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Por Jorge Andrés Rico Zapata - andresricocp@gmail.com
Después de algún tiempo en que se diera la entrevista de “Juanpis Gónzalez” a Petro, quiero referirme a ésta desde la conexión entre política y humor, porque este tipo de actos humorísticos buscan generar un efecto de control narrativo a la crisis política del mandatario y del país desde la conversación caricaturesca y chabacana. Aunque se conversaran sobre temas que en esencia serían álgidos para el gobernante, noté preparación y aceptación entre entrevistado y entrevistador, para que se dieran abordajes a los temas, pero como siempre, Petro respondiera a su manera, con narrativas sonoras y nada concretas o alienadas a la realidad. Esta entrevista, aportó a ver lo que ya se sabía desde un calmante como lo es el humor.
En comunicación política hay muchas formas para tramitar las crisis conocidas en el poder simbólico o la legitimidad, es más, la psicología de masas tiene mucho que aportar a las formas en que una sociedad puede homogenizarse y cambiar la visión sobre un tema o simplemente hacerlo parte del paisaje de hechos, restándole importancia. El humor produce un cambio que genera moldeamientos o reestructuraciones sobre la percepción que tenga la gente sobre una o diversas situaciones, esto es, en esencia algo importante en la comunicación política, lo cual es, lograr que la opinión pública deje de ver un fenómeno o hecho asociado a la marca política, como una posible amenaza, y el humor es una herramienta que logra esto.
Un ejemplo que se me viene a la mente es: ¿cuál hubiera sido el tono de las respuestas sí no hubiera sido en la línea del humor? Entonces, el humor permite como parte de una estrategia, que se toquen temas difíciles para la marca política, de tal forma que el poder político en este caso pueda decir a la sociedad, “miren que no le tememos a estos temas, porque sí los hablamos”.
No es una crítica ni al personaje humorístico, ni al humor. En este caso, es una reflexión a la habilidad del sector de gobierno, quienes permitieron que se diera este encuentro y conversación desde la comedia en ese momento, permitiendo conectar con la imagen del presidente, como alguien que, ante la sociedad, supo o afrontó los cuestionamientos, pero que, en realidad, no respondió absolutamente nada. Todo fue una cortina de humo y poco sirve hoy para tapar su debilidad de gestión en el gobierno.
Los problemas del país en temas fundamentales siguen aumentando, y desde lo discursivo, el gobierno es muy hábil en llevar a cabo formas para dispersar y tergiversar la realidad. La forma en que se dio la entrevista con “Juanpis González” generó muchos titulares que ya habían sido parte de la agenda mediática y política, pero que en realidad no generan concretamente responsabilidades o aceptaciones por parte de Petro y su equipo.
También el humor es una forma de conversar sobre diferentes temas políticos que de otra manera no tendrían la misma audiencia. Quienes se acercaron a la entrevista, podrán ser parte de quienes siguen el sentido humorístico, pero no el político. Puede generarse desde el humor cierta anestesia a los factores de desestabilidad que puede tener el gobierno, porque lo relevante se queda supeditado al tono jocoso y llamativo del formato humorístico. Sumando a esto, que la sociedad tiene una capacidad de olvido rápido, pero políticamente, para la marca política, estas participaciones generan una idea de venta de transparencia que rentabilizan discursivamente, lo cual ha sido la forma de gobierno en Petro. En política nada se deja al azar y debe generar réditos políticos incluyendo la aparición del político en un show humorístico.