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El país está en alerta. Los 26 días consecutivos que ajusta hoy el paro nacional –que comenzó con reivindicaciones sociales claves, pero que también deja pérdidas materiales estimadas según el Ministerio de Hacienda en 11 billones de pesos– ha tenido episodios de violencia que derivaron en bloqueos que están impactando de forma directa sectores claves de la economía como el comercio exterior.
En efecto, desde el pasado 28 de abril –día uno de las protestas– y con corte al 21 de mayo, a los 61 puertos colombianos arribaron 560 embarcaciones. La cifra es mayor si se compara con las 501 del mismo periodo de 2020, en momentos en que el país enfrentaba las primeras semanas de restricciones para contener el avance del coronavirus. Y es significativamente menor a las 755 que llegaron con mercancías y productos en igual lapso de 2019, época en la que el mundo estaba en normalidad.
Según las cifras de la Dirección Marítima Colombiana (Dimar), la mayoría de embarcaciones (509) atracaron para ejecutar tareas de cargue y descargue; además, entre los buques atendidos en los complejos portuarios figuran transportadores de contenedores (228), graneleros (98) y de carga en general (68).
Carolina Herrera, directora de la Cámara Marítima y Portuaria de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), explicó que las cifras de las últimas tres semanas no reflejan el panorama completo de lo que está aconteciendo. “Las instalaciones portuarias, en el caso de Buenaventura, tratan de seguir operando ampliando sus áreas de almacenamiento, incluso por fuera de sus instalaciones, lo que ha evitado que se reduzca la llegada de buques”, anotó la directiva gremial. Esto ocurre por el bloqueo de las vías que no permite que la carga salga del puerto.
Aunque EL COLOMBIANO contactó a las directivas de la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura (SPRBUN) fue solo mediante un comunicado que entregó un reporte sobre el comportamiento (promedio) del comercio exterior que se realizó por esta terminal, entre el 28 de abril y el 21 de mayo.
En materia de exportación se indicó que han dejado de salir unas 89.890 toneladas de productos, entre ellos: 16.900 de café, 20.400 de azúcar, 1.880 de granel sólido, 2.250 de carga general y 48.460 de carga en contenedores.
En lo referente a la mercancía de importación, se hicieron cálculos de 188.300 toneladas de granel sólido, 99.000 de carga general, y 169.200 de carga en contenedores, para un total de 456.500 toneladas de carga que no ha llegado a su destino; están represadas.
Vale anotar que, en ese puerto sobre el Pacífico, además de la SPRBUN, operan las terminales marítimas de otras cinco empresas: Compas, Sociedad Portuaria de Aguadulce (cesó actividades el pasado 7 de mayo por falta de espacio), Tequendama, Compas Aguadulce y Tcbuen, que están bajo la jurisdicción de la Capitanía de Puerto de Buenaventura.
Por su parte, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) precisó que en el primer trimestre de este año por Buenaventura se exportaron 1.229 millones de dólares, cifra que corresponde al 13,9 % de las ventas colombianas al exterior. Además, por esa zona ingresaron productos y mercancías importados por 3.545 millones de dólares, el 28 % de las compras foráneas del país entre enero y marzo (ver gráfico).
Desde el pasado jueves circularon mensajes a través de las redes sociales, en los que se advierte que algunas líneas navieras globales estarían alertando a sus clientes de no incluir a Colombia en sus recorridos, particularmente a Buenaventura, dada las dificultades que enfrenta el puerto.
Sobre ese aspecto, Herrera reconoció que las sedes centrales de esas compañías o sus oficinas de representación en otros países estarían contemplando esa posibilidad. Pero enfatizó que, hasta el momento, las embarcaciones nominadas para arribar al país continúan haciéndolo. “Los barcos que podrían afectarse serían los que estén programados para llegar en 8 o 10 días, debido a que, si no se logra una solución, Buenaventura tendría copada su capacidad de almacenamiento”, advirtió.
