La misión secreta de las fuerzas especiales de EE. UU. que acabó con la vida del jefe del Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Baghdadi, duró cuatro horas y se produjo en la región de Idlib, en el noroeste de Siria.
Al anunciar la operación, el presidente de EE. UU., Donald Trump, señaló que “no hubo bajas” entre los comandos especiales, mientras que un alto número de yihadistas pereció.
Trump informó que después de la irrupción de los comandos estadounidenses en el complejo donde se encontraba Al Baghdadi, el jefe del EI huyó por un túnel a la vez que era perseguido por perros y los soldados de EE. UU.
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“Su cuerpo resultó mutilado por la explosión, pero los resultados de los exámenes ofrecieron una identificación cierta y positiva”, subrayó.
En total, agregó, la operación duró cuatro horas, en las que hubo un fuerte intercambio de disparos entre yihadistas y las fuerzas estadounidenses.
Posteriormente, el secretario de Defensa, Mark Esper, indicó que hubo “dos heridos leves” en los comandos estadounidenses, al resaltar el éxito del operativo.
La información acerca de la ubicación precisa de Al Baghdadi fue aportada por Turquía 48 horas antes de la misión, y durante ella los comandos estadounidenses atravesaron espacio aéreo ruso, por lo que Moscú fue avisado.
Trump señaló que se llevaba vigilando al jefe del EI durante “dos semanas” y que en varias ocasiones se cancelaron planes similares a la espera de contar con el momento más favorable.
Además, informó que no avisó previamente a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, para mantener el carácter “secreto” de la misión.