El hecho
Andrés Escobar era un ídolo del Atlético Nacional y la Selección Colombia. Fue conocido como “El Caballero de la Cancha” por su temperamento jovial y pacífico. A la menor falta sobre un rival no dudaba en disculparse Era gran amigo y excelente compañero, simpático con las personas y, sobre todo, con los niños.
El defensa hizo parte de la Selección Colombia que asistió a los mundiales de Italia 1990 y Estados Unidos 1994, con el técnico Francisco “Pacho” Maturana. En esa última Copa del Mundo, la selección era una de las favoritas. Se le exigía ganar el título. Sin embargo, el debut presagiaba un final oscuro: fue derrota 3-1 con Rumania. Se esperaba la reacción del combinado nacional para el segundo encuentro el 22 de junio de 1994, pero fue el comienzo de la desgracia. Colombia volvió a perder, esta vez 2-1 ante los anfitriones con un autogol de Andrés, lo que significó la eliminación de la tricolor.
El seleccionado cafetero cerró su participación con un triunfo 2-0 sobre Suiza, aunque el marcador simplemente fue anecdótico. A su regreso al país el 28 de junio, Andrés dijo: “La vida no termina aquí, es solo un partido de fútbol”, cuando fue indagado sobre el autogol.
El 2 de julio de 1994, pese a la advertencia de amigos y familiares para que no saliera de su hogar, porque había un ambiente tenso por la eliminación del Mundial, Andrés se dirigió al restaurante El Indio, en la Vía Las Palmas. Allí departió con unos allegados y fue víctima de insultos de otros comensales por el autogol. En el parqueadero, Escobar seguía esquivando los insultos hasta que se molestó y les dijo que lo dejaran tranquilo. El ambiente se puso tenso y fue cuando el chofer de David y Santiago Gallón Henao, Humberto Muñoz Castro, sin mediar palabra, se acercó a él y le descargó seis tiros.
Las autoridades no demoraron en dar con el asesino. Para encubrir el crimen, el mismo Muñoz Castro denunció el robo de una camioneta en un asalto en el que unos delincuentes supuestamente lo habían atado, y mostró marcas en sus muñecas. La Policía rápidamente se dio cuenta de la mentira y lo detuvo.
Muñoz finalmente confesó el crimen, pero dijo no saber a quién le disparó. Fue condenado a 43 años de prisión, aunque pagó 12 y quedó en libertad en 2005. Los hermanos Gallón Henao fueron acusados por encubrimiento y dejados en libertad meses después del asesinato. El fiscal que llevó el caso, Jesús Albeiro Yepes, confesó en una entrevista, años después que los Gallón debieron ser acusados como cómplices e investigados como autores intelectuales del crimen, esto finalmente no sucedió.El asesinato de Andrés, que apenas tenía 27 años, estremeció a Colombia. La partida de uno de los deportistas más queridos, sinónimo de rectitud y honestidad, generalizó un ambiente de desesperanza y tribulación. Al menos 30.000 personas acompañaron el funeral en Campos de Paz, donde también quedó enterrado parte del corazón del país.