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“Como no estoy casada y no tengo hijos, hagámosle”. Esas fueron mis palabras hace un poco mas de 10 años, cuando desde la comodidad de mi trabajo soñado, estaba considerando fundar Globalista. La internacionalización de las pymes era un concepto probado, un océano azul en el que habíamos trabajado mi socia y yo durante un año. Teníamos un pipeline de 47 proyectos alrededor del mundo, teníamos nuestros ahorros y teníamos la total convicción del valor que estábamos a punto de generar. Sin embargo, el argumento ganador en la disyuntiva eterna sobre si seguir empleada o emprender, fue el hecho de no tener familia. Nace Globalista con dos socias que durante los primeros años le entregaron alma, vida y corazón a esta empresa. No había minuto ni día de la semana que no estuviéramos trabajando. Llegaron mis hijos y con mucho orgullo decía que no tuve licencias de maternidad y que las vacaciones sólo significaron un cambio de lugar. Hoy, a un mes de celebrar el aniversario número 10 de Globalista, hago una reflexión en retrospectiva sobre el emprendimiento femenino: Tiene tanta fuerza como freno.
Tiene fuerza en las ideas y en las ganas. Según el reporte del Global Entrepeneurship Monitor 2020, 1 de cada 5 mujeres latinoamericanas están emprendiendo o ya son emprendedoras. De las empresas registradas en la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia como personas naturales, un 46,2 % fueron constituidas por mujeres. Tiene freno en la sostenibilidad en el tiempo, sólo 2 de 10 emprendimientos sobreviven los primeros 5 años. Tiene fuerza en la planeación y en la estructuración del modelo de negocio, de ahí el mayor porcentaje femenino en aprovechamiento de mentorías empresariales. Como ejemplo, el programa “Empodera” de Innpulsa en su versión 2020 tuvo un porcentaje del 85% de empresas lideradas por mujeres. Tiene freno en la aproximación al riesgo, si bien es cierto que aproximadamente el 50% de las financiaciones aprobadas son de emprendimientos femeninos, éstos son muy inferiores en monto a emprendimientos masculinos.
Pero sobretodo, tiene freno en el crecimiento. El llamado “valle de la muerte” en el emprendimiento femenino es casi una sentencia anticipada. Muchos factores se combinan para esta fórmula de fracaso, siendo los motivos personales el ganador de ellos. Las mujeres emprendedoras deben renunciar a su proyecto en mas casos de los que queremos reconocer. O tienen la barrera del tiempo en el cuidado de su familia, o tienen la barrera de la necesidad imperiosa de unos ingresos estables. Si estamos hablando de emprendimientos femeninos exitosos, hay una brecha enorme en la atracción de capital de riesgo. ¿Por qué? O no confían en las mujeres, o las mujeres no confían en ellas mismas tanto como para hacer un pitch de atracción de inversión. Aun cuando casi todos los organismos de cooperación internacional tienen programas de inversión para mujeres y cada vez hay mas fondos con enfoque exclusivo de género, sólo el 5% de los emprendimientos latinoamericanos que acceden a inversión, son de mujeres (Banco Interamericano de Desarrollo).
¿Cómo levantar el freno? En mi opinión, debería ser en 3 frentes. 1) mas pertinencia y compromiso de las mentorías. Las mentorías deben ser aplicadas, no deben ser puramente académicas, se deben medir por resultados y deben ser comprometidas tanto en la preparación para el crecimiento y la sostenibilidad, como en la atracción de recursos, bien sea de deuda o capital de riesgo. Pensar en mentorías remuneradas por cajas de compensación, los mismos fondos de capital y otros actores. ¿Porque no? Pensar en donación o préstamo de recurso humano en emprendimientos femeninos durante momentos en donde las mujeres necesitan apoyo. ¿Porque no? 2) Más enfoque de base tecnológica, donde el e-commerce tenga un papel protagónico. 3) Más inversión, con un análisis de riesgo enfocado en género, con el objetivo de cerrar la brecha y apostarle al crecimiento.
En retrospectiva, aquella Juliana que fundó Globalista hace 10 años, quisiera ver muchas más mujeres emprendedoras celebrando 10 años de sus negocios. La Juliana de hoy, agradece una familia que ha sido su fuerza y no su freno y espera que muchas mujeres vean en su vida personal el motor necesario para emprender. La invitación, de aceptarla, es que dicho motor no lo frene el sistema, todo lo contrario, que le inyecte gasolina para avanzarDirectora General globalista SAS. Miembro de Women in Conection