¿Usted sabía que la icónica Estatua de la Libertad fue un regalo francés a Estados Unidos? Pues si apenas lo descubre, esto lo recordó esta semana Raphaël Glucksmann, miembro del Parlamento Europeo, quien le pidió a la nación norteamericana que “devuelva” el regalo que su país le hizo en 1889.
Y es que en un pequeño mitin el pasado domingo, 16 de marzo, el político que hace parte del partido de izquierda Place Publique, le pidió a Estados Unidos que devolviera la estatua después de asegurar que algunos representantes de ese país “han elegido cambiarse al lado de los tiranos”, en un claro mensaje, aunque sin mencionarlo, contra el gobierno de Donald Trump.
“Vamos a decirles a los estadounidenses que han optado por inclinarse por los tiranos, a los estadounidenses que despiden a investigadores por dar muestras de libertad científica: ‘Devuélvannos la estatua de la libertad. Fue nuestro regalo, pero aparentemente la desprecian’”, declaró el político, quién es firme defensor de Ucrania y Europa, y muy crítico con Trump.
La respuesta de Estados Unidos no se hizo esperar
El gobierno norteamericano se refirió rápidamente a lo dicho por el eurodiputado, a quien, de entrada, calificaron de “bajo nivel”.
“Mi consejo para ese político francés de bajo nivel, cuyo nombre no diré, sería recordarle que es solo gracias a los Estados Unidos de América que los franceses no están hablando alemán en este momento, así que deberían estar muy agradecidos con nuestro gran país”, fue la contundente respuesta de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
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Pero la discusión no terminó ahí, pues Glucksmann volvió a responder en una serie de publicaciones en sus cuentas de X e Instagram en las que aseguró que el pedido de devolución de la estatua había sido “simbólico”.
Enfatizó que su gratitud hacia los “héroes” estadounidenses que lucharon contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial es “eterna”, antes de hacer un contraste con los recientes movimientos de Trump para negociar una tregua entre Rusia y Ucrania.
“El Estados Unidos de estos héroes luchó contra los tiranos, no los halagó. Fue enemigo del fascismo, no amigo de (Vladímir) Putin. Ayudó a la resistencia y no atacó a (Volodímir) Zelenski”, escribió.
“Es precisamente porque estoy petrificado por la traición de Trump que dije en un mitin que podríamos recuperar simbólicamente la Estatua de la Libertad si su gobierno despreciara todo lo que simboliza ante sus ojos, los nuestros y los del mundo”, sostuvo Glucksmann.
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Y agregó: “Nadie, por supuesto, vendrá a robar la Estatua de la Libertad. La estatua es suya. Pero lo que encarna pertenece a todos”.
Su partido, Place Publique, trató de bajarle el tono a lo dicho por su representante, calificándolo como un comentario con connotación humorístico.
“Los trumpistas están preocupados por perder la Estatua de la Libertad, pero parece que han perdido sobre todo el sentido del humor. Y cuando se enfadan con Raphaël Glucksmann, creemos que han dado en el clavo”, escribieron en la cuenta del partido en la red social X.
Sobre la Estatua de la Libertad
La Estatua de la Libertad es uno de los monumentos más famosos de Estados Unidos. Fue un regalo de Francia en señal de amistad con la nación norteamericana. Su diseño estuvo a cargo de Frédéric Auguste Bartholdi y Gustave Eiffel, quien también construyó la icónica Torre Eiffel de París.
Su construcción tardó 11 años, entre 1875 y 188, y para trasladarla de Francia –donde fue construida– a Nueva York tuvieron que reducirla a 350 piezas individuales que fueron empaquetadas de 214 cajas de gran tamaño, todas pesaban entre siete kilos y cuatro toneladas.
La figura representa a Libertas, la diosa romana de la libertad, que sostiene una antorcha en su mano derecha y una tablilla en su mano izquierda con la fecha de la Declaración de Independencia de EE. UU.: 4 de julio de 1776.
En 1984, Unesco declaró a la Estatua de la Libertad Patrimonio de la Humanidad. Al año recibe, aproximadamente, cuatro millones de visitantes.