Colectora es uno de los proyectos estratégicos más importantes del sector energético. Será una línea de transmisión que conectará las energías renovables proyectadas de La Guajira con el sistema interconectado que permite la distribución al resto del país.
Pese a las largas demoras para lograr los acuerdos con las 235 comunidades indígenas que están ubicados en las cercanías del proyecto, ahora la preocupación es que, como están las cosas, la línea Colectora esté en funcionamiento, pero no haya energía para transportar.
Esto porque proyectos como el parque eólico Windpeshi, que iba a construir Enel, fracasó sin obtener licencia ambiental; e incluso Celsia ha dirigido parte de la inversión que pensaba realizar en La Guajira a Perú, porque los trámites están tan demorados que se está perdiendo plata.
Las trabas son muchas, pero hay dos principales, los acuerdos con las comunidades indígenas y el cumplimiento de los requisitos ambientales.
EL COLOMBIANO conversó con Fredy Zuleta, gerente general de Enlaza, la empresa de transmisión de energía del Grupo de Energía de Bogotá (GEB) que cumple un año por estos días y que es la responsable de la construcción de Colectora.
Zuleta no quiso culpar a las comunidades wayúu, pues gran parte de la responsabilidad recae en el Estado.
“De 235 comunidades no tuvimos que cerrar con test de proporcionalidad, llegamos a acuerdos amistosos de mutuo consenso con todas. Creo que la dificultad radica en otras cosas”, señaló Zuleta.
El directivo contó que le presentaron al Ministerio del Interior, en el gobierno anterior, una solicitud para que les dijera cuáles comunidades estaban en el área del proyecto, esa respuesta se demoró más de un año y resultaron 235, cuando se suponía que eran 130.
Eso da que, en promedio, hay una comunidad cada 500 metros y con conflictos históricos entre ellas que dificultaba la negociación.
“El ministerio no tenía un censo exhaustivo y eso retrasó mucho el proceso”, detalló. Pero, además, una normativa no permitió agrupar a varias comunidades indígenas en un mismo acuerdo, sino que Enlaza tuvo que negociar con cada una por su lado.
Y a todo eso se sumó la pandemia, con todas sus complicaciones para reuniones presenciales, y en muchos lugares ni siquiera hay internet.
Compensación
Zuleta explicó que los impactos en las comunidades son distintos, en relación con su ubicación frente al proyecto, algunas tendrían las torres en sus zonas de convivencia y otras tendrán cables en su horizonte, e, incluso, hay afectaciones en sitios sagrados como cementerios; por eso mismo, las compensaciones son diferentes para cada comunidad.
“Lo primero que tratamos es de evitar afectaciones importantes, por ejemplo, a los sitios sagrados o a los lugares destacados en las comunidades, entonces, yo hago todo lo posible por mover la línea un poco y no pasar por ahí”, aseguró.
Así que en esa lógica, la “primera medida es evitar el impacto. La segunda medida es mitigar el impacto, yo no lo puedo evitar porque no hay forma de no pasar por allí, pero sí puedo mitigarlo: puedo elevar las torres, puedo separarlas un poco más, puedo hacer cosas para que el impacto que le causo sea menos de lo que originalmente yo pensaba. Y, la tercera, es compensarlo, eso significa que si yo definitivamente paso por este lugar y ahí están sus cabras, ahí está el camino por el que usted recorre para ir a traer el agua o cualquier otro tipo de impacto que pueda generarle el proyecto, pues entonces nos sentamos y decimos, ¿cómo puedo compensarle eso?”, contó.
Y dichas compensaciones van desde los rituales de armonización hasta infraestructuras públicas, becas, actividades productivas y recursos de cualquier índole que puedan ayudar a la comunidad a mejorar sus condiciones de vida a cambio de que permitan la construcción del proyecto.
De acuerdo con el presidente de Enlaza, las compensaciones acordadas con las 235 comunidades indígenas de La Guajira costarán al rededor de 40 mil millones de pesos.
Que valga la pena
Más allá de esos recursos, que van a beneficiar a las comunidades Wayúu, principalmente, este proyecto espera traer al interior del país 1.050 megas de energía renovable, si es que se materializan los proyectos que están en curso.
Colectora debía haber entrado en operación el año pasado, y con todos los retrasos se espera que entre en diciembre de 2025.
“El problema no es solamente la línea de transmisión. La línea claramente era necesaria, pero también tenían que hacerse los proyectos. Los proyectos han tenido sus propias razones para estar retrasados, entre ellos las consultas y las licencias ambientales”, dijo.
Y agregó: “Varios de los generadores del país han visto como la autoridad de licencias ambientales ha archivado sus estudios de impacto ambiental; entonces, uno no podría decir que es que por solo por culpa de Colectora que la energía no ha entrado. Por eso, hemos venido diciendo que vamos a entrar a operar en diciembre de 2025, para motivar a todos los que están resolviendo sus problemas de construcción y para que las generadoras sepan que en esa fecha van a tener una línea y que lo ideal es que en esa fecha también estén los parques de generación”.
