La coyuntura de desabastecimiento energético ha puesto sobre la mesa la discusión sobre qué pasará con el suministro de gas más allá de 2026.
En un contexto en el que las importaciones gasíferas vienen al alza y podrían seguir creciendo a partir del próximo, cabe revisar el impacto en el consumidor final.
Una investigación llevada a cabo por Sergio Cabrales y Juan Benavides, investigadores adjuntos de Fedesarrollo en temas energéticos concluyó que, en caso de que la mitad de la oferta de gas en Colombia se supla con importaciones, el alza en las tarifas de gas de cinco ciudades principales del país (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga) podría alcanzar hasta 45,8%.
En un escenario menos optimista, en el que el país tenga que recurrir en su totalidad a las importaciones en el futuro cercano, las tarifas se incrementarían hasta 91,5%. Un mayor costo del gas importado frente al de producción nacional, sumado a la insuficiencia en los proyectos de infraestructura de transporte son las principales razones.
Las proyecciones de los analistas tomaron como punto de partida el detrimento de los últimos 10 años de las reservas de gas, paralelo al crecimiento en las importaciones del recurso energético desde dos mercados principales, Estados Unidos y Trinidad y Tobago.
Datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos dan cuenta de una caída de 2.135 giga pies cúbico desde 2013 a 2023 (5.508 giga pies cúbicos diarios vs. 2.323), representa una caída en la producción de 43% en una década.
Los analistas detallan que la baja en la producción se ha debido a puntos como el bajo factor de éxito de las perforaciones, los nulos incentivos a nuevas inversiones junto con un entorno regulatorio poco atractivo.
Agregaron que el aumento en la participación del estado en los ingresos petroleros, que ha desincentivado la llegada de nuevas inversiones y generado salidas de empresas de hidrocarburos como ExxonMobil, Shell, Repsol, ConocoPhillips, Chevron y BP. Conocido como ‘government take’, la tajada del Gobierno en los ingresos generados por las actividades extractivas, pasó de 63% a 80% con la reforma tributaria de 2022.
A esto se le suma el freno en la actividad exploratorio producto de la política gubernamental enfocada en la transición energética. Mientras que entre 2010 y 2014 se perforaban entre 110 y 130 pozos anualmente, la cifra cayó a 34 el año pasado. Esto se ha visto reflejado en mayor complejidad en los trámites de licencias ambientales y un entorno regulatorio que prolonga los plazos de ejecución que redunda en pérdida de rentabilidad de los proyectos.
Otras variables del mercado del gas
Del lado de las importaciones, desde el cierre de 2024, el gas que llega desde al exterior a Spec (única regasificadora actualmente) también ha sido empleado para el sector eléctrico en pro de cubrir la demanda esencial, que incluye la demanda residencial, comercial, gas natural vehicular, refinerías y estaciones compresoras. En 2024, del total de la oferta gasífera nacional, 23,8% provino de importaciones frente a 8,1% del año pasado.
Los investigadores destacan que la creciente dependencia de las importaciones derivará en tarifas del servicio de gas más altas en razón de que traerlo desde el exterior sería representa un precio por molécula de gas hasta tres veces más altos.
A manera de explicación, la tarifa de gas de uso residencial, conocida como costo unitario de prestación (CU), se compone del producto entre el consumo en metros cúbicos y el costo unitario variable (CUV). Este CUV a su vez se compone del costo de la molécula de gas (G), más el transporte (T) y la distribución (D).
Si Bogotá, por ejemplo, empezara a depender exclusivamente de la importación de gas vería un incremento de 89,3% en el factor G del costo del gas importado (US$17,07 frente a US$10 promedio del nacional) y T por la necesidad de traer el recurso desde la regasificadora de Cartagena y no desde los pozos en los Llanos Orientales. Si solo fuera 50% de importaciones sería de 44,6%.
Bucaramanga asumiría los mayores incrementos en tanto que la infraestructura de transporte de gas es deficiente. Se reflejarían aumentos de 45,8% con dependencia parcial y de 91,5% con dependencia total. Luz Stella Murgas, presidente de Naturgas, que una de las obras más relevantes para mejorar el transporte gasífera es concretar la bidireccionalidad Barranquilla Ballena (en Manaure, La Guajira).
Concretar esta propuesta implicaría la conexión del gas importado desde Cartagena pueda hacer su tránsito punto de interconexión del sistema de transporte de Promigas con el del interior del país.
“Colombia no podrá recuperar su autosuficiencia en gas natural sin la suscripción de nuevos contratos de exploración, un aumento significativo en la perforación de pozos y condiciones atractivas que estimulen la inversión en el sector de hidrocarburos”, concluyeron los analistas.