Se ha preguntado, ¿qué pasa con la propina que usted le deja al mesero por el buen servicio del restaurante al terminar una experiencia como comensal?
Pues bien, hasta ahora, la única regulación al respecto recaía sobre la voluntariedad del aporte —y estaba siendo vigilada por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), a través de la Circular Externa Única de la entidad—.
Esta situación cambiará pues ya salió el texto conciliatorio del Congreso de la República que busca garantizar que el aporte que las personas hagan como reconocimiento a los trabajadores de los restaurantes, o lugares donde sea factible, llegue en su totalidad a ellos. Solo falta que esta norma reciba el aval presidencial, tras tres años de estar en los planes del legislativo.
Aplica para todos los “establecimientos de comercio dedicados a la prestación de servicio de consumo de alimentos, bebidas y/o espectáculos públicos, y en cualquier otro en que se sugiera pago de propina o haya lugar a ella cuando el cliente así lo determine”, se señala en el documento.
También se reitera en la voluntariedad de este aporte (que no puede ser más del 10 % cuando es sugerida por la empresa), establece que deberá ser pagado en el plazo máximo de un mes a los trabajadores y se prohibe a los propietarios y/o administradores “destinar alguna parte de ellas (las propinas) a gastos que por su naturaleza le corresponden al establecimiento, tales como reposición de elementos de trabajo, pago de turnos, reposiciones de inversión o cualquier otra que no corresponda al pago del trabajador”. Es decir el 100 % deberá ser entregada a los trabajadores (ver Paréntesis).
Justamente sobre este asunto recae una de las inconformidades de restaurantes, pues se asegura que esta situación se ha dado no como un elemento abusivo, sino producto de acuerdos entre el empleador y los trabajadores.
“Las vajillas están entre lo que más le duele a los restaurantes (...) un solo plato de alta calidad puede estar costando, al menos, 30 mil pesos”, dijo Rafael Mendoza, presidente de la Junta Directiva de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica (Acodrés).
Este pacto se da porque los trabajadores son en últimas los que manejan el inventario, la cristalería y la vajilla, aclaró Carlos Andrés López, gerente Grupo Umami (con marcas como Sinko y Piketeadoro).
“Dependemos del empleado, él recibe la propina, pero ahora la carga administrativa y sancionatoria está sobre la empresa”, recalcó; aunque desde la perspectiva de López la reglamentación es positiva “para que queden las reglas claras, porque hoy hay mucha especulación”, faltan algunos aspectos qué ajustar.
La abogada especialista en derecho empresarial, y exdirectora de Acodrés, Claudia Barreto, explicó que en la mayoría de los casos las propinas llegan por cuenta de los pagos por tarjeta de crédito y débito, por lo que esta medida implica un gasto de operación y funcionamiento (recolección, liquidación y distribución) que asume la empresa, por lo que se está solicitando que se descuente este nuevo costo de la propina de los trabajadores.
Algunas compañías sacaban este costo de lo que se descontaba de la remuneración voluntaria, tras el común acuerdo, era usualmente menor (1 %), según Juan Carlos Jaramillo, director de la agremiación Tour Gastronómico de Medellín, que tiene información de 500 restaurantes.
Por ahora el texto conciliatorio no recoge esta solicitud.