La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, visitó al Papa Francisco en el Hospital Policlínico Agostino Gemelli de Roma, donde ha encontrado al pontífice “alerta y receptivo” en su quinto día de hospitalización después de que se le detectara una neumonía bilateral.
“Estoy muy feliz de habérmelo encontrado alerta y receptivo. Bromeamos como siempre. No ha perdido su sentido del humor”, manifestó Meloni, según un breve comunicado difundido por su departamento de prensa.
Durante su encuentro, la jefa de Gobierno italiana aprovechó para desearle al Papa Francisco una pronta recuperación “en nombre del Gobierno y de toda la nación”.
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El Papa Francisco ingresó el pasado viernes 14 de febrero en el Hospital Policlínico Gemelli de la capital para continuar con su tratamiento para la bronquitis. Allí se le diagnosticó una neumonía bilateral que requirió de tratamiento farmacológico adicional
Este miércoles también se conoció que el papa, de 88 años, muestra una leve mejoría, según los últimos análisis de sangre, informó el Vaticano.
El Vaticano dijo que la condición del papa es “estable”.
“Los análisis de sangre, examinados por el personal médico, muestran una leve mejoría, en particular los indicadores” de inflamación, dijo el Vaticano en un comunicado.
El anuncio de que el papa sufre una neumonía --una infección del tejido pulmonar, potencialmente mortal-- reavivó la preocupación por la salud del líder de la Iglesia católica. Este diagnóstico es complicado, ya que al jesuita argentino, le extirparon el lóbulo pulmonar derecho cuando era joven.
Una fuente del Vaticano informó que el pontífice puede levantarse y sentarse en un sillón. Respira sin asistencia mecánica, pero no se descarta que la utilice, por momentos.
Pese a los reiterados problemas de salud de los últimos años, entre ellos de cadera, dolores en la rodilla que le obligan a ir en silla de ruedas, operaciones o infecciones respiratorias, Jorge Bergoglio ha mantenido una cargada agenda y declaró que no tiene intención de bajar el ritmo. Sus médicos insisten en que tendría que frenar un poco sus actividades.
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La hospitalización de Francisco, la cuarta en menos de cuatro años, ha relanzado el debate sobre su salud, especialmente porque su ingreso llega al inicio del año jubilar de la Iglesia católica, lo que implica una larga lista de eventos, muchos de ellos presididos por el papa.
Según el teólogo jesuita Antonio Spadaro, cercano al papa, Francisco podría estar hospitalizado entre dos y tres semanas.
Desde su elección, el jesuita ha dejado siempre abierta la opción de dimitir en el caso de que su salud le impidiera seguir desempeñando sus funciones, como hizo su antecesor, Benedicto XVI, el primer papa desde la Edad Media en renunciar, alegando problemas de salud.
