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Especial: Embolsados, el macabro fenómeno en el Valle de Aburrá que dejó 81 muertos en 3 años

Aunque es una forma de dejar mensajes entre bandas criminales, también tiene otras explicaciones. De los casos del año pasado solo tres han sido esclarecidos, lo que da cuenta de la dificultad investigativa de estos asesinatos.

  • Este fue uno de los casos más recientes de enmaletados y ocurrió el pasado 10 de febrero, cuando encontraron el cuerpo sin vida de Laura Isabel Lopera Osorio, de 20 años. FOTO Andrés Felipe Osorio García
    Este fue uno de los casos más recientes de enmaletados y ocurrió el pasado 10 de febrero, cuando encontraron el cuerpo sin vida de Laura Isabel Lopera Osorio, de 20 años. FOTO Andrés Felipe Osorio García
17 de febrero de 2024
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Cuerpos torturados, quemados o mutilados, en posición fetal, luego envueltos con papel vinipel, metidos en bolsas y dejados finalmente en parajes solitarios dentro de costales. La violencia no solo volvió cotidianos los asesinatos en la ciudad, sino que ha degradado hasta la forma de morir.

La confirmación de la barbarie es que en los últimos tres años mataron a 81 personas en el Valle de Aburrá y sus cuerpos fueron encontrados días después en envolturas, contenedores o maletas, empacados total o parcialmente.

El caso más sórdido que se recuerde ocurrió entre la noche del 17 y la madrugada del 18 de junio de 2021, cuando en cuestión de cinco horas tres cadáveres aparecieron envueltos en bolsas, completamente sellados, al costado de dos vías en Bello y Copacabana. Aunque en un principio se pensó que se trataba de casos aislados, luego se corroboró que pertenecían a una misma familia y que la masacre fue originada por la disputa de un terreno en el barrio La Gabriela que, de manera violenta, se quisieron apropiar los criminales.

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Aunque generalmente estos hechos se atribuyen a estructuras delincuenciales, no en todos los casos el propósito era dejarles mensajes a las bandas rivales o, incluso, a sus propios integrantes como parte de los ajustes de cuentas.

Casos como el mencionado, en el que fallecieron la pareja de esposos Nubia Isleny Pérez Cárdenas, de 50 años, y Wilson Alfonso Zapata Guisao, de 51, además de Diana María Jaramillo Henao, de 49, dan cuenta de que pueden existir casos en los que el principal móvil es intimidar a comunidades para desplazarlas, quitarles propiedades o, incluso, por motivaciones sentimentales.

Germán Antía, profesor de criminalística y ciencias Forense del Tecnológico de Antioquia, explicó que muchas veces cuando se presenta esta modalidad hay algunos signos de tortura, porque el objetivo es que la víctima dé un mensaje sobre algún tema particular de interés de las estructuras. Muchas veces entre la desaparición y el hallazgo del cadáver pueden pasar entre dos y cuatro días.

Uno de los casos que da validez a lo expresado por el docente se evidenció el pasado jueves en la vereda San Diego, de Girardota, donde encontraron el cuerpo sin vida de John Fredy Loaiza Gómez, de 34 años, a quien desaparecieron el martes en el barrio Santa Ana, de Bello, y abandonaron en la noche del miércoles en una vía rural, en un sitio donde a duras penas los vecinos podían avistar lo que estaba pasando por la soledad y la penumbra.

Cuando los agentes de la Sijín de la Policía Metropolitana encontraron el cadáver, evidenciaron que tenía múltiples quemaduras y signos de tortura, al parecer, por situaciones relacionadas con organizaciones criminales del norte del Valle de Aburrá.

El caso más recordado de cuerpos hallados empacados en el Valle de Aburrá en los últimos tres años y dos meses ocurrió el 11 de septiembre de 2022 en El Poblado, cuando encontraron el cadáver de Javier Ventura Marín, alias Tatú, presunto cabecilla del grupo delincuencial Robledo o Los Pesebreros, en medio de un ajuste de cuentas entre esta estructura con influencia principal en las comunas 6 (Doce de Octubre), 7 (Robledo), 13 (San Javier) y el corregimiento de San Cristóbal.

Entérese: Embolsado que fue hallado en El Poblado era alias Tatú, cabecilla de la Gao Robledo

Incluso, en este año se ha presentado una modalidad que en los anteriores no era recurrente: mujeres asesinadas y metidas en maletas o en bolsas y abandonadas en sus viviendas, como ocurrió en tres casos en el último mes.

