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Daniel Quintero también será recordado como el alcalde que siempre estuvo en campaña

Las narrativas, la confrontación constante, la revocatoria (2020-2021), las elecciones presidenciales (2022) y ahora las regionales de 2023 marcaron el derrotero de Quintero, que siempre estuvo en campaña.

  • Daniel Quintero es el primer alcalde elegido por voto popular que deja el cargo tirado en Medellín. La campaña política siempre marcó la agenda de su gobierno. FOTO: EL COLOMBIANO
    Daniel Quintero es el primer alcalde elegido por voto popular que deja el cargo tirado en Medellín. La campaña política siempre marcó la agenda de su gobierno. FOTO: EL COLOMBIANO
01 de octubre de 2023
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En un hecho inédito desde que hay elecciones populares de alcaldes (1988), Medellín quedó a la deriva sin mandatario elegido por voto popular, luego de que Daniel Quintero decidiera renunciar a su cargo para meterse de fondo a la campaña política, terreno en el que se movió durante los tres años y nueve meses de gestión.

Daniel Quintero asumió el cargo el 1 de enero de 2020, tras alcanzar 303.420 votos, el 38,56% de los votos de aquella elección que dejó a Alfredo Ramos en el segundo lugar con 235.163 votos. Los meses como alcalde electo y las primeras semanas como mandatario en propiedad mostraron a un Quintero conciliador, un alcalde con perfil gerencial que armó un diagnóstico detallado de Medellín en su Plan de Desarrollo, sumando todas las voces posibles de la sociedad: empresariado, academia, veedurías, otras orillas políticas, minorías.

Sin embargo, rápidamente esa imagen se fue diluyendo en medio de salidas en falso en las que comenzó a casar peleas y a intentar establecer narrativas alrededor de temas tan críticos como Hidroituango, el hambre y la salud de los medellinenses, lo que se acentuó con el curso de la pandemia y las decisiones que tomó en las que, abiertamente, comenzó una campaña de desprestigio contra empresarios, académicos y opositores.

Tal vez la primera de esas decisiones que empezaron a romper su credibilidad fue la de crear un gueto en el barrio El Sinaí, comuna Santa Cruz, en junio de 2020, donde mandó a instaurar un cerco militar que, literalmente, arrinconó al barrio a orillas del río Medellín a padecer hambre durante meses por ser supuestamente un foco epidemiológico peligroso para el resto de la ciudad. Sin embargo, los expertos nunca avalaron dicha medida ni la encontraron razonable a la luz de la evidencia científica del momento. Hecho que no le importó a la Alcaldía que sometió a un gueto a una comunidad que, tal como lo evidenció una crónica de EL COLOMBIANO en agosto de 2022, nunca se repuso de la estigmatización a la que fue sometida.

Lea acá: Quintero se queda solo en la junta directiva de EPM tras renuncia de ocho miembros

Fue por esa misma época que la junta directiva de EPM renunció en pleno, dejando una crisis en el gobierno corporativo sin precedentes en la ciudad. “Señor Alcalde por lo anterior y al no estar de acuerdo con el actual manejo que se le viene dando a temas tan fundamentales para el presente y futuro del Grupo EPM y el reiterado desconocimiento a la Junta Directiva, nos vemos obligados a presentar nuestra renuncia como miembros de ésta”. Así terminaba el comunicado publicado por ocho de los nueve miembros de la junta directiva de EPM ese 11 de agosto de 2020.

En adelante, lo que siguió fue una confrontación continua con la ciudadanía. Ya en 2021 comenzaron a destaparse las irregularidades que rodearon a la alcaldía el resto del periodo. A finales de ese año, se destapó el escándalo por el lote Aguas Vivas, en El Poblado, un lote que le pertenece al Municipio y por el cual la administración Quintero se mostró desesperada por pagar más de $48.000 millones en un negocio que iba a favorecer, entre otros, a personas muy cercanas a Luis Pérez.

Ya en 2022 la administración Quintero colapsó. Con la desfavorabilidad en cifras históricas que jamás había visto un mandatario en la ciudad, Quintero se apartó de su labor como alcalde y se concentró en su proyecto político cuyo principal objetivo es convertirlo en presidente. Desde finales de 2021 comenzó una desbandada de funcionarios, de medio y alto nivel de su gabinete, que terminaron metidos en la campaña presidencial de Gustavo Petro. Fueron más de 100, entre directivos y secretarios, un abandono progresivo de la ciudad que terminó con la salida del propio alcalde, quien no tuvo reparos en advertir el grave daño a la institucionalidad y la gestión de su plan de desarrollo que causaba el hecho de que se metiera de lleno en político.

Lea acá: Daniel Quintero le mete todas sus fichas a la campaña de Gustavo Petro en Medellín

Tras participar en política de manera flagrante durante varios meses, finalmente publicó un video de apoyo evidente a Gustavo Petro y esto le valió que en mayo de 2022 fuera suspendido del cargo tres meses por la procuradora Margarita Cabello.

Por ese entonces, los balances de veedurías y Concejo de Medellín daban cuenta de cifras en rojo, retrasos absolutos en líneas estratégicas del plan de desarrollo, obras y proyectos con indicadores en 0% en materia de infraestructura, vivienda y salud, por señalar solo algunos.

