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Columnistas | PUBLICADO EL 16 marzo 2023

Histerismos

Por culpa de la sobre actuación de políticos de todo signo el mundo se vuelve siempre más inestable, cuando su acción debería conducir a todo lo contrario.

Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es

Hace unas semanas escribí sobre el destrozo que Maduro está ocasionando en la Orinoquia respaldado por varios informes independientes de ONGs venezolanas. Es un hecho incontestable a vista de satélite, pero en ningún momento se me ocurriría asegurar que el Apocalipsis nos acecha. Un riesgo que, por cierto, está presente siempre, teniendo en cuenta que habitamos una bola preñada de metales pesados incandescentes y de que solo un milagro atmosférico y la Luna evitan que andemos flotando por ahí como bestias estelares informes, sin posibilidad de aferrarnos a nada.

En junio de 2018, la presunta activista medioambiental Greta Thunberg se hizo eco en un tuit de una charla impartida por un “científico del clima de primer nivel ” en la Universidad de Chicago en el que afirmaba que “el cambio climático acabará con la humanidad a menos que dejemos de usar combustibles fósiles en los próximos cinco años”. Faltan escasos meses y no parece que el mundo vaya a irse al carajo por este motivo, aunque no podemos descartar que por culpa de Putin y de su amigo Xi Jinping estemos más cerca de criar malvas que de cobrar la pensión.

El “ecohisterismo” de la autora del “me robaron mis sueños” a lágrima viva le llevaba a hacerse eco de una parte del discurso pronunciado por el profesor de química atmosférica de Harvard James Anderson. En él, el científico advirtió que el cambio climático está empujando drásticamente a la Tierra de regreso al Eoceno. un período de tiempo de 33 millones de años antes de Cristo, cuando no había hielo en ninguno de los polos. Según el experto, para que el planeta sobreviva, toda la contaminación provocada por los combustibles fósiles tendría que ser eliminada de la atmósfera. Algo que solo sería posible a través de “una transformación de la industria al estilo de la Segunda Guerra Mundial”.

Como toda predicción a más de 48 horas, el riesgo de que no se cumpla es elevado, más aún en el caso de un regreso a 33 millones de años antes de Cristo, año arriba, año abajo. Y como Thunberg es eco histérica pero no tonta pues ha borrado el tuit, con el consiguiente cachondeo global, lo que me hace reflexionar sobre el peligro que tienen todos estos charlatanes del Apocalipsis medioambiental, que hacen más daño a la causa del planeta que otra cosa.

Por culpa de la sobre actuación de políticos de todo signo el mundo se vuelve siempre más inestable, cuando su acción debería conducir a todo lo contrario. Igual pasa con los estómagos agradecidos de los activistas, se dediquen a lo que se dediquen.

Porque sí, la presión de la Humanidad sobre los recursos del planeta es mayor que nunca. No en vano somos más de 8.000 millones. Pero eso no implica que seamos tan anormales como para quemar nuestra casa. ¿Quién pegaría fuego a sus propiedades? No conozco a nadie tan idiota, por pirómano que sea.

Claro que hay balsas enormes de microplásticos. Este pasado verano me dediqué con mis hijos a sacar basura del Mediterráneo a cubos de una de las zonas mejor preservadas de este mar, en la isla de Menorca. Claro que nuestras selvas están cada vez más amenazadas y que más especies están en riesgo de extinción. Pero también tenemos más herramientas que nunca para salir adelante y frenar los atropellos. Por supuesto que hay que denunciar atrocidades y ecocidios como los de Maduro en la Orinoquia, pero sin histerismos que todo lo caricaturizan

Humberto Montero

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