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Por Sofía Gil Sánchez - @sofiagilsanchez
El riesgo de elegir como mandatario a una persona con un recorrido político camaleónico pasó de ser un secreto a voces a una lección aprendida. Sin embargo, poco avisaron de la catástrofe que se avecinaba en caso de que la capacidad de adaptación y camuflaje del político se extendiera a su personalidad. Daniel Quintero no solo ha sido parte de cinco partidos, sino que, en poco más de tres años, ha transformado su imagen a conveniencia.
Los medellinenses han sido testigos de todas sus facetas –menos la de alcalde–: origen de estrato bajo, empresario exitoso, víctima de persecuciones, redentor, líder de una feria de contratos familiares, rebelde, mago en desviar la atención de la opinión pública, artista del espectáculo y, en su versión actualizada, escapista.
Los rumores acerca de los trámites por parte del alcalde y su familia para salir de la ciudad una vez termine su mandato se han intensificado. La realidad es que gracias a las finanzas de la ciudad: un presupuesto en los cuatros años de $28,5 billones, el monto de transferencias de EPM más alto en su historia con más de $6,3 billones, la aprobación de vigencias futuras por $3,1 billones, sus opciones de retiro son infinitas.
Para ellos, bastaría tomar los $1.200 millones de sobrecostos en la contratación de paquetes alimentarios de Buen Comienzo para buscar un verdadero futuro en Panamá. Invertir los $15.756 millones aprobados para la adecuación de la Unidad Hospitalaria Santa Cruz en un retiro a México, o utilizar sus habilidades financieras para salir de Latinoamérica hacia Estados Unidos a través de los $87.016 millones aprobados por vigencias futuras para la implementación del Programa de Alimentación Escolar que no se ejecutó, pues 111.000 estudiantes asisten a clases sin recibir sus raciones alimentarias diarias.
Los Quintero Osorio pueden darse el lujo de soñar en grande y saltar de continente con el apoyo de los $83.800 millones destinados al fortalecimiento de la infraestructura de Metrosalud que nunca llegaron a los 118.000 ciudadanos que no pueden acceder por la intermitencia de sus servicios. Incluso su jubilación en Europa estaría a cargo de los $157.067 millones que ganaron al no robustecer los ambientes para la atención de Buen Comienzo, dejando de atender a 30.135 niños y, en caso de emergencia, utilizar los $155.247 millones que solían ser para la adecuación de los establecimientos educativos oficiales y que no modificaron la cifra de 300.000 alumnos afectados por las 397 instituciones educativas oficiales que requerían mantenimiento. Por lo menos la educación de las generaciones futuras de su familia está cubierta con los $64.500 millones para los escenarios deportivos y recreativos que dejaron 300.000 personas afectadas por el deterioro de 780 de los mismos.
El que pronto será un oscuro pasado para Medellín, podrá mudarse al continente que tanto disfrutó en vacaciones y vivir como un jeque en Dubái con las vigencias futuras aprobadas para la cárcel de sindicados por más de un billón de pesos.
Los ciudadanos y, ojalá algún día la justicia, les cobrarán a Daniel Quintero y a su esposa, Diana Osorio, haber tomado la Administración Distrital como agencia de viajes. Medellín pasará de tener un pésimo dirigente con graves delirios de heredero a un alcalde en fuga.