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“El mundo ignora a Yemen y el Mediterráneo”: Juan Matías Gil

EL COLOMBIANO entrevistó a Juan Matías Gil, nuevo coordinador humanitario de Médicos Sin Fronteras en Colombia.

  • La UE debe fijar vías más seguras y legales para el tránsito de personas que huyen de la guerra en Siria. FOTO cortesía msf
    La UE debe fijar vías más seguras y legales para el tránsito de personas que huyen de la guerra en Siria. FOTO cortesía msf
21 de noviembre de 2016
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Estar en contacto con quienes más sufren en el mundo, ver de cerca las distintas crisis que vive el planeta, es muy distinto a decidir sobre ellas detrás de un escritorio y entre opulentos pasillos de Bruselas, Washington, Moscú o Londres. Una mirada más profunda sobre lo que ocurre en el mundo se puede hallar en las precarias calles de Yuba, capital sursudanesa, en las bombardeadas casas de Alepo, en las desangradas selvas del Congo.

Así, Juan Matías Gil, coordinador humanitario de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Colombia, quien estuvo en esos y otros lugares, es consciente de que la cara humanitaria de las problemáticas mundiales parece seguir siendo el asunto más ignorado por quienes toman las decisiones en el globo.

El economista argentino dialogó con EL COLOMBIANO sobre distintos conflictos y crisis que le tocó experimentar de cerca y también sobre el papel de la organización en territorio colombiano.

¿Cómo empieza a trabajar en el ámbito humanitario?

“Por intereses personales, comencé a trabajar en Médicos Sin Fronteras en 2009. Precisamente, mi puerta de entrada fue ser coordinador financiero. El primer lugar en el que trabajé fue en India. A partir de entonces me fui alejando de la parte financiera de la organización y entré en la parte operativa, gestionando proyectos. Los últimos años siempre en emergencias”.

¿Qué empieza exactamente a hacer en la parte operativa?

“Son proyectos médicos que se realizan alrededor del mundo, pero el coordinador de proyectos se encarga de llevar la parte institucional, el análisis del contexto donde trabajamos (en general son situaciones complejas), el manejo de la seguridad, y garantizar que los programas de ayuda estén funcionando, con todos los recursos logísticos y humanos y todos los insumos necesarios. Se coordinan proyectos en situaciones más estables o en emergencias, las más graves por ejemplo: Siria, Yemen, Mar Mediterráneo y Haití”.

¿En qué países se ha desempeñado usted?

“Después de la India estuve en Sudán del Sur, Irak, Siria, Jordania y Yemen. Después vuelvo al África, en la República Democrática del Congo (RDC) un año y medio. Lo último que hice fue el año pasado en Yemen cuando se recrudeció el conflicto y en el Mar Mediterráneo trabajando en los barcos de búsqueda y rescate”.

Ahondemos en dichos países. Comenzando por Sudán del Sur, ¿qué nos puede decir del escenario que vivió allá?

“Es el país más joven del mundo. Logró su independencia en julio del 2011 y desde entonces está luchando por tener paz y estabilidad. Pero hay dos facciones tribales muy grandes que persiguen objetivos económicos, principalmente el control de las zonas petroleras. En esa lucha entre los dinkas y los nueres, la población civil queda en el medio, en constantes batallas, se mueve de un lugar a otro con enormes necesidades de agua, alojamiento, comida y las consecuencias médicas que esto acarrea”.

¿Bajo su experiencia allá, usted cree que la situación de Sudán del Sur está mejorando o empeorando?

“Tiene sus momentos. Es cíclica. Hay tiempos en que el conflicto se recrudece en algunas regiones, mientras otras se mantienen más estables. Pero no se puede afirmar que mejora o empeora, porque desde su nacimiento el país siempre estuvo en crisis. No hubo un periodo prolongado en el que el país se estabilice. Hablamos de más de cinco años de crisis, sin contar con lo que pasó antes, cuando formaba parte de Sudán y existía ese conflicto entre el norte musulmán y el sur cristiano. Una vez que pasó este problema los conflictos internos continuaron”.

Ahora sobre Irak, ¿en qué momento le ha tocado ir?

“En el año 2011, en una zona castigada por la guerra, en el sur, en una ciudad llamada Al Nayaf. MSF trabajaba con un hospital muy grande, de más de 400 camas, en el área de maternidad y pediatría. Yo estuve allá seis años después del periodo de guerra, y el país todavía estaba en vías de construcción, con muchísimos problemas estructurales. Con la guerra de Siria, que comenzó en ese mismo momento, se agravó la situación y se hizo mucho más compleja, con todas las zonas controladas por el Estado Islámico y las consecuencias humanitarias que eso conlleva”.

