El mercado del café vive una escalada sin precedentes. Las ventas futuras del grano arábigo, preferido por marcas como Illy y Starbucks, han duplicado su valor en el último año y cotizan por encima de los US$4 la libra en la Bolsa de Nueva York.
Desde el 22 de enero, la cotización en la Bolsa de Nueva York se ha mantenido por encima de los US$3,40 por libra, alcanzando un pico de US$4,21 en la jornada de este lunes 10 de febrero.
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Y ni hablar del precio interno de la carga de café en Colombia, en donde ha consolidado una tendencia alcista que ha favorecido a los productores. Por ejemplo, al cierre de la jornada de este 10 de febrero, el precio interno de referencia marcó un récord de $3.360.000.
Esta situación se debe a una combinación de factores, siendo el más crítico la incertidumbre sobre la oferta en Brasil, el mayor productor mundial, que enfrenta problemas climáticos que podrían afectar su próxima cosecha.
Cabe recordar que el valor de referencia de la carga en Colombia depende de tres factores clave: la cotización en bolsa, la tasa de cambio—que sigue por encima de los $4.000—y el diferencial, que tiende a estrecharse con precios internacionales tan altos.
¿Cuánto subirán los precios del café para el consumidor?
El presidente de Illycaffè, Andrea Illy, advirtió a Bloomberg que el reciente repunte podría llevar a aumentos del 20% al 25% en los precios minoristas en los próximos meses. Es decir, que el tinto o la bolsa del grano que usted compra en su tienda de café favorita podría subir de precio.
La subida ya está afectando la demanda en mercados clave y comienza a frenar el crecimiento del consumo en economías emergentes. Según Illy, el mercado “navega a ciegas” debido a la falta de información sobre el suministro disponible.
En ese orden, el precio del café ha sido impulsado por la reducción en la producción mundial, especialmente en Brasil y Vietnam, que han sufrido eventos climáticos adversos.
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Los inventarios globales han disminuido, generando una mayor competencia por el grano disponible. La incertidumbre ha hecho que compradores estén dispuestos a pagar precios más altos por el “café a la vista”, es decir, el que está disponible para entrega inmediata.
Por otra parte, sobre el impacto en el consumo interno, Gustavo Gómez, presidente de Asoexport, señala que el café es un producto elástico y sensible al precio.
“Los tostadores no pueden simplemente triplicar el precio de la libra de café de la noche a la mañana, aunque la carga de café se haya triplicado. En muchos casos, han tenido que absorber una parte de ese incremento y optimizar procesos para mantener precios razonables”.
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Aun así, la sostenibilidad de esta estrategia es incierta. “Ya estamos por encima de los 4 dólares por libra, que es tres veces el precio normal, y habrá que ver hasta qué punto los tostadores pueden seguir absorbiendo el impacto sin trasladarlo al consumidor”, advierte.
Ganadores y perdedores de la subida del café
Ante la pregunta: ¿quiénes ganan y quiénes pierden con la disparada del precio del café? El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Germán Bahamón, señala que las 557.000 familias cafeteras de Colombia son las principales beneficiadas.
Con precios récord, “los productores pueden obtener mejores ingresos por su cosecha”. La Federación Nacional de Cafeteros ha destacado que este aumento es una noticia positiva para la reactivación económica del sector.
Sin embargo, el impacto en el consumidor es evidente. Si los precios continúan subiendo, podría haber una reducción en el consumo global de café. Además, los tostadores y comercializadores que dependen de precios estables podrían verse obligados a subir sus tarifas o reducir márgenes.
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Eduardo Valeriano, CEO de Café Valeriano’s, advierte que los grandes intermediarios son quienes más se benefician al tener la capacidad de almacenar café y controlar la oferta para influir en los precios.
Según Gómez, el efecto más visible ha sido el incremento de la carga por encima de los $3 millones, algo nunca antes visto. Sin embargo, advierte que, a nivel de costos de producción, “el único factor que realmente puede verse afectado por este aumento es la mano de obra. No hay un estándar fijo para definir cuánto se paga a los recolectores, ya que esto depende de acuerdos directos entre los productores y los trabajadores”, explica.
En contraste, otros costos, como insumos y logística, han permanecido relativamente estables.