“Con esta modalidad, muchas veces, lo que busca el homicida es ganar tiempo para escapar, como ocurrió con el caso de la mujer encontrada en el barrio Sucre donde responsabilizan a un canadiense. Además, la maleta no genera tantas sospechas como una bolsa y como son personas que pueden desconocer los sitios en los que pueden disponer del cadáver, entonces lo dejan en la vivienda”, explicó el profesor Antía sobre la particularidad, desde lo forense, del crimen como el de Laura Isabel Lopera Osorio, ocurrido el pasado 10 de febrero.

Características del horror

Las características del hallazgo de los cadáveres abandonados en distintos contenedores, según las autoridades, puede establecer si se trata de una situación de bandas criminales, retaliaciones o si tiene otras motivaciones.

“El año pasado nos encontramos con que nueve de los casos de cadáveres en contenedores tenían una particularidad: primero los cuerpos estaban en posición fetal, luego envueltos con papel vinipel (o chicle), después los meten en una bolsa y finalmente los dejan en un costal de una tonalidad particular”, explicó la directora seccional de Fiscalías Medellín, Yiri Milena Amado.

Pero esta modalidad, que de acuerdo con los conocedores del conflicto urbano se le atribuye al grupo delincuencial Los Triana, no es la única de abandono de cuerpos con estas particularidades, ya que hay hallazgos en los cuales los cuerpos únicamente tienen cubierta su cabeza con papel vinipel o con bolsas, aunque en la mayoría de los casos sí se cubre completamente la integridad de los despojos de los asesinados, usando además sunchos, cordones o cabuyas para amarrar las manos o para cerrar el empaque.

El elemento más utilizado en estos crímenes continúa siendo la bolsa plástica, desde el 2021 se han registrado 49 de los 81 casos con este tipo de contenedor (60,49%), seguido por las sábanas, con 17 homicidios (21%). Cierran el listado los costales con siete (8,64%), papel chicle con cinco (6,17%) y los dos casos en maletas ocurridos este año (2,47%).

Lea: Hallaron cadáver envuelto en costales y con signos de quemaduras en una vereda de Girardota

En cuanto a la modalidad, de acuerdo con el profesor Antía, en la mayoría de los casos se registran las muertes mediante la modalidad de asfixia o de lesiones con objetos contundentes, después de un largo proceso de tortura, mientras que en un grado menor se encuentra en la necropsia que en las muertes se utilizaron armas blancas o de fuego.

“Con el tema de los embolsados el espectro es muy amplio y hay muchas cosas que influyen en eso, por lo que no siempre se debe atribuir particularmente a una estructura porque hay múltiples motivaciones. Hemos conocido casos que sí han sido cometidos por bandas, pero tienen finalidades que nada tienen que ver”, manifestó Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo (Corpades).

Aseguró, además, que esta modalidad de asesinatos no se registran durante todo el año, sino que se presentan por oleadas, como la que se ha registrado este año entre la última semana de enero y las primeras dos de febrero. Por ejemplo, en los últimos cinco meses del año pasado hubo cuatro casos, cuando hasta el 31 de julio hubo 20. “Todo depende del comportamiento criminal en la ciudad”, manifestó el experto en conflicto.

El norte, donde más los dejan

Tal como ocurrió con la pareja de esposos y la otra mujer, la tendencia de abandonar los cadáveres embolsados y en otro tipo de contenedores se registra en el norte del Aburrá.

Según los registros de estos 81 casos, en Bello se han presentado 20 hallazgos, en Copacabana 8, en Girardota tres y en Barbosa cinco, mientras que en los municipios del sur metropolitano solo se contabilizan cinco casos desde el 2021: dos en Itagüí, uno en La Estrella y los restantes en Caldas. En Medellín se contabilizan 39 casos en este mismo periodo, casi equilibrado con los 34 casos que suman en total los otros cuatro municipios del norte del área metropolitana, dando a entender que es una modalidad que tiene más fuerza en esta zona del Valle de Aburrá.

“Muchas veces lo que se busca es dejar los cadáveres en lugares solitarios, que no cuenten con cámaras de seguridad y que les permita maniobrar para su proceder criminal y tratar de hacer más compleja la investigación”, explicó la fiscal Amado.

Y si bien hace algunos años la antigua Vía al Mar, por la vereda Boquerón del corregimiento San Cristóbal, era la zona más utilizada para abandonar estos cadáveres, en la actualidad el sitio predilecto para ello es la avenida Regional Oriental Norte, en Bello, una vía inaugurada por el Área Metropolitana en diciembre de 2021.

Desde que se cortó la cinta para abrir paso en este corredor para descongestionar la movilidad, la falta de edificaciones en el sector y de medidas de seguridad permitieron que esta zona se convirtiera en un botadero de cuerpos. Desde entonces se han encontrado 12 cadáveres embolsados, en su mayoría con similares características.

