Hasta ahora Medellín había estado tranquila, mientras que el resto del país lucía alarmado por la ocurrencia de casos de tosferina, pero la situación ha cambiado con la comprobación de 32 pacientes con esta enfermedad en la ciudad.
La parte positiva es que hasta el momento no ha habido fallecidos, según indicó la líder de Epidemiología de la Secretaría Distrital de Salud, Rita Almanza. De hecho, la capital antioqueña lleva diez años sin fallecimientos por esa causa.
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Aun así, y aunque los episodios de morbilidad debidos a esta afección respiratoria pueden parecer pocos, los organismos de salud ya están emprendiendo labores preventivas, puesto que el hecho de que sea una enfermedad que reemerge sí despierta las alarmas. Para esta misma fecha del año pasado no se había presentado ningún caso y en todo 2024 hubo solo 5 pacientes probados.
“Entonces, para nosotros sí es un aumento inusual. Es una alerta no para que la gente se llene de miedo, sino para que sepamos cómo prevenir y cómo proteger la ciudad, para que esta enfermedad no circule”, apuntó la doctora Almanza, a la vez que aclaró que se trata de una afección prevenible y su transmisión depende en buena parte de la disciplina social.
Si bien a cualquiera le puede dar tosferina, tratándose de una enfermedad altamente contagiosa que es causada por la bacteria Bordetella pertussis, sin que en general sea mortal, los más vulnerables son los bebés menores de un año y todavía más si tienen menos de dos meses, después del alumbramiento, ya que en esa edad temprana sí puede tener consecuencias fatales porque el sistema inmunológico todavía no está desarrollado para luchar contra amenazas externas.
De ahí que la primera recomendación es que las madres gestantes se vacunen con el fin de que si ellas se enferman no los infecten a ellos y que a través de su organismo y de la lactancia después les transmitan los anticuerpos a sus hijos.
Como medida adicional, en los tres meses posteriores al alumbramiento no hay que exponerlos llevándolos a centros comerciales y otros lugares públicos, y menos si no han comenzado con su esquema de vacunación.
Esta es una enfermedad que se previene con vacunas, constando el esquema básico de tres dosis y dos refuerzos durante la infancia. No obstante, también recomiendan la inmunización a adolescentes y en familias gestantes. En los anteriores casos la inmunización es totalmente gratuita y se puede obtener en las EPS (Empresas Promotoras de Salud) y en la red pública de Metrosalud.
“Lo que el Ministerio de Salud recomienda es que el núcleo familiar, principalmente la mamá, se vacune. ¿Por qué? Muchas veces la mamá tenía tosferina y no se da cuenta porque tiene la tosecita, pero ella está más concentrada en su proceso de gestación, y resulta que también infecta al bebé”.
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La expectativa es que el biológico protege durante toda la vida, pero la inmunidad puede empezar a bajar a medida que las personas están en la etapa de adultez. Por eso los médicos recomiendan un refuerzo cada diez años y que si un adulto no se ha vacunado nunca, tiene dudas y hay un niño en casa, se aplique la DPT -difteria, pertussis (tosferina) y Tétanos-.
Así se hace el cerco epidemiológico
La puerta de entrada de los reportes de tosferina suelen ser los médicos de las distintas clínicas y hospitales. En caso de llegar un posible caso, el médico debe avisar a la Secretaría de Salud y se activa el Sistema de Vigilancia Epidemiológica (Sivigila). A la mayor brevedad envían un equipo conformado por médico y enfermera a la respectiva vivienda para evaluar si en el círculo familiar u otras personas cercanas presentan síntomas. En caso afirmativo, ordenan las pruebas respectivas (PCR para tosferina, cuyo resultado sale al día siguiente) y les entregan el tratamiento de antibióticos que indican los protocolos para cortar la cadena de transmisión.
Del total de enfermos diagnosticados en la capital antioqueña, 30 fueron a través de ese examen y a los otros dos los confirmaron al advertir que tenían los síntomas y habían estado en contacto con pacientes que dieron positivos.
Si acaso el enfermo además es un niño que va a la guardería o al colegio, se hace lo propio allí para ver si hay también estudiantes sintomáticos, además de desinfectar los juguetes que ellos comparten.
Alumno que tenga indicios de la enfermedad se debe desescolarizar, no solo por su beneficio propio sino de la comunidad educativa. Solo en casos especiales recomiendan la suspensión general de actividades.
Esto fue lo que ocurrió con el colegio Marymount. Su rectora, Catalina Guzmán, relató que todo comenzó con una alumna que dio positiva para tosferina. Los visitaron de la Secretaría de Salud Distrital, y a la hora de hacer el cerco epidemiológico descubrieron que había otros seis infectados. De ahí que, por sugerencia de los profesionales, las directivas decidieron dictar los últimos cuatro días de clases, antes de salir a vacaciones, bajo modalidad virtual.
“Como ya estaba el aprendizaje de la pandemia, les informarnos a los padres de familia y a los estudiantes, y usamos el montaje con plataforma digital”, apuntó la rectora.
Esto ocurrió la semana pasada y este lunes comenzó un proceso de desinfección de las instalaciones, a la vez que el plantel solo es ocupado por el personal administrativo y unos pocos estudiantes que van a cursos de recuperación, hasta el 27 de junio que es el cierre completo.
Vale la pena anotar que el Marymount es una institución de calendario B. Por eso culminó su año lectivo y el siguiente calendario escolar reinicia el 28 de julio para el personal administrativo y los docentes, y el 8 de agosto para los alumnos.
Si es necesario, el cerco epidemiológico de cada caso se amplía igualmente a la familia ampliada o hacia el barrio de residencia, con un despliegue meticuloso para que la enfermedad no se expanda. Gracias a eso es que, según Almanza, de 294 llamados que han recibido solo se han confirmado los 32 enfermos antes referidos.
Los pacientes han estado dispersos por distintas comunas urbanas de la ciudad, sin ninguna prevalencia especial por estrato, pues ha habido casos tanto en Laureles o El Poblado como en Manrique, Robledo o Santa Cruz.
En caso de alguna sospecha, lo mejor es observar algunas medidas similares a las que adoptamos dentro de la pandemia del covid-19, como usar tapabocas en caso de presentar síntomas respiratorios y lavarse bien las manos.
En un bebé. estos son los signos de alarma
Una diferencia de la tosferina en los niños más pequeños es que a estos les da una tos severa que no pueden respirar –hacen un ruido con los movimientos pulmonares llamado estridor- y como consecuencia, se ponen morados en labios y uñas, y hasta se pueden desmayar por falta de oxígeno. Luego, tampoco se pueden alimentar bien ni dormir y debido a eso pueden llegar complicaciones, con dificultad respiratoria y convulsiones incluso, hasta producirles la muerte. La consulta médica es indispensable en estos casos.
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“Cuando el bebé respira y hace ruido, cuando la boquita y las uñas se le pone moradas, son señales de alarma que nos indican que deben consultar por el servicio de urgencias, pero en todo caso los bebés deben seguir recibiendo la lactancia materna y se deben vacunar; es la protección que le podemos dar”, señaló la epidemióloga Rita Almanza.
En niños más grandes se puede producir vómito, pero no llegan a agravarse como sí puede ocurrir con los lactantes.