Foro: Los inversionistas en los bonos de impacto social en Colombia. Foto: EL COLOMBIANO
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Foro: Los inversionistas en los bonos de impacto social en Colombia. Foto: EL COLOMBIANO
Estas son las conclusiones del foro “Los inversionistas en los bonos de impacto social en Colombia”, organizado por EL COLOMBIANO en alianza con el programa SIBs.CO, Fundación Corona, el BID Lab y SECO, de la Embajada Suiza en Colombia.
Ayer se lanzó el caso de estudio de Los Inversionistas de los Bonos de Impacto Social realizado por el Centro de Gerencia y Empresa de la Universidad Eafit. Este estudio está disponible en la página Sibs.co y se discutió en el foro de ayer en las instalaciones de esta casa editorial. Ayer, EL COLOMBIANO, en alianza con el programa SIBs.CO, conversaron con los diferentes inversionistas acerca del panorama del ecosistema de inversión de impacto, de las oportunidades que tienen los inversionistas interesados en este tipo de productos y sobre el futuro que le espera a Colombia en Pago por Resultados.
Luego de seis años desde que se lanzó por primera vez este instrumento en el país, se pudieron conocer los testimonios, las motivaciones, las experiencias y las lecciones aprendidas de algunos de los inversionistas.
Tal como lo explicó en la introducción del evento María Paulina Gómez, líder del programa SIBs.CO, este programa inició su desarrollo en 2016 gracias a la cofinanciación de la Cooperación Económica y de Desarrollo de la Embajada de Suiza y el BID Lab, del Banco Interamericano de Desarrollo, y la ejecución de la Fundación Corona. El programa ha tenido importantes aliados, como Corporación Inversor e Instiglio.
En estos seis años el programa se ha encargado “de promover la innovación para cambiar la mentalidad de nuestra sociedad en la forma cómo entendemos y resolvemos los problemas, y cómo invertimos los recursos de una manera más eficiente y efectiva de modo que estos lleguen a las personas que más lo necesitan”, dijo la líder de SIBs.CO.
En este tiempo se han realizado cuatro Bonos de Impacto Social, un mecanismo que busca pagar por resultados y atar la financiación de programas sociales, a la obtención de resultados concretos, medibles y verificables, en palabras de Gómez.
El balance a la fecha ha sido positivo, demostrando el gran potencial que tiene el país, con un impacto concreto en la población vulnerable que ha accedido y permanecido en un empleo formal.
En total han participado 14 inversionistas y 9 proveedores de servicio del sector privado, en tanto que, desde lo público, la cooperación internacional y el Gobierno nacional han desembolsado recursos por el pago por resultados, cambiando la vida de miles de personas que se han vinculado al mercado laboral.
¿Qué motiva a los inversionistas?
En el marco del foro, la Universidad Eafit compartió los resultados de un estudio en el que se indagó por las motivaciones que han tenido los inversionistas para vincularse a la construcción del ecosistema de Bonos de Impacto Social en el país.
Judith Vergara, directora de Educación Ejecutiva de Eafit, comentó que luego de entrevistar a 14 inversionistas, de realizar grupos focales con participantes del programa, de revisar otros estudios y de analizar casos de éxito, encontraron hallazgos como los siguientes:
1. La motivación principal de los inversionistas es generar impacto social y lo anteponen a la obtención de rendimientos financieros.
2. Movilizar recursos con instrumentos financieros innovadores es otro de los atractivos, dado que esto genera ganancias para todos los integrantes del ecosistema, entre ellos las personas más necesitadas.
César Rodríguez, director ejecutivo de la Corporación Inversor, una de las firmas inversionistas que se ha vinculado al programa SIBs.CO, recordó que hace una década, cuando se vincularon con las inversiones de impacto, este ecosistema recién se estaba desarrollando en el mundo y a Colombia arribó en 2016. En ese momento era una innovación social única en el país, de la que se conocía poco.
“El primer grupo de inversionistas tenía una visión clara respecto a la necesidad y la importancia que este ecosistema tenía; además, tener como aliados al BID Lab y la Cooperación Suiza daba confianza. Nuestro interés como inversionista era generar las bases que permitieran que el mecanismo surgiera”, afirmó Rodríguez, quien celebró que, tras cuatro bonos acumulados, se hayan recaudado más de $20.000 millones y generado más de 5.000 empleos.
Por su parte, Andrés Bello, director de Emprendimiento de la Fundación Bolívar Davivienda, uno de los inversionistas ancla (junto a Fundación Corona y Fundación Santodomingo) contó que entre las motivaciones que encontraron para unirse al programa fue que, como entidad donante, buscan hacerlo en iniciativas que generen impacto social.