Lea: Los 10 temas que dejará Quintero sin resolver en la ciudad

Con su gabinete completamente desarmado, sin credibilidad, los últimos meses de Quintero solo sirvieron para mostrar una versión todavía más desorientada y errática. Creó decenas de narrativas sobre hechos que no sucedieron o deformó la verdad en decenas de situaciones. Cabalgó con la supuesta recuperación de $20 billones para la ciudad que nadie, ni ciudadanos, ni opositores ni veedurías sabe de dónde salieron. Y se dedicó a alentar las campañas políticas de sus amigos y exfuncionarios. Independientes, como partido político, entregó 2.860 avales en todo el país para alcaldías, gobernaciones, asambleas y concejos, con recursos que, tal como lo han señalado diferentes denuncias de EL COLOMBIANO, provendrían de las propias arcas de la ciudad.

Medellín fue su ring electoral

Si bien la revocatoria a Quintero no progresó porque el CNE no avaló las cuentas del movimiento promotor, Quintero aprovechó desde 2021 para impulsar la narrativa de hacer ver al uribismo como culpable del intento de sacarlo del poder. Sus contradictores –los revocadores– se sintieron con el suficiente respaldo ciudadano para lograr los poco más de 145.000 votos que se requerían para cumplir su objetivo, lo que puso a Medellín en el centro del debate electoral nacional.

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No fue gratuito que los dos personajes más antagónicos de la política nacional enfilaran sus baterías para ser protagonistas de esta revocatoria. Por un lado, el expresidente Álvaro Uribe no escatimó esfuerzos para sacar a relucir lo que considera es la peor alcaldía de la ciudad en décadas. Y, por su parte, Gustavo Petro rodeó al mandatario local advirtiendo que –a su juicio– lo único que había era una orfandad de poder del uribismo y no una mala gestión de quien lideraba la ciudad.

Ya en 2022, el escenario que usó Quintero para moverse en el terreno político fue la elección presidencial. Quintero puso todas sus fichas para intentar seducir al electorado de la ciudad en la causa de Gustavo Petro. Desde el 18 de febrero cuando comenzaron las renuncias de sus secretarios más cercanos para sumarse de una vez a la campaña de Petro en Antioquia, vino aumentando las acciones públicas a favor del Pacto Histórico, entre ellas la que protagonizó en el video que subió a su cuenta de Twitter, el del “cambio, en primera”, tras de lo cual llegó la suspensión de la Procuraduría.

Lea acá: Daniel Quintero le mete todas sus fichas a la campaña de Gustavo Petro en Medellín

Pero además de la cuota de secretarios en la campaña, Quintero puso también sus fichas en el Congreso de la República, al ubicar en la lista del Pacto Histórico en el Senado a su amigo, el destituido concejal Alex Flórez, y a David Alejandro Toro, este último como cabeza de lista en la Cámara por Antioquia.

El uso de recursos de la Alcaldía a favor de la campaña presidencial quedó en evidencia, previo a las elecciones de marzo para el Congreso. Entonces se conoció una denuncia según la cual estarían utilizando buses de un contrato de la Alcaldía de Medellín al servicio de la campaña petrista a través de la Esal Avanti.

Ya elegido Petro, Quintero se montó en otro caballito electoral desde el año pasado: las elecciones regionales. El alcalde les pidió la renuncia a sus secretarios en septiembre de 2022 “para diseñar el equipo que cerrará con broche de oro la administración, y el que con amor y valor defenderá a Medellín y derrotará al uribismo en 2023”. La puerta giratoria se activó de inmediato y solo en la primera semana de noviembre se registraron 12 salidas de directivos.

En estas elecciones, Independientes, el partido del alcalde Daniel Quintero, le sacó jugo a la personería jurídica que le otorgaron apenas hace seis meses y entró en una feria de avales, apoyando a candidatos hasta en rincones del país donde difícilmente han oído hablar del mandatario.

En total, entregaron 2.544 avales, de acuerdo con la plataforma de la Registraduría Nacional del Estado Civil, aunque voceros del movimiento indicaron que la cifra sube a 2.860 si se cuentan los coavales y alianzas. De cualquier manera, según el exmagistrado del CNE Guillermo Mejía, las cifras resultan increíbles para una colectividad con tan poco tiempo de existencia y que probablemente ni siquiera tiene ese número de militantes inscritos en sus registros.

¿Qué beneficio saca con esto? Con ello no solo estarían preparando la tan anunciada candidatura de Quintero para la Presidencia de la República en el año 2026, sino buscando asegurar “escampaderos” para que subsistan mientras tanto algunos de sus integrantes en el caso probable de que pierdan la principal conquista que han tenido hasta ahora, que es la Alcaldía de Medellín.

Quintero siempre se la jugó entonces por apostarle a su ambición de poder, su anhelo de ser presidente. Aunque su renuncia llega hoy dejando la ciudad a la deriva a falta de tres meses para que finalice el periodo para el cual fue elegido, desde hacía rato, en la práctica, había abandonado la gestión en la ciudad, prefirió siempre estar en campaña, en su propia campaña.

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