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Con el temor vivo de que los votos en la Asamblea Nacional (Cámara Baja) no le alcanzarán para la aprobación de su propuesta de reforma pensional, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, echó mano de una herramienta que le otorga la ley de ese país y de manera unilateral y a pupitrazo aprobó la reforma de las pensiones.
El proyecto, que ahora es norma, contempla subir la edad pensional dos años más, es decir, para obtener la pensión se debían cumplir 62 años y ahora tendrán que cumplirse 64. Además, se aumentó un año en el periodo para acceder a una pensión completa, es decir, para obtener el total del monto estipulado se deberá cotizar por 43 años y no por 42 como estaba previsto en la ley anterior.
Los argumentos de Macron para aprobar esta ley se fundamentan en que se debe garantizar el equilibrio financiero de las pensiones en Francia que, a 2030, pueden colapsar si no se aumenta la edad y garantizar de esta forma que entre más dinero y haya más flujo de capital.
En palabras del presidente francés, en los próximos años habría un déficit de cotizantes por el envejecimiento de la población, lo que desencadenaría un mayor número de pensionados pero uno menor de cotizantes.
Se vienen las protestas
Con el anuncio de Macron sobre la nueva reforma, las protestas que en los últimos días se presentaron en Francia se intensificaron y nuevos trabajadores y más sindicatos salieron a las calles a rechazar esta reforma.
Solo minutos después del anuncio, en las vías los obreros quemaron muñecos con la cara de Macron y los protestantes encendieron fogatas y barricadas por las calles de París y otras ciudades. Ante esto, la Policía tuvo que intervenir intentando disolver las revueltas con agua, pero aún así, las personas siguieron en las calles reclamando un reajuste a esa norma y los franceses pidieron la cabeza del Macron.
La misma situación se vivió en la Plaza de la Concordia y en el Palacio del Eliseo, donde los ciudadanos franceses pidieron con carteles y arengas la dimisión del presidente francés.
A esto se suma la huelga de los trabajadores recolectores de residuos que llevan una semana sin recoger los deshechos, por lo que París está inundada con 6.000 toneladas de basuras.
Amo el periodismo, y más si se hace a pie. Me encantan los perros, y me dejo envolver por una buena historia. Egresado de la Universidad de Antioquia.