La textilera Coltejer anunció que una de sus prioridades este 2021 será terminar el traslado de su factoría de Itagüí, en el sur del Valle de Aburrá, a Rionegro, en el Oriente antioqueño, para entregar los terrenos a los compradores.
Así quedó consignado en el informe que se presentó esta mañana en la asamblea anual de accionistas, en la que se presentaron los resultados del ejercicio correspondientes a 2020.
En la reunión virtual encabezada por el principal accionista de la compañía, el empresario mexicano Rafael Kalach, se indicó que los resultados de la compañía observaron durante los dos primeros meses del año un crecimiento en las ventas, respecto al año 2019. Sin embargo, desde marzo cuando llegó la pandemia se produjo una ostensible caída en las ventas de la línea de plano que continuó durante el resto de año 2020. “En estos meses no hubo producción y la compañía pudo reducir el inventario de producto terminado en un 92,8 %. Mientras tanto, durante los meses de abril y mayo, la división de no tejidos tuvo un incremento en las ventas, en especial en los productos relacionados con la salud, en los que se duplicó el metraje de producción y ventas”, se lee en el reporte.
También se mencionó que durante el ejercicio, se logró la venta de aproximadamente 69.000 metros cuadrados de terreno del complejo industrial de Coltejer en Itagüí, a las sociedades Acierto Inmobiliario y a Constructora Capital Medellín de los cuales 18.169 metros cuadrados, quedaron bajo condición suspensiva. Los recursos se destinarán al pago de obligaciones fiscales y financieras. También se empezó el traslado de la producción del complejo de Itagüí a las instalaciones en Rionegro.
En cuanto al desempeño financiero, se explicó que la operación arrojó resultados negativos, ya que la pérdida neta de 2020 fue de 94.631 millones de pesos frente a una pérdida neta de 24.920 millones reportada en 2019. A su turno, la cuenta de ingresos cayó un 47 % al pasar de 141.906 millones de pesos en 2019 a 74.815 millones el año anterior.
Coltejer agregó que el año pasado, en el caso particular del sector textil, el impacto inicial del aislamiento obligatorio se prolongó más allá de la entrada en vigor del decreto 593 del 2020 (en abril) que permitió la reactivación de la manufactura debido a la demora en la reactivación del comercio y al cambio en las prioridades de los consumidores.
