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Trump se queda sin apoyo en teoría de fraude electoral

El mandatario despidió a su experto en ciberseguridad, quien contradijo sus denuncias. Sus demandas no prosperan.

  • El presidente Donald Trump no ha dado declaraciones en público desde que Joe Biden ganó las elecciones. Su periodo en la Casa Blanca terminaría el 20 de enero de 2021. FOTO Getty
    El presidente Donald Trump no ha dado declaraciones en público desde que Joe Biden ganó las elecciones. Su periodo en la Casa Blanca terminaría el 20 de enero de 2021. FOTO Getty
19 de noviembre de 2020
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Ni el máximo funcionario de seguridad del gobierno de Estados Unidos, Chris Krebs, respaldó los señalamientos del mandatario Donald Trump sobre el presunto fraude en las elecciones.

Krebs, quien hasta ayer trabajó como director de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad, fue despedido por el presidente a través de Twitter.

Su salida es un episodio más en la trama sobre las aparentes irregularidades de los comicios del 3 de noviembre que el republicano ha denunciado en las últimas semanas. Ya pasaron dieciséis días desde esa fecha, el país no ha empezado un proceso de transición de Gobierno y los altos funcionarios de la Casa Blanca, como el secretario de Estado Mike Pompeo, dicen que este no sucederá porque se muestran convencidos de que ganaron la reelección.

Krebs siempre desmintió las teorías que divulgó la campaña republicana asegurando que las votaciones anticipadas –las que se hacían por correo postal– eran inseguras. La semana pasada encabezó un comunicado firmado por él y otros trece líderes de organismos de ciberseguridad federales, estatales y locales en el que afirmaron que las elecciones fueron “las más seguras en la historia” del país.

Después de contradecir al presidente en repetidas ocasiones, el director fue despedido en dos mensajes de Twitter en los que este le acusó de dar declaraciones “inexactas” sobre los comicios. Krebs se limitó a responder que siempre hizo bien su trabajo.

Ese es solo uno de los frentes que por estos días batalla el mandatario para sostener su versión de que sí ganó. En el otro, el judicial, tampoco le va bien. Su campaña ha instaurado demandas en los estados de Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin alegando irregularidades en el conteo de sufragios, pero estas han sido rechazadas.

Hubo una, en Pensilvania, que prosperó en un tribunal local, hasta que el pasado martes la Corte Suprema estatal la dejó sin efecto. Esa única querella en la que casi triunfa ni siquiera dejaba sin efecto el conteo, sino que buscaba asegurarse de que los observadores del partido pudieran estar más cerca del escrutinio.

Apuesta por el desgaste

David Levine es experto en seguridad electoral de Alliance for Securing Democracy y dice que “las acusaciones son, en gran parte, señalamientos no verificados sobre el proceso de votación o escrutinio, que generalmente afectan muy pocas papeletas para cambiar los resultados de un estado”.

Un ejemplo es Georgia. En este ambos candidatos quedaron empatados, con el mismo porcentaje de votos, por lo que las autoridades ordenaron un reconteo. Este arrojó que faltaban por procesar 2.600 tarjetones, una cifra que no marca diferencia en la definición.

Trump también insiste en quedarse con los seis votos electorales que representa Nevada y presentó una nueva petición el martes reclamando que se recuenten las papeletas del condado Clark. Además, en Wisconsin solicitó una revisión en dos condados, Dane y Milwaukee.

Ni las cortes ni las agencias de seguridad han dado la razón al mandatario en sus alegatos, pero él persiste. Cristian Rojas, director del programa de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, explica que esto responde a una estrategia para “mantener firmes a sus bases y dejar dudas sobre la legitimidad de la elección de Biden. Es un propósito político importante”.

Ayer Trump sostuvo que esta fue una elección “amañada”. Entre tanto el presidente electo Joe Biden dice que la negativa de la Casa Blanca a comenzar la transición abre la puerta a que “más gente pueda morir”, aludiendo a los cambios en la gestión de la pandemia que plantea la futura administración demócrata.

El triunfo de Biden fue declarado por los medios de comunicación, que son los que en ese país, tradicionalmente, informan cuando un candidato consigue los 270 votos electorales necesarios para ganar la Casa Blanca. Las cuentas indican que él alcanza 290 electores contra los 232 que suma su contrincante. Falta que se confirme quién se queda con los 16 que representa Georgia.

La batalla republicana por recuperar la Casa Blanca puede extenderse hasta el 14 de diciembre, día en el que el Senado se reunirá para hacer el conteo oficial de los electores y confirmar al ganador. Por ahora el presidente saliente no ha dado declaraciones en público, alegando que tiene una agenda de reuniones, y solo se deja ver en la calle para salir a jugar golf.

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