El origen de la disputa entre la compañía y el gobernador ha sido la crítica de Disney a una ley apoyada por DeSantis que prohibe las lecciones escolares sobre orientación sexual e identidad de género.
El grupo estadounidense Disney canceló esta semana su plan de construir un nuevo campus para empleados en el centro de Florida, en medio de una disputa con el gobernador republicano del estado, Ron DeSantis.
El gigante del entretenimiento no seguirá adelante con el proyecto de Lake Nona debido a “cambios significativos” desde el anuncio inicial, “incluido una nueva dirección y condiciones comerciales cambiantes”, según un memorando del presidente de parques, Josh D’Amaro.
El proyecto, anunciado por primera vez en julio de 2021, tenía previsto trasladar 2.000 puestos de trabajo de California a Lake Nona, que se encuentra a unos 30 kilómetros al este del enorme complejo Disney World en Orlando.
El proyecto, de más de 800 millones de dólares, habría incluido trabajadores en tecnología digital, finanzas y desarrollo de productos con un salario promedio de 120.000 dólares anuales, dijeron grupos empresariales de Orlando cuando se hizo el anuncio.
Pero Disney se ha visto envuelto en una batalla cada vez más campal con DeSantis, figura en ascenso de la derecha estadounidense y quien, según los informes, planea lanzar su candidatura a la nominación presidencial republicana para las elecciones de 2024 la próxima semana.
El origen de la pelea ha sido la crítica de Disney a una ley apoyada por DeSantis que prohíbe las lecciones escolares sobre orientación sexual e identidad de género.
El alcalde del condado de Orange, Jerry Demings, donde se establecería el complejo turístico, dijo en un comunicado que la decisión de Disney era “desafortunada”.
“Sin embargo estas son las consecuencias cuando no hay un ambiente de trabajo colaborativo e inclusivo entre el estado de Florida y la comunidad empresarial”, dijo Demings. “Seguiremos trabajando estrechamente con nuestro valiosos socios en Disney”, agregó.
En febrero, DeSantis eliminó el control de Disney de su distrito autónomo especial, lo que permitía que el parque de diversiones, que tiene el tamaño de una ciudad, ejecutara sus propios proyectos de zonificación e infraestructura, exentos de las regulaciones estatales.
El gobernador también expuso la idea de construir una prisión cerca del parque, que hace parte de un sitio turístico en expansión que emplea a más de 75.000 personas en Florida y que buscaba atraer a unas 50 millones de personas por año.
En respuesta, Disney presentó una demanda contra DeSantis, alegando “una campaña de represalias del gobierno” por las posiciones políticas de Disney.
A principios de esta semana, Disney le pidió a un juez que desestimara una demanda presentada por una junta de supervisión alineada con DeSantis.
El expresidente republicano Donald Trump ha ridiculizado la pelea entre DeSantis y Disney. En abril, en una publicación en una red social, dijo que la compañía dejará de invertir dinero en Florida, y que podía incluso anunciar “un lento retiro”.
La campaña de Trump culpó en un comunicado a las diferencias entre DeSantis y Disney de privar al estado de una gran inversión y de lucrativos empleos.
“Porque (DeSantis) fue demasiado débil para luchar por este estado”, decía la comunicación que elogió a Trump como “el presidente de los empleos”.
“La guerra fallida de DeSantis con Disney ha hecho poco por su campaña que cojea, y ahora está haciendo mucho menos por la economía de Florida”, agregó.
