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Columnistas | PUBLICADO EL 18 abril 2022

El poder de elegir

Por Luis Hernán Tabares Agudelo
La libertad es también el poder de elegir a nuestros gobernantes, a los que por un tiempo estipulado en la Constitución entregamos nuestro destino.

Por Luis Hernán Tabares Agudelo - redaccion@elcolombiano.com.co

Por Luis Hernán Tabares Agudelo - redaccion@elcolombiano.com.co

Leí en EL COLOMBIANO que “libertad es el poder de elegir si emplear, emplearse o emprender; es poder soñar y trabajar por ese sueño, no depender del Estado ni nada distinto al esfuerzo. La libertad significa independencia, tener posibilidades y poder conectarse con gente brillante y vibrante para generar juntos progreso”.

La Constitución de Colombia reza que toda persona es libre. Nadie puede ser molestado en su persona o familia y la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos estipula que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado.

En efecto, Cesare Beccaria afirma en su libro De los delitos y las penas que las leyes son las condiciones con las que los hombres independientes y aislados se unieron en sociedad, cansados de vivir en un continuo estado de guerra y de gozar de una libertad que les era inútil en la incertidumbre de conservarla. Sacrificaron por eso una parte de ella para gozar la restante en segura tranquilidad. El conjunto de todas estas porciones de libertad, sacrificadas al bien de cada uno, forma la soberanía de una nación, y el soberano es su administrador y legítimo depositario.

De manera similar, Montesquieu afirmó en su libro El espíritu de las Leyes que la libertad política de un ciudadano depende de la tranquilidad de espíritu que nace de la opinión que tiene cada uno de su seguridad. Y para que exista la libertad es necesario que el Gobierno sea tal que ningún ciudadano pueda temer nada del otro.

Y para Platón una persona es libre si sus deseos racionales dominan sobre sus deseos irracionales y determinan sus acciones.

Dado que se acerca la elección de nuestro próximo presidente, los invito a leer un poco sobre lo que pasa hoy en Perú, Cuba, Chile, Nicaragua, Corea del Norte, Rusia y Venezuela cuando al votar no pensaron ni protegieron su libertad. También sobre el analfabetismo a la hora de votar, porque, les confieso, me preocupa mucho lo que se ha vuelto una peligrosa costumbre: recibir 50 mil pesos o un tamal para que le demos nuestro voto muchas veces a ese mismo político que nos carcome.

Para concluir, la libertad es también el poder que tenemos de elegir a nuestros gobernantes. Esos a los que por un tiempo estipulado claramente en la Constitución les entregamos nuestro destino o esa porción de libertad, para que, cuando se vayan, nos dejen mejor de lo que nos encontraron. Por eso debemos estar muy seguros de a quién se la vamos a entregar o depositar para que nos la administre: no sea que pretendan quedarse debido a que tienen un plan de gobierno que necesita más tiempo, que deben reformar la Constitución o que cuatro años no son nada ni les alcanza.

Si quiere más información:

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