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Columnistas | PUBLICADO EL 04 diciembre 2022

El indispensable valor social del sector privado

Nuestra vida no podría funcionar sin las empresas, que producen y entregan la gran mayoría de los bienes y servicios que permiten nuestra existencia

Por David Escobar Arango* - david.escobar@comfama.com.co

Querido Gabriel,

Últimamente he estado en varias conversaciones donde se repiten expresiones como estas: “El sector privado no es tan relevante en este momento”. “El sector empresarial es solamente un interlocutor más”. “Empresa, empresario y negocio son palabras no muy bien recibidas en Bogotá por estas épocas”. No paro de pensar en esto, no solo por la importancia del sector privado, entendido en un sentido amplio que incluye las instituciones privadas sin ánimo de lucro, para el desarrollo de un país, sino por la necesidad urgente de más liderazgo empresarial, ojalá bondadoso, empático, vocal y con trascendencia más allá de lo económico, hacia lo social y lo político.

La definición más simple de un sistema la aprendí de un profesor de ingeniería: “Un sistema es una mesa de tres patas, si le falta alguna, se cae”. El sistema social no puede prescindir de las empresas e instituciones privadas. ¿Hablamos de lo mucho que las necesitamos para construir el futuro de Colombia? Conversemos de sus diversas formas, expliquemos por qué nos incluye a todos, valoremos su papel en la construcción de sociedad y busquemos conectarlo con los procesos de cambio de la Colombia contemporánea.

Nada que genere más valor público que el sector privado. Nuestra vida no podría funcionar sin las empresas, que producen y entregan la gran mayoría de los bienes y servicios que permiten nuestra existencia. 95 de cada 100 empleos en Colombia los genera el sector privado, así como el 78 % de la generación de energía, 9 de cada 10 camas hospitalarias surgen de la inversión empresarial y de las entidades sin ánimo de lucro (también privadas) y 5 de cada 10 cupos universitarios los ofrecen las universidades privadas.

Las empresas contienen virtudes fundamentales para una sociedad. Saben trabajar colectivamente porque el capitalismo es, ante todo, un sistema que facilita la cooperación humana. Son grandes ejecutoras; la señora Mazzucato, tan citada recientemente, explica cómo la visión y la inversión pública, sumadas con la innovación, el espíritu práctico y la gerencia empresarial, son capaces de llevar a buen suceso misiones transformadoras de un país.

Las empresas colombianas, además, son altruistas; han sido parte de la creación de infinidad de instituciones que hoy son fundamentales, como las cajas de compensación, las cámaras de comercio, los gremios, los sindicatos, las fundaciones y las Pro que en buena hora emergen en varias regiones del país siguiendo el ejemplo de nuestra querida Proantioquia.

Por favor no me malentiendas, no pretendo poner a las empresas por encima de la gente, del sector social, de la academia o del Estado, recuerda la idea de sistema. El sector privado existe para construir valor social y natural, para que nuestra sociedad garantice la dignidad humana ¡igual que los buenos ciudadanos y los demás sectores e instituciones! Lo que quiero resaltar es que las empresas tienen que ser parte de la construcción de país, sean quienes sean los gobernantes del momento.

Pensemos en una orquesta que necesita, para sonar perfectamente, todos sus instrumentos y sus mejores músicos. Ningún sector, actor social ni ser humano es irrelevante. Por eso te propongo que provoquemos la tertulia con esta pregunta: ¿Cómo acercamos y generamos conversación y escucha mutua entre el Gobierno Nacional y el sector privado en todas sus versiones? Si lo logramos, la salud, la educación, el empleo y los colombianos del futuro nos lo agradecerán.* Director de Comfama.

David Escobar Arango

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