Los drones ucranianos se estrellaron contra edificios de apartamentos de gran altura y estacionamientos en las afueras de Moscú en las primeras horas del martes, y ambas partes afirmaron que fue el mayor ataque a la capital rusa en los tres años de conflicto.
El Kremlin condenó el ataque, que se produjo horas antes de que altos funcionarios estadounidenses y ucranianos se reunieran para negociar en Arabia Saudita y después de tres años de bombardeos aéreos rusos sobre ciudades ucranianas.
El ataque mató a tres personas, dijeron funcionarios rusos.
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Kiev afirmó que los ataques deberían impulsar al presidente ruso, Vladimir Putin, a aceptar su pedido de detener los ataques aéreos de largo alcance, una propuesta que Moscú había descartado previamente.
Diplomáticos ucranianos y estadounidenses se reunieron para conversar sobre cómo poner fin al conflicto, y Kiev dijo que intentaría convencer a Washington -que ha reanudado las conversaciones con Moscú bajo el gobierno del presidente Donald Trump- de que se sume a la idea.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, denunció que Kiev ataca “casas residenciales”, afirmando que las propias fuerzas rusas sólo atacaron infraestructura militar, a pesar de los ataques casi diarios contra zonas civiles de Ucrania y los miles de civiles ucranianos muertos por su ofensiva.
El ejército de Moscú afirmó haber interceptado 343 drones ucranianos y algunos de ellos cayeron sobre “infraestructura residencial y económica”.
El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, lo calificó como “el ataque con drones enemigos más masivo contra Moscú”.
En el lugar de uno de los ataques, los periodistas de la AFP vieron agujeros en los pisos superiores de un edificio de apartamentos y vidrios rotos y escombros esparcidos por el asfalto.
Los drones atacaron áreas que rodean Moscú, incluyendo Ramenskoye, donde se encuentra una base aérea, y un área cerca del aeropuerto Domodedovo de Moscú.