Rafael, un curtido lanchero en las aguas del río Nechí, puso a prueba en diciembre pasado la primera embarcación electro solar construida en Latinoamérica. Lo hizo con 12 personas a bordo y a 45 kilómetros por hora en un recorrido en el que no se emitió ni un solo miligramo de gases contaminantes.
La embarcación se llama Serena (cuyo nombre responde a las siglas en inglés de Sustainable Energy for River Electric Navigation) y fue desarrollada por un equipo de más de 20 estudiantes e investigadores de la Universidad Eafit.
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Serena representa una alternativa limpia y eficiente para el transporte fluvial, especialmente en regiones donde el uso de embarcaciones a combustión es la norma. Los datos recopilados en las pruebas en río permitieron validar que la embarcación puede alcanzar velocidades de hasta 67 km/h a favor de la corriente y 54 km/h en contra, con tiempos de recarga completos en apenas 4.2 horas.
Ricardo Mejía Gutiérrez, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería y director de Investigación de Eafit, destaca que, a pesar de existir algunos modelos similares en el mercado mundial, Serena es la primera embarcación de este tipo en Latinoamérica, adaptada al contexto nacional.
“La idea es llevar esta solución a los ríos de Colombia con tecnología de punta, paneles solares de altas eficiencias, un motor eléctrico de buena potencia y una alta capacidad de almacenamiento en las baterías. Todo esto responde a una necesidad importante, porque ya se trabaja en movilidad sostenible terrestre, pero en el ámbito fluvial no había aproximaciones”, explica.
Las primeras pruebas de Serena se llevaron a cabo en entornos controlados como la represa La Fe y Guatapé, donde se evaluaron aspectos clave como flotabilidad, comportamiento del motor, autonomía y eficiencia energética. Sin embargo, el mayor reto era validar su desempeño en un río con corriente, su verdadero entorno de operación. Por eso, el equipo trasladó la embarcación hasta el río Nechí, en alianza con la empresa Mineros S.A., para realizar pruebas en condiciones reales y evaluar temas de seguridad, maniobrabilidad, conducción, interacción con los usuarios, carga rápida y autonomía.
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“El éxito de las pruebas hace parte de una etapa que culmina, la fase de desarrollo. Lo que viene es lograr escalar y poner esto en manos de los usuarios que lo necesitan mediante su comercialización. Vienen nuevos retos y la búsqueda de financiación para continuar en el desarrollo de los modelos de negocio que se han concebido para esta tecnología”, afirma Juan David Mira Pineda, profesor e investigador de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería.
Para los investigadores, uno de los mayores logros fue comprobar que la tecnología desarrollada en Colombia puede competir con los botes convencionales de combustión interna. Inicialmente, los usuarios mostraron escepticismo sobre el rendimiento de una embarcación eléctrica en el río; no obstante, tras la prueba, la reacción fue de sorpresa y confianza en la viabilidad del proyecto, según cuenta Paula Venegas Herrera, ingeniera asociada del proyecto. “Esta embarcación es la única en Colombia y, a nivel mundial, ninguno de sus competidores posee alimentación solar. Además, es una de las más rápidas en el mercado”, señala.
Con estas primeras pruebas en río, Serena demuestra que la movilidad sostenible en los ríos de Colombia es posible.
Movilidad fluvial sostenible
El origen de Serena se remonta a la Alianza Energética 2030, un programa financiado por el Banco Mundial en 2017 que buscaba desarrollar soluciones de movilidad sostenible para ciudades intermedias y zonas rurales en Colombia. En este contexto, el Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño (GRID) de Eafit, en alianza con otras cinco instituciones, participó activamente en el desarrollo del programa.
De acuerdo con el profesor Juan David Mira Pineda, la implementación masiva de Serena permitiría disminuir hasta 130 toneladas de CO2 al año, y al mismo tiempo reducir significativamente los costos operativos de las embarcaciones tradicionales, que pueden superar los 25 millones de pesos mensuales.
Iniciativas de este tipo van en línea con la intención de la Universidad de desarrollar proyectos académicos enfocados en soluciones de movilidad con propulsión eléctrica y humana. “EAFIT, desde 2010, ha apostado por la movilidad sostenible, no solo en el desarrollo de productos, sino también a través de la formación de capacidades y competencias en los profesionales para responder a las necesidades del sector. Hemos establecido alianzas importantes con empresas vinculadas a la movilidad, ya sea en el ámbito de vehículos automotores, motocicletas o embarcaciones fluviales”, afirma Gilberto Osorio Gómez, profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de Eafit.
El siguiente desafío es llevar a Serena al mercado. Actualmente, profesores e investigadores del equipo detrás del proyecto trabajan en la consolidación de Jidoka Mobility, un emprendimiento que busca licenciar y comercializar la tecnología de propulsión eléctrica desarrollada, además de ofrecer servicios de consultoría en movilidad sostenible. La meta es atraer inversionistas y generar alianzas estratégicas para ampliar su impacto en los ríos y cuerpos de agua de Colombia y Latinoamérica.