Antioquia fue una de las dos regiones del país (junto a la zona Oriental) en que la pobreza multidimensional retrocedió en 2020: su incidencia pasó del 15,7 % de los habitantes en 2019, al 14,9 % el año pasado. Significa que entre uno y otro período la cifra de personas en esa condición bajó de 1,03 millones a 999.000, informó el Dane.
Datos llamativos a todas luces, teniendo en cuenta el efecto pandemia sobre empleo, informalidad y condiciones de vida en el último año y, sobre todo, que el propio Dane había reportado anteriormente que la pobreza monetaria en el departamento subió de 29,8 % (2019) a 34 % (2020).
¿Cómo se explica? Lo primordial es tener en cuenta que la entidad tiene dos formas de medir la pobreza: la multidimensional –informada ayer–, a partir de la estimación de privaciones de los hogares en educación, salud, trabajo, vivienda, primera infancia y juventud; y la monetaria, basada en el ingreso per cápita de estos.
Así, Juan Daniel Oviedo, director, del Dane, respondió a EL COLOMBIANO que la diferencia está altamente relacionada con dos variables: vivienda y trabajo. Para el primer caso, dijo que en la zona rural antioqueña se están viendo “avances importantes en las condiciones de vivienda, sobre todo en material de pisos, pared y acceso a fuentes de agua mejorada”, que fueron determinantes en la disminución del indicador multidimensional.
En contraste, la dimensión de trabajo sí tuvo una alta incidencia en la pobreza, debido a mayor desempleo e informalidad, “lo cual se lee de la mano con el incremento de la pobreza monetaria, que está asociado a las condiciones específicas del mercado laboral”.
Afectación principal
Aclarado esto, el informe del Dane detalló que las mayores privaciones de los hogares en condición de pobreza en la región fueron el trabajo informal 66,2 %, el bajo logro educativo 44,2 %, el rezago escolar 27,2 %, el desempleo de larga duración 17,6 % y la inasistencia escolar 15,6 %.