Pero esto no significa que todos los cuerpos hallados en este sector provengan de sectores de Bello. El caso de Deivy Alberto Blandón Marín, un comerciante de La Bayadera, en el centro de Medellín, da muestra de que abandonar los cadáveres en este sector es libre para todas las estructuras.

Su desaparición se registró el 5 de julio de 2023 y transcurrió más de una semana sin que se supiera nada de él. El 11 del mismo mes se registró un hallazgo en la avenida Regional Oriental y un día más tarde se confirmó que se trataba de esta persona.

“No podemos atribuir estos hechos a alguna estructura en particular, puesto que muchas veces vienen de otros lugares y por la soledad del sector, aprovechan y dejan los cuerpos abandonados”, expresó a mediados del 2023 Yenia Rivas Rentería, entonces secretaria de Gobierno de Bello.

Ante el incremento descontrolado de los hallazgos en esta vía, entre finales de agosto de 2022 y el 25 de abril de 2023, la Alcaldía de Bello optó por restringir la circulación vehicular entre las 10:00 p.m. y las 5:00 a.m. en este tramo que inicia en la Universidad Uniminuto y culmina en la quebrada La Seca.

Sin embargo, la medida no fue eficiente y tan solo en ese periodo de tiempo se contabilizaron cuatro hallazgos de cadáveres embolsados, por lo que cuando se encontró en bolsas el cuerpo sin vida de Yan Freider Durango Pérez, de 14 años, el 24 de abril de 2023, la Alcaldía de Bello decidió reabrir el tráfico vehicular las 24 horas.

Ante esto, la Alcaldía aseguró a finales del año pasado que había instalado cámaras de seguridad en este corredor vial, pero hasta el momento ninguna de ellas ha entrado en operación, de acuerdo con la información conocida con investigadores judiciales, aunque este año no se han registrado casos en este corredor vial.

¿Difíciles de esclarecer?

Debido a que muchas veces los cuerpos son encontrados en parajes solitarios y no tienen muchos rastros iniciales, esta es una modalidad de asesinato difícil de esclarecer, lo que no significa que sea imposible hacer justicia por las víctimas de estos hechos.

Según explicó la directora seccional de Fiscalías Medellín, de los hechos registrados el año pasado tan solo tres han sido esclarecidos plenamente, mientras que la mayoría van en buen camino para ser resueltos.

De hecho, el pasado 1 de agosto, el director de la Policía Nacional, general William René Salamanca, logró la captura de Eduym Arsoby Betancur Gómez, alias Chilapo, presunto cabecilla del grupo delincuencial Los Triana, y a quien detuvieron en el municipio de Gómez Plata, Norte antioqueño.

Según el general Salamanca, alias Chilapo era presunto coordinador de homicidios en Medellín y Bello. “Las víctimas eran arrojadas en bolsas a vías públicas”, dijo.

Pero el trabajo para dar con la captura de este hombre es complejo para los investigadores, “porque se debe, primero, identificar a la víctima, saber cómo murió y conocer su origen, si tenía algún antecedente o alguna situación vinculante y a partir de ahí comenzar con la trazabilidad para tratar de dar con los responsables. Además, al no contar con cámaras de seguridad en estos hechos, se requieren otros procedimientos”, explicó la fiscal.

Actualmente desde la Fiscalía, con el apoyo de los grupos de la Unidad de Vida, avanzan para esclarecer los casos que aún están pendientes de judicializar, aunque la fiscal aseguró que estos procesos avanzan por buen camino.

Porcentaje de homicidios

Por lo general, en los casos de embolsados y abandonados en otros contenedores las víctimas son hombres, porque en total de las 81 víctimas, tan solo 10 fueron mujeres en el periodo en cuestión.

Sin embargo, en este 2024 se ha presentado una particularidad, porque se distribuyen equitativamente la cantidad de víctimas: tres hombres y tres mujeres.

“Tenemos conocimiento que el caso de San Antonio de Prado (Sebastián Quiceno Laverde) tiene que ver con conflictos de bandas del corregimiento y lo del ingeniero (David López Gaviria) tendría que ver con una situación en Copacabana”, explicó Quijano sobre las versiones que han trascendido de estos hechos.

Añadió que el caso de las mujeres, dos de ellos serían feminicidios y la de Martha Cecilia Puerta, en Belén, se debería a que la otra mujer que la habría matado no le quiso pagar el arriendo que le adeudaba. Esta modalidad, aunque su cifra es elevada, tan solo representó el 4,79% de los 1.691 homicidios ocurridos en el Valle de Aburrá desde el 2021, de acuerdo con los registros de la Policía Metropolitana. Sin embargo, este año sí tiene una mayor representación, es el 11,32% de los 53 casos que se han registrado en la subregión, una forma macabra que no deja de causar estupor por la degradación de la violencia en la ciudad.

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