¿Cómo afecta la subida del precio del café al mercado interno?
En Colombia, el consumo de café ha crecido un 4,4% en el último año, alcanzando los 2,2 millones de sacos.
A pesar de los altos precios internacionales, la Federación Nacional de Cafeteros ha aclarado que esto no afecta directamente al Fondo Nacional del Café, el cual se financia con aportes de los mismos cafeteros.
El futuro del mercado sigue siendo incierto. Expertos como Gustavo Gómez, presidente de Asoexport, advierten que, si Brasil no se recupera y las lluvias no vuelven, el precio del café podría seguir en ascenso. Actualmente, la demanda sigue siendo mayor que la oferta, lo que mantiene la presión sobre los precios.
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Mientras tanto, Colombia ha presentado un crecimiento en su producción cafetera, con un aumento del 26% en 2024 y un 41% en enero de 2025 respecto al mismo mes del año anterior.
A pesar de este panorama positivo, el sector deberá prepararse para un mercado volátil, donde la oferta y la demanda marcarán el rumbo del grano más consumido del mundo.
El verdadero impacto del alza del precio del café
“El alza del precio internacional del café ha tenido un impacto directo en los costos y en la comercialización local”, explica Juan Pablo Villota Leyva, director de Café San Alberto, quien recuerda que este año arrancó con una subida generalizada en los precios debido al IPC, pero, más allá de eso, casi todo ha aumentado.
“El alza del salario mínimo en un 11,5% y el incremento en el auxilio de transporte han generado un efecto dominó en toda la cadena productiva del café”, señala.
Según Villota, el alto precio internacional ha dado pie para que muchos proveedores y prestadores de servicios suban sus tarifas.
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“Muchos argumentan que, si el café está caro, ellos también deben participar de ese incremento. Esto se ha traducido en un aumento en el costo de la alimentación, el transporte en los municipios y, sobre todo, la mano de obra. Hoy en día, los trabajadores del campo están exigiendo mejores salarios, lo que encarece aún más la producción”, dice el experto en café.
Pese al optimismo que genera un buen precio para los caficultores, Villota advierte que hay que ser cautelosos.
“Este precio responde en gran parte a un pronóstico de menor oferta en los países productores, lo que ha generado nerviosismo en el mercado. Sin embargo, aunque el precio esté alto, no significa que todos los cafeteros estén vendiendo toneladas de café, porque la realidad es que no hay tanta cosecha como quisiéramos”, explica.
Otro punto clave es la calidad del café. “Aquí hay una preocupación grande. Cuando el precio de venta es alto, algunos productores pueden verse tentados a bajar el esfuerzo en calidad. Cultivar café especial es mucho más costoso y complejo que producir café estándar”.
Agrega: “Nos preocupa que algunos agricultores opten por reducir la inversión y el esfuerzo en cafés de alta calidad, simplemente porque el precio actual les resulta suficiente. En San Alberto seguimos comprometidos con la calidad, pero no me sorprendería que en algunos casos veamos un retroceso en la oferta de cafés especiales en el país”, señala Villota.
Sobre el impacto en el consumo, Villota destaca que tanto en el mercado interno como externo hay incertidumbre. “El consumidor internacional está esperando a ver si esta alza se mantiene o si es un pico temporal. En Colombia, muchos tostadores están en la misma situación: cautelosos, observando el comportamiento del mercado antes de tomar decisiones”.
El gran dilema es si el consumidor pagará más o buscará alternativas más económicas. “Si a un cliente estratégico de una marca de café le suben demasiado el precio, podría optar por un producto de menor calidad para mantener su presupuesto”.
Indicó que lo mismo sucede en los hogares: si una bolsa de café sube un 15% o 20%, muchas familias podrían cambiarse a una marca más estándar. “Esto afectaría el consumo de cafés especiales”, advierte Villota.
Finalmente, alerta sobre un fenómeno preocupante: “Las marcas tostadoras, al ver que el precio del café está tan alto, podrían optar por comprar granos de menor calidad para no subir tanto los precios al consumidor”
Es decir, por todos lados se podría ver una leve reducción en la calidad del café que llega al consumidor final, ya sea porque los compradores buscan opciones más baratas o porque los productores y tostadores ajustan sus mezclas para no perder rentabilidad.
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