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El nombre de Ruth Bader Ginsburg es sinónimo de progresismo, de equidad y de lucha por los derechos de las minorías.
Su muerte, el pasado viernes, genera un remezón político y social en Estados Unidos por lo que ella representa y por el equilibrio de una Corte que, con su presencia, se inclinaba hacia las garantías de los derechos, según sostiene Iván Jaramillo Jassir, docente de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario.
Desde la noche del viernes, seguidores de la jueza de la Corte Suprema, que desde el 90 inclinó la balanza de la justicia norteamericana hacia la igualdad, se hicieron presentes para conmemorar su nombre y su legado.
Sus palabras aún retumban y seguramente servirán de motivación para las nuevas generaciones en el objetivo de tener una nación más justa, como lo sugirió la jueza Ginsburg, al señalar que “me gustaría ser recordada como alguien que utilizó cualquier talento que tuviera para hacer su trabajo lo mejor que pudo”.
Ayer al mediodía, miembros y exmiembros de la justicia estadounidense publicaron una declaración lamentando su deceso, provocado por un cáncer de páncreas: “Nuestra nación ha perdido a una jurista de talla histórica. Nosotros en la Corte Suprema hemos perdido a una querida colega”, se lee en el documento.
Falleció a los 87 años y estuvo en la Corte desde 1993, cuando la nominó el entonces presidente, Bill Clinton.
Sobre su deceso, la oenegé feminista Ultraviolet manifestó en sus redes sociales que Ginsburg fue pionera, héroe y leyenda en defensa de las minorías y “nosotros, como nación, le debemos una deuda que no se puede pagar por completo”.
Por eso exigió al Senado que no actúe para reemplazarla hasta que un nuevo presidente sea juramentado, pues el deceso de Ginsburg le abre la puerta al presidente Donald Trump de nominar a un juez conservador, lo que lo potenciaría electoralmente de cara a las justas que se realizarán en 44 días, en las que busca ser reelegido. “Debemos defender el trabajo al que se comprometió hasta el final protegiéndolo y expandiéndolo”, agregó Ultraviolet.
Entre las frases célebres de Ginsburg, fiel defensora de las mujeres, aparece esta reivindicación a las mujeres, en la que señala que “a medida que las mujeres alcancen el poder, las barreras caerán. A medida que la sociedad vea lo que las mujeres pueden hacer, habrá más mujeres haciendo cosas, y todos estaremos mejor”.
David Mauricio Castrillón Kerrigan, docente investigador de la Universidad Externado, recuerda que a Ginsburg “se le reconoce y celebra por su trabajo promoviendo la igualdad legal y constitucional entre hombres y mujeres” y que su recorrido, como abogada y después como jueza, apuntó a este tipo de trabajos, por los cuales ella demostró que había un sinfín de leyes que discriminaban en EE.UU.
“Fue la segunda mujer en la Corte Suprema, una mujer judía que vivió su fe de una manera abierta y muy respetuosa de la rama judicial, tratando de mantener la imparcialidad en los casos, sin ser una juez que tratara de imponer sus posiciones para lograr las decisiones”, relata Castrillón Kerrigan.
Jaramillo Jassir destaca que su deceso puede desencadenar en consecuencias graves para los derechos de las minorías, pues se contaba con una corte liberal y progresista, pero Trump aprovechara para nominar y ubicar en la Corte a un alfil que respalde sus posiciones políticas. “En el caso de la Corte Suprema de Estados Unidos se había tenido cinco votos progresistas, garantista, contraria al discurso hipernacionalista de Trump. Con su fallecimiento, se abre una nominación que podría afectar las garantías”, agrega el analista.
Y así lo ha empezado a hacer Trump, quien aunque lamentó el deceso de la juez, empezó a empujar para que el remplazo se realice antes de las elecciones, lo que le permitiría impulsar su candidatura.
Al respecto, Castrillón Kerrigan recuerda que “en 2016 se dice que Trump ganó por una situación en la Corte, y fue porque pudo atraer votos moderados de católicos que querían que el remplazara a uno de los jueces en ese momento” por un conservador y eso es lo que, por ahora, empieza a hilar Trump, pues de acuerdo con el docente e investigador, si lo logra, ganaría adeptos para la cita del próximo 3 de noviembre.
Lo otro que hay que analizar será la polarización. Ambos analistas coinciden en que se acentuará y es posible que las movilizaciones resurjan con más fuerza. “El país está polarizado tras la muerte de George Floyd, por la migración y lo que ha dicho contra las mujeres; se prevé que venga una polarización mucho más grande, que incluirá en este caso a la justicia”, concluye el docente Jaramillo Jassir.
Así las cosas, mientras Estados Unidos con la muerte de Ginsburg pierde a una defensora de las libertades, empieza una puja política promovida por el presidente Trump, quien espera sacar el mejor rédito de la silla vacante en la Corte.