¿Imagina pagar el bus con un billete de cinco dólares o recibir un sueldo en esa moneda para comprar bienes y servicios que también se fijen en dólares? La figura se llama: dolarización de la economía, y ha sido utilizada por países como Panamá, Ecuador y El Salvador para hacerle quite a crisis financieras generadas, entre otras razones, por la devaluación de sus divisas frente al dólar o euro.
En Colombia la opción de dolarizar se debate desde agosto, momento en el que Steve Hanke, profesor de la Universidad Johns Hopkins, planteó la iniciativa en un columna titulada Es tiempo para Colombia de botar el peso, publicada en la revista Forbes.
Según el académico, eliminar la moneda local acabaría con la fuga de capitales en dólares, aumentaría la inversión y reduciría la deuda.
La propuesta vuelve a tomar relevancia luego de que ayer la divisa tocara el máximo histórico en su negociación en la Bolsa de Valores de Colombia: 3.503 pesos. El fenómeno supone retos y plantea dudas de qué hacer para que la devaluación no genere mayores traumatismos para las finanzas de los consumidores.
Lo primero que se debe decir es que pese al récord el precio promedio está en 3.242,79 pesos. El dato que preocupa es el de la Tasa Representativa del Mercado, que se situó en 3.497 durante la jornada de ayer, por encima de lo que la última Encuesta Mensual de Expectativas Económicas del Banco de la República preveía para cierre de 2019: 3.320,01 pesos, en promedio.
¿Qué hacer para detener la devaluación? Si se compara el precio promedio del periodo (enero-octubre 2 de 2018), en 2.886,73, frente al de 2019, va en 12,33 % lo que preocupa (ver Opinión).
Según analistas consultados por EL COLOMBIANO, eliminar el peso sería errado, pues “no hay las condiciones macroeconómicas para que el cambio sea una solución”, dice Ramón Javier Mesa, profesor de economía de la Universidad de Antioquia.
Esas condiciones se refieren a índices de inflación desbordados “y Colombia en esa cifra ha sido estable (3,75 % anual). Hay que tener en cuenta que la dolarización también genera una pérdida de soberanía monetaria, pues se rige por lo que haga Estados Unidos; además no significa una solución definitiva: habría que ver lo que pasó con Ecuador”, menciona Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
El experto se refiere a que a pensar de que esa nación cambió de divisa hace 20 años, las perspectivas económicas no han sido las mejores, tanto que su Gobierno rebajó las proyecciones de crecimiento de 1,4 % a 0,2 % para 2019.
Las soluciones
“Habría que pensar en cómo se puede diversificar la oferta exportadora para reactivar la entrada de dólares”, añade Mesa; pero el valor de esas ventas cayó 3,8 %, a agosto, según el Dane, pese a un dólar favorable (ver 0pinión).
Martín Jaramillo, profesor de economía en la Universidad Gran Colombia, explica que otra solución está en que la política económica dé más libertades a los bancos “para que se generen, por ejemplo, cuentas de ahorro en con monedas fortalecidas. También habría que mirar si los fondos pensionales en dólares pueden empezar a ganar interés”.
Lo cierto es que Colombia debe estimular la entrada y permanencia de dólares, porque si bien el Presupuesto General de la Nación de 2020 hace cuentas en ingresos generados, entre otros, de las exportaciones de petróleo con un dólar a 3.149 (y no de 3.400): “es vital mantener la balanza equilibrada para edificar confianza y estabilidad jurídica”, puntualiza Mejía.
La última propuesta surge de pensar en una rebaja de tasas de interés para motivar la llegada de inversionistas, plan que el Banco de la República ha descartado pues la devaluación del peso no se ha trasladado a la inflación, y el fortalecimiento del dólar responde a fenómenos “netamente externos (la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China)”, según referenció su gerente Juan José Echavarría .