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Un paisa pudo ser uno de los secretarios de educación más jóvenes del país. A los 22 años fue postulado para el cargo en el Amazonas, pero por no tener título universitario la puerta se cerró. Consideró que eso era resultado de una brecha en educación, pues a su parecer el mecanismo de enseñanza tradicional no era el más adecuado y, de hecho, su postura ya lo había hecho cambiar cinco veces de colegio y dejar la universidad.
Su nombre es Santiago Salazar, hoy tiene 27 años, y junto a un equipo de 30 personas ha levantado una de las startup más prometedoras del país: HackU, firma de la que es cofundador y CEO, dedicada a la formación empresarial, y que atiende a clientes de la talla de Nutresa, Bancolombia, Argos, Sura, Postobón, Davivienda y Éxito.
Con solo dos años de operación ya está cerca del primer millón... de dólares. Y es que, este año estima cerrar con ingresos de US$1,2 millones impulsada por su negocio principal: cápsulas educativas a través de WhatsApp.
Los comienzos
¿Cómo surgió la idea? Cuenta Salazar que, aunque emprendió desde los 15 años, nunca sintió que la educación tradicional le brindará herramientas de formación necesarias para la vida laboral.
En 2018, tras los cambios de colegio, la salida de la universidad y el frustrado nombramiento como secretario de educación probó suerte con una primera versión de HackU que desarrolló gracias a recursos aportados por 130 inversionistas entre familiares, amigos y conocidos.
“Salió supremamente mal”, recuerda sobre esa primera edición, en la que ofrecía cursos exclusivos que reemplazaban la universidad, pero que al final no gustó. Tomó aire y en 2019 retomó su emprendimiento, esta vez con la idea de hacer una suerte de Facebook con contenido educativo.
La idea era tener contenido abierto y de interés para aprender de forma gratuita en la plataforma, y atrajo a 1.000 personas que se preinscribieron. ¿Cuál fue el resultado? Todo salió mal de nuevo. Los usuarios perdían el interés a las tres semanas, no eran autodidactas.
Sueño de US$100 millones
Tras dos pruebas fallidas, haber tenido que despedir a todos los colaboradores y decirle a los inversionistas que prácticamente el capital puesto se había perdido, HackU lo intentó una vez más y la tercera fue la vencida.
El año pasado la startup entendió lo que hoy es la base de su trabajo: las personas quieren algo fácil y breve para aprender. Por eso puso los ojos en WhatsApp y la intención era enviar cápsulas educativas a través de esa red.
Arrancó con personas cercanas que le caminaban a la idea y luego llegó un cliente grande que quería capacitar a su personal. De ahí en adelante HackU ganó popularidad entre las firmas antioqueñas más importantes, para educar a sus equipos comerciales y operarios, entre otros.
Es así como a la fecha el emprendimiento paisa ha llegado a más de 20.000 personas como cajeros, comerciales, celadores y personal de logística de 20 países, con más de un millón de cápsulas.
Salazar le dice a EL COLOMBIANO que HackU opera actualmente bajo dos grandes mundos, el de educación para la vida (enseñando creatividad, liderazgo y comunicación, entre otras) y el de educación para el trabajo (marketing y alfabetización digital, por ejemplo).
El gran objetivo es llegar a mover US$100 millones en los próximos cinco años y los primeros pasos ya los dio, pues a mediados de año levantó US$300.000 de fondos de talla mundial como Telefónica. “Las oportunidades en el sector educación son infinitas, lo que podemos representar de aquí en adelante es gigantesco”, confía el emprendedor.