Humo de ladrillera tiene enfermos y desesperados a los vecinos de dos barrios de La América

La contaminación es tal que obligó a que varios residentes se fueran del sector. Corantioquia tiene la lupa en una empresa.

Una pequeña área boscosa separa a los barrios afectados de las ladrilleras se ve el área boscosa que separa las ladrilleras de las zonas residenciales afectadas. Los vecinos de unidades como Plaza Campestre tuvieron que tapar sus ventanas para contener el humo. FOTO el colombiano y cortesía

El padecimiento silencioso que una parte de los residentes de la comuna de La América han soportado durante años por la contaminación que producen las ladrilleras en Aguas Frías se convirtió en las últimas semanas en una amenaza contra sus vidas.

Paula Toro, residente de Plaza Campestre –una de las unidades más afectadas– relata que durante años ella y sus vecinos se vieron forzados a convivir con la incomodidad de saber que muy cerca de ellos la actividad de la industria ladrillera generaba un material particulado como dióxido de azufre y óxido de nitrógeno, invisibles pero altamente nocivos para la salud.

Pero lo de las últimas semanas superó todos los límites soportables. Paula cuenta que un humo con olor insoportable convirtió a sus propias casas en un infierno. “Nos levantamos a las cuatro de la madrugada asfixiados. El humo irrita terriblemente los ojos, se mete por la garganta y causa dolores de cabeza. Es como si estuvieran quemando llantas en la propia sala de tu casa”, relata. La situación fue tal que obligó a que varios residentes en el sector tomaran la decisión de marcharse.

El apartamento donde vivía Fernando Castro está justo al frente de donde provienen las emisiones, al otro lado de una pequeña área boscosa. La primera medida desesperada que tomó junto con su esposa fue tapar las entradas de aire, para intentar que el humo y el olor no entraran. Pero nada valió.

La esposa de Fernando padece asma y su hija de 8 años tuvo que resignarse a dejar de jugar en las zonas comunes. “Hasta al parqueadero había que ingresar con tapabocas”, dice.

Agobiados por la situación, decidieron marcharse de allí y arrendar en otro lugar, a pesar de que esto implicó pagar dos arriendos, pues no lograron finalizar el contrato.

“Al final dijimos que la salud era primero y no daba espera porque mientras la burocracia de la autoridad ambiental actúa nuestra salud se puede deteriorar terriblemente”, dice.

Paula cuenta que se intentaron comunicar con el Área Metropolitana a través de la línea de emergencia, pero nunca recibieron respuesta. Entonces decidieron hacer visible su padecimiento a través de Twitter y ahí si apareció el Área a indagar sobre el asunto, pero tampoco emprendió ninguna acción. Los vecinos denunciaron que, para colmo, el sensor para medir la calidad del aire ubicado en el sector Las Violetas estaba desactivado.

La que sí apareció fue Corantioquia, quien a través del jefe territorial Gustavo Restrepo se comprometió a esclarecer la situación. Ayer la autoridad ambiental adelantó un operativo en Aguas Frías. Según señaló Restrepo todos los indicios apuntan a que se trataría de una fábrica ladrillera. Sin embargo, en la inspección que adelantaron no encontraron actividad irregular.

El jefe territorial dice que esta denuncia en particular lo tiene intrigado pues a la empresa que tienen bajo la lupa y a otras empresas del sector les han hecho recientes y rigurosas vigilancias que arrojaron que estaban parámetros permitidos.

Lo que tienen que descifrar, entonces, es si el humo que está deteriorando la calidad de vida de cientos de residentes se debe al uso de un carbón que no está cumpliendo con las regulaciones o hasta de maderas verdes. Él mismo presenció la afectación que llega hasta el sector afectado. “Es completamente anormal. Y los indicios señalan que podría ser el combustible que están empleando”, explicó.

Ayer hubo una tregua. Lo que a juicio de la entidad quiere decir que el responsable se puso en sobreaviso. Desde Corantioquia señalan que los operativos sorpresa van a aumentar.

Restrepo apunta que en los últimos meses han endurecido los controles a las ladrilleras en Altavista, pero también reconoce que no tienen muchas herramientas para actuar porque la norma sigue siendo bastante laxa.

No lo dice solo el funcionario. De hecho en 2022 la Universidad Nacional publicó una investigación que concluyó que en Colombia las ladrilleras utilizan una referencia inadecuada para medir la calidad del aire y las afectaciones que producen sus emisiones, pues utilizan los niveles estipulados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), que no aplican en el país pues la industria gringa utiliza tecnología más avanzada y gas natural, contrario a lo que ocurre en Colombia donde la tecnificación todavía es incipiente. De hecho, en el país operan tipos de hornos ya erradicados en la mayoría de los países. Además el uso de carbón sigue siendo masivo.

Paula y sus vecinos esperan que las soluciones lleguen inmediatamente. Consideran inadmisible que miles de ciudadanos estén expuestos a amenazas directas contra su vida y tengan que desplazarse por la contaminación ambiental desenfrenada sin que nadie se haga cargo y le ponga freno.

El gremio dice que está cumpliendo

Víctor Aristizábal, representante de la Asociación de Ladrilleras Unidas de Antioquia –Lunsa– manifestó que no tiene reportes de contingencias o situaciones irregulares que vinculen a alguna de las empresas agremiadas. Señala que tal vez Corantioquia está equivocada y no se trata de una empresa ladrillera sino de actividad artesanal. También manifestó que la industria en el departamento está mejorando la tecnificación y cumpliendo con la norma ambiental en los últimos 25 años.