EL COLOMBIANO consultó a la Asociación Nacional de Navieros y Agentes Marítimos (Asonav) frente a la veracidad de una posible exclusión de Buenaventura de los itinerarios de las flotas marítimas, pero se indicó que por tratarse de un aspecto comercial el tema no tiene un manejo gremial, por lo que cada compañía define si adopta o no ese tipo de decisiones.
Desde la SPRBUN se aclaró que ninguna de las navieras que se especula habrían cancelado reservas para Buenaventura (Maersk, Cosco, Evergreen, Hamburd Sud y MSC) llegan a esa terminal.
Y en torno a la situación en los principales puertos sobre el Caribe (Cartagena, Santa Marta, Barranquilla), Herrera comentó que por algunos bloqueos en esas ciudades se han observado inconvenientes menores, sin causar mayores contingencias.
El gerente del Grupo Puerto de Cartagena, Alfonso Salas, aseguró que las operaciones de 24 horas en sus terminales han permitido recuperar algún retraso ocasionado por los bloqueos al interior del país. Negó que alguna naviera haya anunciado su intención de excluir de sus recorridos a Cartagena, y precisó que la bahía cartagenera es la zona que mueve mayor cantidad de toneladas en el país, con una participación del 26 %.
Este panorama de los puertos es una consecuencia directa del bloqueo permanente de vías, acto tipificado como delito en el artículo 353A del Código Penal. La razón es que la carga que llega a estas terminales marítimas no puede salir para sus destinos en el interior, y la que las empresas colombianas pretenden exportar sigue en sus bodegas o varadas en carretera, esperando alguna ventana de oportunidad para llegar a los puertos.
En ese sentido, el gremio de los generadores de carga, Defencarga, señaló que en la tercera semana de protestas en el país (del 12 al 18 de mayo) los datos del Registro Nacional de Despachos de Carga por Carretera (RNDC) mostraron un aumento del 24 % en el número de viajes y del 36 % en el número de toneladas movilizadas respecto a la semana comprendida entre el 5 y el 11 de mayo; sin embargo, comparados con la semana del 21 al 27 de abril, ambos rubros tuvieron una variación acumulada cercana al -50 %.
Desde la perspectiva de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga y la Logística (Colfecar), la reducción en los viajes derivada de los cierres en varias regiones impacta en la recuperación del sector. Según el gremio que preside Nidia Hernández, entre enero y abril de 2021 hubo un incremento en la cantidad de viajes, del 14 % en comparación con el mismo período de 2020, lo que ponía el desempeño del sector un 5 % por encima de lo ocurrido en 2019.
Pero, mientras en los días previos a las protestas (del 18 al 24 de abril) se realizaron 187.281 viajes y se movilizaron 2,52 millones de toneladas, para los primeros días de mayo (del 2 al 8) los viajes bajaron a 69.609 y los volúmenes transportados sumaron 819.438 toneladas.
La situación más grave se presenta, según Fedetranscarga, en el Valle, ya que la movilización de carga con origen en Buenaventura se redujo en 94,09 % entre el 28 de abril y el 12 de mayo, comparándolo con igual lapso del año anterior, justo cuando el país vivía en cuarentena estricta. La movilización de la carga que sale de Yumbo, en ese mismo departamento, se redujo en 86,83 %, mientras que la que sale de Barranquilla aumentó 4,25 %.
Valle también se ve afectada como destino. Según el mismo gremio, no se había podido movilizar el 88,99 % de la carga hacia Buenaventura, el 84,22 % hacia Yumbo y ni el 75,93 % hacia Cali.
Todo esto ocurre pese a los esfuerzos del Gobierno para despejar vías. El Ministerio de Defensa informó que, hasta el viernes en la tarde, se mantenían 37 bloqueos en vías principales y 34 en vías de Valle del Cauca, 29 en Huila, 3 en Nariño y 1 en La Guajira.
De acuerdo con el Ministerio de Transporte, el jueves dos caravanas en el Valle permitieron el movimiento de 435 camiones y 145 vehículos particulares por las vías Cali–Media Canoa, Media Canoa–Tebaida, Media Canoa–Cali, y lograron transportar 15.150 toneladas, de las cuales 310 eran medicamentos.
