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Mientras las personas han buscado en esta cuarentena cómo no subir de peso y cuidar su salud al tiempo que se previenen de un posible contagio por la covid-19, los gimnasios se la están sudando para que la enfermedad que metió al mundo en confinamiento no se lleve la industria fit y de bienestar.
En Colombia, se estima que la actividad mueve ingresos por 391,5 millones de dólares con 2.756 sedes y al menos 1,67 millones de usuarios que se movilizan para acondicionar su estado físico, de acuerdo con las últimas cifras de International Health, Racquet & Sportsclub Association (Ihrsa), organización referente en la investigación del mercado anual de la actividad, que adicionalmente promueve la producción de servicios de bienestar y les ayuda a sus miembros a ser más exitosos.
Por esto, preocupa que la reapertura del sector se ponga en último en la agenda en una matriz que, incluso, ya tiene prevista la reactivación de restaurantes y hasta iglesias. Según el Decreto 847 para actividad física, además de espacios abiertos, solo están habilitados los polideportivos y piscinas para quienes sean profesionales y entrenen en alto rendimiento.
Pese a la apremiante situación económica ya hay unos protocolos que entre varias cadenas de gimnasios se han acordado con el Gobierno para una pronta reapertura.
Aspectos como la toma de temperatura, reservar la asistencia a través de canales digitales, tanto para el entrenamiento diario como para clases grupales, mantener el uso permanente de gel antibacterial, usar atomizador para la desinfección de las máquinas, así como el distanciamiento en el uso de equipos deportivos serán ahora parte de la agenda de quien quiera asistir a un gimnasio.
Se prevé un límite estricto de aforos y una distancia de 2 metros entre cada usuario como mínimo. El contacto físico está prohibido, incluso para las correcciones de ejercicios, y debe haber demarcaciones para clases grupales, y las zonas húmedas serán restringidas para la primera etapa de la reapertura.
También se prevé que haya un límite de tiempo de entrenamiento, por ejemplo de 70 minutos, y que haya protocolos institucionales de desinfección rigurosos.
De hecho, uno de los puntos más relevantes de esta crisis es que se ha conformado una suerte de gremio, antes inexistente para lograr la apertura de todo el sector.
“Esto ha sido de lo más relevante que ha sucedido en el sector: que ha habido un consenso entre todas las cadenas para que podamos cumplir con las medidas de prevención”, reconoció David Raya, gerente de Smart Fit. Ejemplo de esto son los protocolos, e incluso, una maratón fitness con 20 organizaciones.
Nicolás Loaiza, cofundador de Bodytech y referente de la industria fit del país, prevé con la situación apremiante actual que al menos el 20 % de los establecimientos no serán capaces de reabrir.
Y es que al final “son entre 20.000 y 30.000 empleos que están en riesgo, y que son capacitados, personas estudiosas”, sostuvo Loaiza, quién pensando en que la reapertura se logre en julio, sostiene que Colombia sería uno de los países donde más tiempo se mantuvo cerrado este segmento: 105 días.
En el caso de Bodytech, 170 sedes están cerradas desde marzo, en tres países: Colombia, Perú y Chile. “Pese a que tenemos unos productos que se están lanzando y tenemos una unidad de venta y renta de equipos, la atracción es de 1 % o 2 % de los ingresos normales de Bodytech, que son relevantes en una unidad de negocio que está naciendo, pero no frente al volumen de negocio normal”, aseguró Loaiza.
La situación también es complicada para el empleo; en el caso específico de Bodytech, en febrero se reportaban 2.400 colaboradores y hoy hay 1.800 personas vinculadas. En la operación actual hay 200 personas y 50 vinculadas a la nueva unidad digital.
La historia es igual para Smart Fit, que hoy cuenta con 82 sedes sin funcionamiento en el país, una de las cuales no volverá con la reapertura (en Itagüí) y, al menos, 800 personas que están en riesgo.
Según afirmó Raya, para este año, la compañía tenía un ambicioso plan de expansión para abrir 20 sedes —de las cuales 5 ya están en construcción— lo que representaban inversiones de por lo menos 20 millones de dólares, que están en veremos por no tener un panorama claro de apertura.
Julián Torres, fundador de Fitpal, emprendimiento que se promocionaba como “un pasaporte universal de los gimnasios”, creado en 2016, aseguró, ante el país en uno de los programas presidenciales, que esta pandemia lo obligó “a desbaratar todo el negocio y volverlo a armar (...) perdimos todos nuestros ingresos (...) así que nos tocó volver a comenzar con mentalidad de principiante”.
Como él, quienes gozaban de la presencialidad se movieron a las clases virtuales, en el caso de gimnasios tradicionales hubo un primer acercamiento gratuito, que hoy se combina con un modelo de negocio que empieza a rendir frutos.
La pandemia los obligó a acelerar esa digitalización que estaban en los planes pero estaba postergada o sin avances sustanciales. Hoy hay programas básicos de 19.900 pesos en aplicativos de gimnasios, que van aumentando su oferta de valor y así mismo su precio. “Nuestra intención es que la gente pueda seguir manteniendo actividad física, pero al mismo tiempo entregando un servicio de mayor calidad”, agregó Raya (ver Informe).