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¿Le conviene y puede alguien escalar el actual conflicto entre Israel e Irán?

hace 7 horas
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  • ¿Le conviene y puede alguien escalar el actual conflicto entre Israel e Irán?
  • ¿Le conviene y puede alguien escalar el actual conflicto entre Israel e Irán?

Por Juan David Escobar Valencia - opinion@elcolombiano.com.co

Siempre que se reactiva alguno de los imperecederos conflictos del “medio oriente”, y los noticieros muestran los misiles rayando el cielo y los daños que ocasionan cuando caen en los lugares previstos o no, me preguntan si empezará otra guerra mundial, y no faltan los urgidos de “likes” y “visitas” que anuncian un holocausto nuclear.

El mundo es tan loco por culpa de los mamíferos bípedos que la naturaleza no ha podido controlar suficientemente todavía, que cualquier cosa es “posible”, pero me atrevo a decir que el desarrollo potencial del “actual” enfrentamiento entre Israel e Irán, que no es el primero ni será el último, y que particularmente empezó en octubre pasado, tiene baja probabilidad de extremarse.

Si queda activa alguna neurona en la dirigencia de los directa e indirectamente involucrados en este conflicto, no hay interés en su escalamiento y desborde, así esté “caliente” por varias semanas más. Al actual gobierno israelí le conviene un conflicto limitado, porque precisamente es en esa condición en la que tendría éxitos que le sean políticamente rentables. El gobierno iraní, que ha quedado en evidencia desde el año anterior que es militarmente un principiante comparado con el postgraduado israelí en acciones militares e impresionantes operaciones de inteligencia, a menos que su líder religioso sufra de delirios mentales como el nuestro, reconoce, aunque nunca en público, que no tiene cómo derrotar a Israel, como aspiró desde 1979 el ayatolá Jomeiní. A menos que ocurra lo mismo de Siria, si alguna capacidad tendrían las fuerzas militares iraníes, no es ganar una guerra interestatal sino evitar una insurrección interna.

Israel sabe, aunque tampoco lo hará público, que no puede solitariamente ganar una guerra plena con Irán por muchas razones. Espacialmente no son fronterizos y ello restringe su capacidad a ataques aéreos y operaciones quirúrgicas de sabotaje. La fuerza aérea facilita el debilitamiento del enemigo, pero finalmente debes “ocupar el territorio” y topográficamente Irán está amurallada con montañas, lo que reduce el éxito de una operación terrestre. Incluso sin ayuda de EE. UU., Israel no podría sostener un ataque aéreo masivo y prolongado que tenga dicho propósito, ni autónomamente destruir toda la infraestructura subterránea y desconcentrada de enriquecimiento de uranio. Con cazabombarderos destruyes instalaciones en superficie, pero Israel no tiene superbombarderos B-2 para destruir las subterráneas. Israel podrá debilitar, reducir y ralentizar el programa nuclear iraní, tema con tantos factores que no cabe en esta columna, pero por ahora no desaparecerlo. Sería más exitoso a mediano plazo, destruir parte considerable de la infraestructura petrolera iraní.

Al actual gobierno estadounidense le conviene involucrarse parcialmente apoyando a Israel, como lo hizo el sábado y lo seguirá haciendo, pero sería un error promover una guerra abierta, porque si bien es un gobierno, como todos, necesitado de “éxitos”, una guerra total con Irán es una apuesta de alto riesgo de fracaso, no solo por la operación específica y por un potencial cierre del estrecho de Ormuz y el Mar Rojo, sino por el postconflicto, que es donde realmente se conoce a quienes entienden de estrategia. Además, sería una excelente noticia para Putin ver a EE. UU. con una mano ocupada en el golfo pérsico y no en Ucrania.

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