Más allá de si el Estado Islámico (EI) es derrotado pronto o tras una cruenta contienda en el último feudo de importancia que tiene en Irak, el futuro del país puede estar jugándose en detalles como el saldo de víctimas civiles y la idea que tenga un Ejército predominantemente chií frente a cómo estabilizar una urbe —la tercera más poblada, cercana a Siria y Turquía, y capital de una región petrolera— que siempre fue foco de los suníes.
Esto es, según expertos en Medio Oriente, en una ciudad en la que ya suenan los disparos y bombardeos de una ofensiva que significará un golpe contundente contra las ambiciones del EI en Irak, los efectivos que combaten calle a calle tendrán que mostrar un rostro humano que el país no ha visto en décadas.
Cuatro días después de iniciado el ataque para que Irak derrote al yihadismo en su territorio, los comandantes occidentales, que supervisan la ayuda que da EE. UU. desde el aire y tierra, así esperan que concluya todo.
Ayer, habiendo consolidado posiciones cruciales en el frente, las fuerzas iraquíes se preparaban para lanzar el asalto al aeropuerto de Mosul, puerta de entrada a la zona occidental de la tercera ciudad más poblada de la nación.
Cuentan ya con todo el respaldo necesario para entrar en ese lugar, puesto que desde el domingo lograron reconquistar la localidad elevada de Al Buseif, desde la que se domina el aeropuerto y el sur de la urbe. También aislaron más a los yihadistas al retomar un puesto de control de la autopista que une a Mosul con el resto del país.