no solo es responsable del desastre gerencial de la ciudad, sino que es la evidencia de la presencia del exgobernador en las decisiones al interior de la administración. Luis Pérez pensará en grande: para Quintero, para sus funcionarios rodeados de escándalos y para su bolsillo.

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