Una pareja de disidentes de las Farc, a la que el Estado capturó una vez y luego dejó en libertad, se ha convertido en el azote de los pobladores de Guaviare, Meta y Caquetá, sembrando más dudas sobre la efectividad de las mesas de conversaciones que mantiene el Gobierno en aras de su cuestionado proyecto de “paz total”.
Se trata de Alexánder Díaz Mendoza (“Calarcá”), el máximo comandante de la organización denominada Estado Mayor de los Bloques y Frente (EMBF); y de su novia Diana Carolina Rey Rodríguez (“Érika Castro”), cabecilla del bloque Jorge Briceño de ese grupo.
Su romance salió a la luz pública durante los acercamientos de paz, en octubre de 2023, cuando “Calarcá” tomó la decisión de separarse del Estado Mayor Central (EMC), la disidencia fariana que dirigía su exjefe Néstor Gregorio Vera (“Iván Mordisco”).
Díaz Mendoza se fue del EMC con cerca del 60% de los combatientes, conservando frentes de guerra en Norte de Santander, Arauca, Antioquia, Guaviare, Meta, Cesar, Bolívar, Casanare, Vaupés y Venezuela. En esa decisión, fue clave la participación de “Érika Castro”, según fuentes de Inteligencia Militar.
A diferencia de “Iván Mordisco”, que no ha cesado sus ataques terroristas contra el Gobierno, “Calarcá” le pidió a la Casa de Nariño continuar con los acercamientos de paz; sin embargo, pese a los compromisos adquiridos en la mesa de diálogos, tanto él como “Érika Castro” terminaron involucrados en dos de los incidentes que más han golpeado la credibilidad de la opinión pública en la “paz total”.
El primero fue la polémica caravana de camionetas de la Unidad Nacional de Protección, que transportaba a 13 miembros del EMBF y fue interceptada en un puesto de control del Ejército en una vía de Santo Domingo, Antioquia, el 23 de julio de 2024.
Los disidentes, que iban para una reunión con delegados de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, aprovecharon el aventón para transportar a un adolescente víctima de reclutamiento forzado, armas sin salvoconducto, oro y dinero en efectivo.
Entre los detenidos estuvieron “Calarcá” y “Érika Castro”, pero gracias a la presión ejercida por la Casa de Nariño y una resolución de la fiscal General, Luz Adriana Camargo, fueron dejados en libertad, reconociendo su condición de negociadores de paz.
El segundo hecho fue una emboscada contra un pelotón del Ejército, el 27 de abril de 2025, en inmediaciones de un sector rural conocido como Guanapalo, en Guaviare. Allí fueron asesinados siete militares y seis quedaron heridos, en una acción ejecutada por integrantes del bloque Jorge Briceño, la estructura del EMBF que lideran “Calarcá” y su novia.
Justo dos días antes, el presidente Gustavo Petro había extendido el cese el fuego con esa organización, lo que fue cuestionado por la ciudadanía luego de la masacre.
“Calarcá” se apresuró a decir que se trató de un error, que sus unidades confundieron a la tropa con enemigos de “Iván Mordisco”. La tregua con las Fuerzas Militares estuvo en vilo, pero nuevamente el Gobierno lo favoreció, eligiendo continuar la mesa de paz.