Colectora es uno de los proyectos estratégicos más importantes del sector energético. Será una línea de transmisión que conectará las energías renovables proyectadas de La Guajira con el sistema interconectado que permite la distribución al resto del país.
Pese a las largas demoras para lograr los acuerdos con las 235 comunidades indígenas que están ubicados en las cercanías del proyecto, ahora la preocupación es que, como están las cosas, la línea Colectora esté en funcionamiento, pero no haya energía para transportar.
Esto porque proyectos como el parque eólico Windpeshi, que iba a construir Enel, fracasó sin obtener licencia ambiental; e incluso Celsia ha dirigido parte de la inversión que pensaba realizar en La Guajira a Perú, porque los trámites están tan demorados que se está perdiendo plata.
Las trabas son muchas, pero hay dos principales, los acuerdos con las comunidades indígenas y el cumplimiento de los requisitos ambientales.
EL COLOMBIANO conversó con Fredy Zuleta, gerente general de Enlaza, la empresa de transmisión de energía del Grupo de Energía de Bogotá (GEB) que cumple un año por estos días y que es la responsable de la construcción de Colectora.
Zuleta no quiso culpar a las comunidades wayúu, pues gran parte de la responsabilidad recae en el Estado.
“De 235 comunidades no tuvimos que cerrar con test de proporcionalidad, llegamos a acuerdos amistosos de mutuo consenso con todas. Creo que la dificultad radica en otras cosas”, señaló Zuleta.
El directivo contó que le presentaron al Ministerio del Interior, en el gobierno anterior, una solicitud para que les dijera cuáles comunidades estaban en el área del proyecto, esa respuesta se demoró más de un año y resultaron 235, cuando se suponía que eran 130.
Eso da que, en promedio, hay una comunidad cada 500 metros y con conflictos históricos entre ellas que dificultaba la negociación.
“El ministerio no tenía un censo exhaustivo y eso retrasó mucho el proceso”, detalló. Pero, además, una normativa no permitió agrupar a varias comunidades indígenas en un mismo acuerdo, sino que Enlaza tuvo que negociar con cada una por su lado.
Y a todo eso se sumó la pandemia, con todas sus complicaciones para reuniones presenciales, y en muchos lugares ni siquiera hay internet.
Compensación
Zuleta explicó que los impactos en las comunidades son distintos, en relación con su ubicación frente al proyecto, algunas tendrían las torres en sus zonas de convivencia y otras tendrán cables en su horizonte, e, incluso, hay afectaciones en sitios sagrados como cementerios; por eso mismo, las compensaciones son diferentes para cada comunidad.
“Lo primero que tratamos es de evitar afectaciones importantes, por ejemplo, a los sitios sagrados o a los lugares destacados en las comunidades, entonces, yo hago todo lo posible por mover la línea un poco y no pasar por ahí”, aseguró.
Así que en esa lógica, la “primera medida es evitar el impacto. La segunda medida es mitigar el impacto, yo no lo puedo evitar porque no hay forma de no pasar por allí, pero sí puedo mitigarlo: puedo elevar las torres, puedo separarlas un poco más, puedo hacer cosas para que el impacto que le causo sea menos de lo que originalmente yo pensaba. Y, la tercera, es compensarlo, eso significa que si yo definitivamente paso por este lugar y ahí están sus cabras, ahí está el camino por el que usted recorre para ir a traer el agua o cualquier otro tipo de impacto que pueda generarle el proyecto, pues entonces nos sentamos y decimos, ¿cómo puedo compensarle eso?”, contó.
Y dichas compensaciones van desde los rituales de armonización hasta infraestructuras públicas, becas, actividades productivas y recursos de cualquier índole que puedan ayudar a la comunidad a mejorar sus condiciones de vida a cambio de que permitan la construcción del proyecto.
De acuerdo con el presidente de Enlaza, las compensaciones acordadas con las 235 comunidades indígenas de La Guajira costarán al rededor de 40 mil millones de pesos.
Que valga la pena
Más allá de esos recursos, que van a beneficiar a las comunidades Wayúu, principalmente, este proyecto espera traer al interior del país 1.050 megas de energía renovable, si es que se materializan los proyectos que están en curso.
Colectora debía haber entrado en operación el año pasado, y con todos los retrasos se espera que entre en diciembre de 2025.
“El problema no es solamente la línea de transmisión. La línea claramente era necesaria, pero también tenían que hacerse los proyectos. Los proyectos han tenido sus propias razones para estar retrasados, entre ellos las consultas y las licencias ambientales”, dijo.
Y agregó: “Varios de los generadores del país han visto como la autoridad de licencias ambientales ha archivado sus estudios de impacto ambiental; entonces, uno no podría decir que es que por solo por culpa de Colectora que la energía no ha entrado. Por eso, hemos venido diciendo que vamos a entrar a operar en diciembre de 2025, para motivar a todos los que están resolviendo sus problemas de construcción y para que las generadoras sepan que en esa fecha van a tener una línea y que lo ideal es que en esa fecha también estén los parques de generación”.