“¡Un niño muerto!, ¡un niño muerto!” Ese fue el grito que se escuchó en el barrio El Velódromo, en la comuna 11 (Laureles-Estadio) por cuenta de un hombre que vio lo que parecía la integridad de un niño recién nacido entre la basura que estaba compilada en una esquina del sector. De inmediato, y tras una llamada a la línea de emergencias 123, se realizó todo el protocolo para la inspección a un cadáver, sin saber lo que se iban a encontrar en la zona.
El reporte del supuesto hallazgo se hizo en la calle 47D con la carrera 77, en este barrio del occidente de Medellín, donde se veía lo que parecía un cuerpo pequeño envuelto en una cobija rosada que tenía algunos restos de sangre.
Las unidades del cuadrante de la Policía Metropolitana, a la distancia, solo habían confirmado que algo extraño pasaba en la zona, por lo que procedieron a acordonar la zona y a comunicarse con los agentes de la Sijín de la Policía Metropolitana para que hicieran el procedimiento judicial.
Mientras llegaban los investigadores, de acuerdo con los habitantes de la zona, comenzaron los comentarios reprochando lo ocurrido. “Muchas personas corrían de allá para acá, en un momentico todo estaba lleno y rodeado. La gente decía cosas horribles en contra de la mamá como ‘desgraciada’, ‘¿por qué no buscó otras opciones?’ y ‘pobre criatura’”, expresó un residente de la zona.
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Los investigadores llegaron con su patrulla e ingresaron a la zona acordonada. Se pusieron los elementos de protección para esta labor judicial y cubrieron sus manos con los guantes quirúrgicos plásticos para protegerse. De inmediato, uno de los agentes se acercó para comenzar a revisar el supuesto feto, sacándolo de la cobija ensangrentada.
Cuando sus manos tocaron el supuesto cadáver, sintieron que estaba muy rígido, demasiado como para ser un cuerpo humano. Al cogerlo, se dieron cuenta de que se trataba de un muñeco de juguete, sin cabeza, por lo que el funcionario lo primero que hizo fue soltar una carcajada, la cual fue tan contagiosa que sus compañeros también se comenzaron a reír ante la cómica situación que estaban viviendo.
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“Los policías cuando vieron eso se empezaron a reír y lo echaron en la basura, pero sí se armó tremendo bololó. Encerraron todo eso y hasta vino la Sijín”, relató una de las personas que ante la curiosidad vio toda la inspección, que comenzó como un hecho trágico y se terminó convirtiendo en todo un chiste, que se extendió entre la comunidad, quienes comenzaron a hacer comentarios burlescos de lo ocurrido.
Ante la situación, los uniformados decidieron echar el muñeco en otra bolsa de basura y dejarlo en la zona para que, junto con los otros residuos que allí estaban, fueran recolectados por el carro de Emvarias que podía pasar en cualquier momento durante su recorrido que realizan por este sector de la ciudad.
Sin embargo, queda el misterio de por qué la cobija que cubría a este muñeco sin cabeza tenía sangre. Algunos dijeron que era la maniobra de un bromista y otros hasta hablaron de rituales de brujería para los cuales se utilizan estos juguetes que representan bebés en tamaño real.