Las exportaciones colombianas venían con buena dinámica y recuperando el terreno perdido en pandemia. Así, en el primer trimestre, crecieron de 0,8 % tras alcanzar 8.874 millones de dólares, dato valioso entendiendo que se comparan con el mismo período del año pasado, cuando primó la normalidad.
No obstante, la reactivación se estaría viendo lastrada y mayo se proyecta como un mes “muy malo”, explicó Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex). “Veníamos de una recuperación de las exportaciones, pero vamos a completar un mes sin poder salir por Buenaventura”.
De momento, no hay cifras consolidadas, pero el Ejecutivo aseguró que –según información entregada por empresas– los productos más afectados son café, azúcar y carbón.
“Colombia exporta alrededor de 13 millones de sacos de café al año, que en términos gruesos es casi 1 millón al mes, y eso es lo que no ha salido. Y más del 90 % del azúcar se va por Buenaventura, y ese es el segundo producto más afectado”, manifestó Díaz.
Solo el café (sin tostar) fue el segundo producto con mayores despachos desde el país al extranjero en términos de valor, durante el primer cuarto del año, alcanzando 774,6 millones de dólares, que representa el 8,73 % de las ventas totales.
Por eso la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) hizo un llamado con carácter de urgencia “a que cesen los bloqueos y actos de vandalismo en el país”. Reseñó que son más de 1.000 tractomulas que no han podido llegar a los distintos puertos, lo que se traduce en más de 500.000 sacos de café sin salir a destinos internacionales.
Aquí cabe reseñar que –según Roberto Vélez Vallejo, presidente de la FNC– uno de los grandes problemas es que puede llegar el momento en que en los centros de compra no se pueda pagar por el café a los productores al no tener dónde almacenarlo o, incluso, al no disponer de recursos para adquirirlo por el golpe que implica no exportarlo.
Además de los cafeteros, la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia (Asocaña) urgió a un diálogo constructivo entre todas las partes implicadas para reactivar la actividad productiva en el suroccidente.
Anotó que son 286.000 empleos, entre directos e indirectos, los que genera esa industria dentro del valle del río Cauca y que alrededor de 6 de cada 10 familias dependen de la agroindustria. De acuerdo con Asocaña, los bloqueos tienen a esa zona “completamente desconectada” del resto del país y las tres semanas de parálisis han llevado al cierre de todos los ingenios.
“Manifestamos, una vez más, nuestra apertura y disposición a participar activamente en los diálogos que nos lleven a construir, colectivamente, una agenda social incluyente en el territorio. Es prioritario comprender que lo que está en juego es el empleo de miles de familias”, manifestó Claudia Calero, presidente de Asocaña.
De su lado, Carlos Cante, presidente de la Federación Nacional de Productores de Carbón (Fenalcarbón), insistió en que los bloqueos impiden que diariamente se exporten unas 9.000 toneladas de coque metalúrgico: “Son menos ingresos para el país, menos empleo y mayor pobreza”.
En sus cuentas, el sector estima haber dejado de percibir 3 millones de dólares por la situación nacional, que impacta además a 150.000 familias que dependen de la pequeña y la mediana minería de carbón y de la industria de coquización. Allí –explicó Cote– los trabajadores, operarios y transportadores están expuestos a la incertidumbre y han tenido dificultades para adelantar sus labores diarias.
Lo más preocupante de todo esto es que los exportadores, más allá de las penalidades económicas por no entregar a tiempo sus mercancías, sean reemplazados. “Tengo cartas de algunos afiliados en la que los compradores les dicen que cancelan el pedido porque ven que no se podrá entregar y prefieren comprar en otro país”, dijo Díaz desde Analdex.
En este contexto, los empresarios tratan de maniobrar y evitar que los negocios resulten impactados negativamente.
