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Columnistas | PUBLICADO EL 07 mayo 2023

Actuar por lo vivo: regenerar la palabra

En algún momento los occidentales mandamos a Dios para el cielo y nos quedamos solos. La resacralización de lo vivo puede ser el primer paso hacia nuestro siguiente escalón evolutivo.

  • Actuar por lo vivo: regenerar la palabra
  • Actuar por lo vivo: regenerar la palabra
Por David Escobar Arango* - david.escobar@comfama.com.co

Querido Gabriel,

“¿Qué debemos regenerar?”, preguntó el poeta Hugo Jamioy en la charla con el antropólogo Arturo Escobar para la apertura del festival Actuar por lo Vivo. “La Tierra sola se regenera, si la dejamos”, sentenció. “Nosotros debemos regenerar la palabra. Comenzar por el pensamiento, luego la palabra y finalmente la actitud, la acción”. “Pronunciar una palabra es sembrar una semilla”, agregó.

Conversemos sobre la regeneración del planeta partiendo de la perspectiva espiritual. Quizás un salto de consciencia sea necesario, al menos entre una masa crítica de personas, para poder salir del berenjenal político y de tantos dilemas morales y prácticos. Necesitamos una acción decidida y suficientemente rápida que pueda detener el cambio climático y el deterioro de los ecosistemas que terminarían con nuestra civilización e incluso con la especie humana.

Sin embargo, vivimos en una época en la que los asuntos de mayor importancia terminan atrancados en medio de extremos ideológicos. Con cada persona y grupo metidos en sus burbujas la tarea de reformar las democracias y de gobernar el mundo se ha tornado cada vez más compleja, lenta y pugnaz. Los empresarios se quejan de los ambientalistas, fanáticos y hasta terroristas, les dicen. Los activistas ambientales no pueden ver a los empresarios, ambiciosos y brutos, los imprecan. Los académicos hablan ante un público que no quiere cambiar. Los políticos, al vaivén de las aguas de la opinión, parecen incapaces de proponer una visión, liderar acuerdos y encontrar puntos comunes.

Por eso, Actuar por lo vivo convoca a científicos, líderes sociales y gubernamentales, empresarios, academia y artistas para que reconozcamos que estamos hablando de la supervivencia humana y del posible final del más bello y diverso planeta conocido. Como todo buen evento cultural, activamos conversaciones para generar reflexiones, detonar preguntas, inspirar y, por qué no, incomodar.

“Todo lo que nuestras manos palpan / tiene espíritu”, Arturo leyó estos versos de Hugo para comenzar su intervención. En algún momento los occidentales mandamos a Dios para el cielo y nos quedamos solos, nos creímos el cuento de que la naturaleza está compuesta de objetos inertes, sin valor espiritual ni consciencia. La resacralización de lo vivo puede ser el primer paso hacia nuestro siguiente escalón evolutivo.

Además, perdimos la noción, tan intuitiva para los niños, de interdependencia. La Tierra es un sistema compuesto de sistemas conectados entre sí. Poco somos como individuos aislados, pero mucho significa nuestra vida dentro de comunidades y ecosistemas. Aceptar que las personas somos naturaleza y que, como dice Thich Nhat Hanh, intersomos, nos sintonizará con el universo, dejaremos la dualidad de nosotros versus ellos, de lo humano versus lo natural.

“¿Y si el cuidado guiara el mundo?”, dijo Arturo. ¿Qué tal si hablamos de una democracia que reconozca todas las voces, que sean una larga conversación entre universos, pluriversos? Una democracia que no niegue la individualidad pero que abrace lo que nos une, en la que “encontremos en lo colectivo una razón de ser”, complementó Hugo.

Hagamos esa tertulia que, como las mejores conversaciones, quedará empezada. Comencemos por la sacralización de la naturaleza , luego recordemos que intersomos. “La contemplación es sabernos en relación”, como dijo Jamioy. Al final leamos, para inspirarnos, su más conocido poema: “Bonito debes pensar, / luego, bonito debes hablar / ahora, ya mismo, / bonito empieza a hacer”.

David Escobar Arango

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