“Este instrumento era atractivo, permitía reutilizar recursos y reinvertirlos en proyectos. Nos interesa encontrar problemas sociales de la comunidad y ayudar a solucionarlos, y los sectores donde se colocan los bonos eran complejos, ya que vinculan temas de empleabilidad y de poblaciones vulnerables que no son fáciles de gestionar, por sobrecostos, falta de métricas y de impacto claro”, aseguró Bello.
En su concepto, SIBs.CO ofrece la posibilidad de medir cuánto cuesta colocar un empleo e implementar buenas prácticas, lo cual ayuda a que entidades como la Fundación Bolívar Davivienda tome mejores decisiones de inversión.
Un impacto clave en una época compleja
La ejecución del mecanismo de Bonos de Impacto Social en Colombia coincidió en 2020 con la pandemia, lo cual, según María Isabel Pérez, directora ejecutiva de la Corporación Mundial de la Mujer, fue clave porque generó un impacto social en una época en la cual se necesitaba apoyar a las poblaciones más vulnerables a conseguir y mantener su empleo.
“Al vincularnos al programa vimos la oportunidad de ejercer una de nuestras líneas estratégicas, que es incidir en el desarrollo de comunidades en contextos difíciles. Por eso participamos en el segundo bono, porque cumplía con lo que queríamos: aprender cómo se hacía para generar empleo y formar a las personas para su empleabilidad”, mencionó Pérez.
La directora señaló que la experiencia fue positiva y aunque por la pandemia pensaron que sería difícil recuperar la inversión, salieron adelante y alcanzaron un punto de equilibrio con el que si bien la utilidad fue pequeña, pero lograron su principal objetivo de generar un impacto social que los llevó a considerar la opción de invertir en otro bono.
En el mismo sentido se pronunció María Isabel Palomino, responsable de Empleo con Propósito de Comfama, caja de compensación en Antioquia que ha ejercido en el programa como inversionista y como operadora de bono, poniendo al servicio de este su capacidad instalada como agencia de empleo.
En concepto de Palomino, la confianza ha jugado un papel clave en la motivación que encuentran los inversionistas para unirse a SIBs.CO, ya que muchos de ellos han sido aliados en otros frentes y eso les permite sumar voluntades para hacer posible el desarrollo de este mecanismo, el cual ha demostrado tener una incidencia relevante en la generación de empleo y de beneficios para todas las partes vinculadas.
“Pensar fuera de la caja nos lleva lejos”
En el segundo turno del foro, María Elvira Tamayo, gerente general de NAB Colombia, fue la moderadora de este espacio en el que las fundaciones Plan International y Juanfe compartieron sus experiencias, marcadas por acudir a iniciativas no convencionales para obtener los recursos que les permitieran unirse como inversionistas del programa.
Melissa Romero, subdirectora operativa de la Fundación Juanfe en Medellín, explicó que al ser una organización sin ánimo de lucro, no contaban con los recursos que se requerían para hacer parte del mecanismo. Por tanto, tras explorar algunas posibilidades, decidieron unirse a la plataforma A2censo, el ecosistema de inversión y financiación de la Bolsa de Valores de Colombia.
Esto les implicó hacer algunos cambios estatutarios en la entidad, pero finalmente se vincularon a la plataforma y pudieron obtener los recursos por intermedio de una campaña de recaudo de recursos en la que les prometieron a los inversionistas interesados un 85% de rentabilidad a un año: la meta era conseguir $300 millones y lo lograron en cuatro minutos.
“Era un préstamo, un riesgo, pero confiábamos en que no íbamos a fallar”, dijo Romero.
Así mismo, Pamela Escobar, directora de Cooperación y Relaciones Institucionales de la Fundación Plan International, dijo que, en su caso, buscaron los recursos por medio de la confederación a la cual pertenece la entidad, presente en 80 países, y los encontraron en la oficina de Dinamarca.
Esto los llevó a explicar en esas latitudes en qué consistía el mecanismo y por qué era valioso su apoyo. “La experiencia ha sido maravillosa, pues nos ayudó a entender que, como organización, no solo podemos volcarnos a donar en proyectos y traer recursos bajo esquemas tradicionales de movilización, sino que los podemos invertir manteniendo un impacto social bajo una perspectiva de rentabilidad. Para las ONG esto suele ser un tabú, porque se tiende a pensar que solo están para solucionar problemas, pero también tenemos el reto de sobrevivir financieramente”, concluyó Escobar.
Lo anterior, en palabras de la moderadora María Elvira Tamayo, fue el colofón perfecto para enviar el mensaje de que “pensar fuera de la caja nos lleva lejos”.