"El paro ha afectado nuestras operaciones y sostenibilidad de manera significativa; hemos perdido cerca del 30 % de nuestra capacidad productiva debido a que muchos insumos necesarios provienen de zonas muy afectadas como Bogotá, Valle y Eje Cafetero, desde donde nuestros proveedores no han tenido posibilidad de despacharnos. Esta situación no solo afecta a nuestra empresa, sino a la red de distribuidores y, en especial, a los usuarios finales”, dijo Juan David Arango, presidente Incolmotos Yamaha.
Por su parte, Andrés Bernal, presidente del Grupo Orbis, comentó que todas las compañías filiales de esta organización han tenido dificultades, tanto para sus exportaciones como para las importaciones. “Y en ventas muchos municipios están bloqueados. Tenemos muchos vendedores y personas de logística en vacaciones o licencias”, precisó.
A su turno, Santiago Piedrahíta, presidente del Grupo Bios, consideró que las principales afectaciones se aprecian en el Valle, donde se concentra el 34 % del consumo de alimentos balanceados, dada la vocación avícola y porcícola de ese departamento. “Hemos tratado de mantener las operaciones, pero nos han vandalizado la planta de Buga y los camiones. Lo más grave es que estamos acabando con el suministro de materias primas y, mientras Buenaventura no se normalice, el pronóstico es reservado”, enfatizó.
De acuerdo con Álvaro Hincapié, presidente de Enka, “tenemos 900 toneladas de materia prima en el puerto de Buenaventura. Hemos podido sortear la situación trayendo parte en avión, pero llegar con nuestros productos hasta nuestros clientes está siendo muy difícil”.
Para Carlos Andrés Pineda Osorio, presidente de la Asociación del Sector Automotriz y sus Partes Colombia (Asopartes), los bloqueos empiezan a generar desabastecimiento en un sector que es altamente importador. “Por ahora, los precios de mercancías no han subido porque lo que hay en existencia ya está liquidado a determinados precios, pero lo que haya que pagar por mayores costos en bodegaje, transporte y hasta el precio del dólar más alto va a repercutir en un porcentaje en el costo de las piezas para carros y motos”, alertó.
La incertidumbre entre los importadores la describió Cristian Cabra, gerente de Comercio Exterior de Gecolsa, distribuidor exclusivo para Caterpillar (fabricante de maquinaria amarilla para construcción y minería, entre otros) en Colombia.
“Atravesamos una difícil situación, porque ese producto va dedicado a sectores muy críticos como infraestructura, petróleo y generación de energía, y en este momento en el puerto de Buenaventura tenemos 12 excavadoras que no hemos podido retirar para entregárselas a clientes del sector privado y público”, anotó el directivo.
Esto ha representado que los costos logísticos para Gecolsa, representados en contenedores, devoluciones y costos de almacenaje en puerto, se disparen. También preocupa que en junio arribará un lote adicional de 19 máquinas y que en alta mar hay cerca de 30 que no podrán llegar, según las navieras, por la situación nacional.
“Buscamos alternativas como desviar los buques hacia la Costa norte, que no será tan fácil. Pensamos que cuando se reestablezca el flujo de carga en Buenaventura la demanda por transporte será alta y la oferta corta, lo que dispararía los fletes”, dijeron sus voceros.
Ante esta radiografía, el llamado de la Federación Colombiana de Agentes Logísticos en Comercio Internacional (Fitac) es apelar al diálogo entre los líderes del Comité del Paro y el Gobierno Nacional bajo el principio de desbloquear todas las vías del país, que son claves para el transporte de mercancía. Esto se viene intentando, aún sin resultados concretos, hace 2 semanas.
El presidente ejecutivo de Fitac, Miguel Espinosa, advirtió que se trata de una de las crisis más grandes para el sector de logística y transporte. “La situación en el suroccidente, particularmente en Buenaventura, ha traído un costo incalculable”, afirmó. Y agregó que, en ese puerto, el año pasado se movilizaron casi 19 millones de toneladas, que ejemplifican su importancia. “La carga no puede quedarse represada”, enfatizó