A seis meses de haber firmado los primeros pactos por el crecimiento y el empleo, el Gobierno muestra avances del 90 % en los compromisos para favorecer los negocios de 12 sectores económicos, e incluso les atribuye una mejoría en la producción, las exportaciones, la inversión y la generación de empleo. Sin embargo, algunos gremios, trabajadores y analistas consideran prematuro hacer este tipo de balances.
Cabe recordar que dichos acuerdos, a los que esta semana se sumaron otros 10 sectores, se presentan como un puntal del presidente Duque para crecer las exportaciones nacionales en 10.000 millones de dólares y generar 1.100.000 nuevos puestos de trabajo a 2022. “La alianza aportará, además, cerca de 57 billones de pesos para impulsar la productividad del país”, expresó el mandatario.
Si estas cifras se logran, le ayudarían a cumplir los compromisos del Plan Nacional de Desarrollo enfocados en mantener el PIB creciendo a un promedio de 4,1 % anual y a bajar el desempleo al 7,9 %.
Quienes ven con escepticismo estos logros tempranos se basan en que el comportamiento de dichos indicadores durante el primer año de gobierno no estuvo acorde con las metas. En 2019, según el FMI, el PIB de Colombia creció cerca de 3,4 % —por encima de los demás países de la OCDE— y la tasa de desempleo pasó de 9,7 % a 10,5 %, de acuerdo con el Dane.
Al margen de las cifras generales, la vicepresidenta de la República, Martha Lucía Ramírez, quien lidera este compromiso Estado-empresas, atribuyó recientemente los resultados positivos de 2019 en algunos sectores a la firma de los pactos (ver Radiografía). Según Ramírez, en la construcción «se generaron 134.000 nuevos empleos (con corte a noviembre de 2019), lo que equivale a un incremento del 9 %, comparado con el mismo periodo de 2018».
Asimismo, destacó que se empiezan a registrar mejores perspectivas en las exportaciones para sectores de la agroindustria y resaltó el comportamiento de los cárnicos, cuyas ventas al exterior se incrementaron en 4,7 %.
Mauricio López, director del Grupo de Macroeconomía de la Universidad de Antioquia, dijo que estos acuerdos son una buena señal de que el Gobierno y los empresarios quieren hacer las cosas bien, pero que las mejoras no se pueden atribuir al programa firmado en agosto.
“No es un efecto de los pactos. Hay aspectos por fuera de estos que vienen contribuyendo al mayor dinamismo de la economía, como la temporada de fin de año y el mayor número de remesas que enviaron los nacionales por el precio del dólar”, explicó.
Gremios, comprometidos
Una de las razones por las que quizás sea prematuro cuantificar el impacto de esta iniciativa por el crecimiento y el empleo es que las primeras acciones se han enfocado en mejorar las condiciones para el desempeño de las empresas; tales como: reducción de trámites, normativas sectoriales, incentivar el emprendimiento y crear nuevas líneas de crédito.
Alejandro Olaya, gerente de la Andi en Antioquia, aseguró que la expectativa gremial es que este sea el año de la generación de empleo y que los pactos sí ayuden. “El efecto no es tan inmediato. Lo que se está haciendo es generar una serie de compromisos y acuerdos para ver qué barreras eliminar, con el objetivo de que haya más crecimiento en estos sectores y que impacte el empleo”.
El gremio es optimista en que estos esfuerzos puedan empezar a dar frutos durante 2020 si se mantiene la expectativa de crecimiento de la economía en 3,2 % o por encima.
Por su parte, Sandra Forero, presidenta del Consejo Gremial y de Camacol, también considera que los resultados toman tiempo. Así lo expresó durante la segunda firma de las alianzas esta semana, cuando dijo que se trata de un ejercicio de “gran valor para la construcción de confianza en la articulación institucional, en un camino con agenda de largo plazo”.
Un poco más escépticos sobre esta iniciativa se mostraron los miembros de la Cámara Colombiana de la Confección, por las afectaciones en las ventas del sector moda que podrían resultar luego de que la Corte Constitucional declarara inexequibles dos artículos del Plan Nacional de Desarrollo que permitían subir aranceles las importaciones de confecciones.
“Durante el tiempo que estuvo en vigencia la medida (noviembre de 2019) logramos generar 88.000 nuevos puestos de trabajo, pero sin esos aranceles los pactos se quedan sin efecto. Necesitamos estabilidad jurídica. Nosotros no estamos en condiciones para competir con mano de obra barata”, explicó el presidente de la Cámara Colombiana de la Confección, Camilo Rodríguez.
Aunque reconoció los esfuerzos del Gobierno por mejorar las condiciones de las empresas, insiste en que el punto más importante es el de los aranceles.
Preocupación por el empleo
Mientras esperan que esta iniciativa entre industriales y el Gobierno dé frutos, otros ciudadanos reclaman más medidas que permitan resolver su situación de desempleo. Es el caso de Julián Toro, electricista, que ajustó siete meses en la búsqueda de un empleo en el sector de la construcción.
“Nunca me había visto en esta situación. El tiempo máximo que me había demorado para volver a conseguir trabajo era de dos o tres meses. El problema no es que me llamen a entrevistas de trabajo, sino que ni siquiera hay ofertas”, contó Toro, que comparte esta angustia con 2,6 millones de personas en Colombia.
Alberto Orgulloso, director de la Escuela Nacional Sindical, dijo que el desempleo en Colombia debe considerarse un factor dramático porque sigue ampliándose la brecha de expansión entre el crecimiento de la economía y las tasas de ocupación; por lo que cuestionó el efecto de los pactos.
“Si la tasa de crecimiento no supera el 3,2 %, que es como se estima se comportará este año, las de desempleo van a seguir siendo altas durante 2020. Además, el empleo que se está generando no es de buena calidad, porque se concentra en empresas de hasta 10 trabajadores y con una duración menor a un año, en sectores donde hay una alta tasa de informalidad; como el comercio y la construcción”, explicó.
Además, señala que no se puede decir que los pactos hayan contribuido a la generación de empleo. “Por el contrario, vía normativas como la Ley de Financiamiento, se ha gravado más a los trabajadores”, indicó.
Una oportunidad
Pese a las condiciones actuales, algunos analistas consideran que los pactos pueden ser una oportunidad para mejorar la competitividad económica del país, en la medida en que plantean una forma de relacionamiento entre el Estado y las empresas que no se limita a subsidiar o hacer exenciones.
El economista y profesor de Eafit, Jesús Botero, asegura que son un camino correcto, aunque no lo único que se debe hacer, para lograr encaminar la economía hacia un verdadero desarrollo. Destaca que lo más importante es que reflejan una voluntad de trabajo conjunto Estado-empresas para crear valor, que no es asistencialista.
“Siempre hemos tenido un sesgo hacia el asistencialismo, que tenemos que superar. No se trata de ayudarle al empresario y darle plata o prebendas. Se trata de emprender en conjunto grandes retos”, explicó.
De la misma forma lo ve el profesor López, quien insistió en que se deben considerar otras acciones internas para crecer y crear empleo que partan de mejorar las mediciones del mismo por parte del Dane.
“Falta conocer la incidencia de la migración en el mercado de trabajo. Todavía no hemos estudiado su impacto en el incremento de la productividad, en el desempleo y en la reducción de salarios”, puntualizó el académico.
3,2 %
fue el crecimiento de la economía en Colombia al tercer trimestre de 2019.
1,1
millones de empleos se crearían en el país con los Pactos por el Crecimiento.