¿Se percibía un vacío de poder en Irak en ese momento?

“Seguro. Se estaban tratando de acomodar las nuevas autoridades después de varios años de la caída de Saddam Hussein, y obviamente no lo habían logrado. A partir de la guerra de Siria, todo este tema de la precaria institucionalidad se ha agravado también. La misión, por tanto, ha crecido a partir de 2011. Se trabaja en campos de refugiados sirios en Irak. Hoy todo gira un poco en torno a la guerra de Siria. Trabajamos fuerte en dicho país apoyando a 150 estructuras de salud dentro de su territorio. A la vez trabajamos en Líbano, Turquía, Jordania e Irak, asistiendo a los refugiados sirios en esos países e incluso a la población local”.

¿De la violencia en el Congo qué nos puede contar?

“Estuve trabajando en el este del país, en uno de los conflictos olvidados por el mundo. Una guerra de recursos agravada desde el 94 con el genocidio de Ruanda, por la lucha entre hutus y tutsis, y que genera una dinámica complicada en el este de la RDC, agravada por la ambición de extraer recursos minerales: diamantes, oro, casiterita y cobalto. Muy codiciados y cotizados. Hoy, después de más de 20 años, sigue habiendo problemas, luchas internas y tribales, y la población civil desplazándose de un lugar a otro. Es una zona muy propicia también a emergencias médicas: cólera endémico, hay altos picos de malaria. Por tanto MSF no deja de trabajar ahí y tiene una de sus misiones más grandes en dicho país”.

Dada su experiencia, ¿cree que el mundo ignora el conflicto de Yemen?

“Absolutamente. No es un foco de atención. Es un país pobre, no le da nada al mercado internacional en cuanto a recursos. Es una guerra olvidada y nadie toma medidas correctivas para que todos los abusos que se dan allá no sucedan. Estamos hablando del país más pobre de Medio Oriente. Más de 20 millones de personas están afectadas por la guerra allá, aisladas, sin posibilidad de escapar a ningún país, si no es cruzando el Mar Rojo. Nadie respeta el derecho humanitario internacional, con bombardeos indiscriminados a civiles, estructuras de salud, etc. Luego de eso los bandos piden disculpas, pero inmediatamente vuelven a suceder esos crímenes”.

Por último, ¿cree que el enfoque de seguridad agrava la crisis en el Mediterráneo?

“Sin duda. En 2014, habían cruzado alrededor de 150.000 personas, más de 3.200 muertes según la OIM, y pensamos equivocadamente que los gobiernos europeos iban a reaccionar ante esta situación, poniendo recursos y evitando que estas muertes sucedan en las puertas de Europa. Esto no ocurrió y en abril del 2015 hubo una gran tragedia en la que murieron 700 personas intentando llegar a Sicilia. Tras eso decidimos intervenir directamente en el mar. Compramos un barco, reclutamos a la gente y en pocas semanas teníamos un buque operativo, trabajando, haciendo operaciones de rescate que por primera vez en la historia de la organización se hacían en el mar. Rescatamos a más de 20.000 personas. Tratamos de hacer una fuerte presión en Bruselas para que los estados europeos reaccionaran. En 2015 hubo un incremento de 20 % de las muertes. Este año la situación es similar. Nosotros queremos que la UE destine recursos para búsqueda y rescate, y que establezca vías seguras y legales para el tránsito de estas personas que huyen de sus países, y que disminuyan los riesgos contra su vida. Esto no ocurrió y por eso sigue siendo una situación lamentable. Los recursos se invierten solo en aumentar el pie de fuerza, y lo que necesitamos es brindarles protección a esas familias antes de emprender su ruta. Europa evidentemente les da la espalda”.

Cuéntenos cuáles son los planes de MSF en Colombia y en qué consiste su misión

“Médicos Sin Fronteras está aquí desde el 85, desde la tragedia de Armero. Siempre hemos trabajado con mayor o menor intensidad en el país, todo de acuerdo a escalamiento o desescalamiento del conflicto. Ahora mismo estamos enfocados en zonas como el Valle del Cauca y Nariño, trabajando con situaciones de violencia distintas a la guerra que hay con las Farc. Nosotros estamos pendientes para responder ante posibles dinámicas de violencia nuevas que puedan afectar a la población en caso de que guerrillas como el Eln y las Farc desaparezcan dados los procesos de paz. Últimamente estamos trabajando también en Chocó, Córdoba, Antioquia y Norte de Santander previendo este tipo de situaciones y dando apoyo en salud primaria, salud mental, y ayuda humanitaria”.

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