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Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, comunicó este martes que la Junta Directiva del emisor decidió, por unanimidad, dejar las tasas de interés en 1,75 % en Colombia y continuar con la postura expansiva iniciada desde marzo de 2020.
Cabe mencionar que los tipos de interés son uno de los instrumentos en la baraja del banco central para estimular la economía a través del aumento en el apetito hacia los créditos con base en un costo más favorable de los mismos.
Según Villar, para tomar esta determinación se tomaron en cuenta diversas variables como la inflación, las proyecciones de crecimiento económico, la tasa de desempleo y las decisiones tomadas recientemente por la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.
En este orden de ideas, comenzó por esbozar que, aunque en el primer trimestre de 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia tuvo un crecimiento mayor al esperado, “la tercera ola de contagios con covid-19 –y en mayor medida los bloqueos a las vías y problemas de orden público– se reflejarán en una menor actividad económica durante el segundo trimestre”, expuso el gerente.
En línea con lo anterior, a pesar de que el buen desempeño hasta abril elevó la proyección de crecimiento para 2021, de 6 % a 6,5 % en el escenario central, tal como lo remarcó, esta expansión seguirá siendo inferior frente a 2019, lo que permite inferir la pertinencia de mantener las tasas en su mínimo histórico.
De igual manera, el gerente del banco central indicó que la tasa de desempleo “se mantiene en niveles particularmente altos”, por lo que se necesita estimular la actividad productiva e incentivar las nuevas contrataciones.
Sobre la inflación
La inflación a mayo de 3,3 %, de acuerdo con lo mencionado por Villar, superó los pronósticos y la presión alcista provino del grupo de alimentos (9,5 %) y, en especial, de los alimentos perecederos (18,2 %) debido a las dificultades de abastecimiento en varias ciudades.
“El incremento en la inflación básica, sin alimentos ni regulados del 1,56 %, se mantuvo por debajo de la meta y fue similar a lo proyectado. Parte del incremento en inflación podría tener una persistencia y afectar las expectativas, las cuales permanecen ancladas”, apuntó el gerente.
Así mismo, enfatizó en que, pese al incremento de la demanda externa y de la mejora en los términos de intercambio, “se proyecta un mayor déficit de cuenta corriente consistente con un mejor dinamismo de la demanda interna”.
De otro lado, subrayó que la inflación en EE. UU. sorprendió al alza y su valor esperado se mantiene por encima de la meta del 2 % que persigue la Fed.
“Esto –según explicó– ha generado expectativas sobre la posibilidad de que se adelante el inicio de la normalización de la política monetaria en ese país, lo que tornaría las condiciones financieras internacionales menos favorables y afectaría el apetito por riesgo de los inversiones en las economías emergentes”.
Paralelamente, la Junta Directiva tuvo en consideración que, de no lograrse el ajuste fiscal requerido en las finanzas públicas, “se comprometería el acceso al financiamiento y aumentaría su costo, lo que eventualmente reduciría el espacio de la política monetaria para seguir apoyando la recuperación de la actividad económica y el empleo”.
“Bajo estas condiciones y teniendo en cuenta el balance de riesgos, la Junta decidió mantener la tasa de intervención de política monetaria en 1,75 % y las decisiones seguirán dependiendo de la nueva información disponible sobre la evolución de los riesgos mencionados”, puntualizó Villar.