La cadena de restaurantes Cracker Barrel, con sede en Tennessee, enfrenta una tormenta mediática desde que presentó, el 19 de agosto, su nueva campaña de rebranding titulada “All the More”, que incluyó un logotipo renovado, cambios en el menú y remodelaciones en sus locales. La actualización generó un fuerte rechazo en redes sociales, principalmente entre la base conservadora y simpatizantes del movimiento MAGA, quienes consideran la medida como un gesto “woke” vinculado a políticas de diversidad e inclusión.
Este martes, Donald Trump intervino en el debate a través de Truth Social, donde pidió a la compañía dar marcha atrás: “Cracker Barrel debería volver al logo antiguo, admitir un error basado en la respuesta de los clientes (la verdadera encuesta) y manejar la empresa mejor que nunca”. El presidente agregó que la cadena “ya obtuvo mil millones de dólares en publicidad gratuita” gracias a la controversia y que tiene una “gran oportunidad” si corrige el rumbo.
Ese mismo día, la Casa Blanca también se pronunció desde su cuenta oficial en X con el mensaje “Go woke, go broke”, acompañado de un montaje del nuevo logo en el que aparecía Trump recostado sobre un barril.
Las críticas en redes sociales han sido contundentes. Entre los comentarios más recurrentes se encuentran llamados a “poner de nuevo al abuelo en el logo” y amenazas de boicot contra la marca hasta que retome su identidad visual anterior. Incluso Donald Trump Jr. se sumó a la polémica cuestionando los motivos del rediseño.
La reacción de los mercados tampoco fue ajena: tras el anuncio del 19 de agosto, las acciones de Cracker Barrel cayeron casi diez dólares en un solo día, pasando de 59,02 a 50,76 dólares, antes de recuperarse parcialmente a 54,80. Para el 26 de agosto, los títulos se negociaban en torno a los 57 dólares, aún lejos de su máximo anual de 71,86 alcanzado en julio.
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En medio de la controversia, la empresa emitió un comunicado el 25 de agosto asegurando que los elementos más tradicionales de la marca “no desaparecerán”: desde las mecedoras en los porches hasta las chimeneas encendidas, los juegos de mesa y los objetos de estilo vintage característicos de sus tiendas.