Tras su condena a 27 años de cárcel por golpismo en Brasil, ¿Jair Bolsonaro puede ingresar a prisión de inmediato? ¿Cuáles son las posibilidades de una amnistía parlamentaria?
Estas son algunas cuestiones clave tras el juicio histórico contra el expresidente ultraderechista, sentenciado el jueves por la corte suprema por haber tratado un golpe de Estado tras perder las elecciones en 2022 contra el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
¿Bolsonaro irá inmediatamente a prisión?
Bolsonaro, de 70 años, no irá a la cárcel hasta “después de que todos los recursos se hayan agotado”, explica a la AFP Thiago Bottino, profesor de derecho penal de la Fundación Getulio Vargas, un centro académico.
Según la corte suprema, el juicio debe ser convalidado primero en una audiencia prevista el 23 de septiembre. Luego, el máximo tribunal tiene 60 días para publicar un documento que compile todas las deliberaciones del proceso.
A partir de entonces la defensa tendrá cinco días para apelar. Los abogados de Bolsonaro anunciaron que interpondrán recursos, “incluso a nivel internacional”.
Según Bottino, la defensa podría acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero estima que es poco posible que la estrategia funcione.
En arresto domiciliario desde agosto por incumplir medidas cautelares, Bolsonaro podría solicitar cumplir su pena en casa, alegando razones de salud. El excapitán del Ejército sufre las secuelas de una puñalada en el estómago en 2018 y ha sido operado varias veces desde entonces.
En mayo, el exmandatario Fernando Collor de Mello consiguió, por razones de salud, cumplir en su casa una condena de más de ocho años de cárcel por corrupción.
¿Puede beneficiarse de una amnistía?
El campo bolsonarista va “con todas las fuerzas” a “unir el Parlamento” en torno a un proyecto de ley de amnistía que beneficie al expresidente, dijo su hijo mayor, el senador Flávio Bolsonaro.
El diputado bolsonarista Luciano Zucco dijo a la AFP que el objetivo es someter el proyecto a votación “la semana que viene”. Para aprobarlo, tendrán que obtener el apoyo de los partidos de centroderecha imprescindibles en el Parlamento y entre los que ya se han expresado reticencias.
De ser aprobada una amnistía, sería seguramente vetada por el presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. Acabaría delante de la corte suprema. Algunos jueces del tribunal ya adelantan que un perdón sería inconstitucional.
“No hay lugar” para una amnistía por el Congreso en los casos de “crímenes contra la democracia”, señaló el magistrado Alexandre de Moraes durante el juicio.
¿Quién sucederá a Bolsonaro en las presidenciales?
Incluso antes de la condena, Bolsonaro ya estaba inhabilitado hasta 2030 por desinformación electoral, pero confiaba en anular esa prohibición y ser candidato en las elecciones de 2026.
Sus aliados más cercanos rechazan por ahora hablar de una sucesión. “No tenemos otro plan, él es el plan A, B y C”, afirmó el diputado afín Sóstenes Cavalcante.
Pero tras bastidores, el nombre de Tarcísio de Freitas, gobernador del estado de Sao Paulo, es visto por muchos como el futuro líder de los conservadores. Una figura hasta ahora moderada, este exministro de Bolsonaro endureció su discurso últimamente, con ataques frontales a la corte suprema.
Aunque dice no ser candidato, prometió que si lo fuera otorgaría un indulto presidencial a su mentor en el primer día de su mandato en caso de resultar electo.
“Puede heredar el capital político de Bolsonaro, pero ese tipo de discurso puede alejar a los electores moderados”, estima Mayra Goulart, politóloga de la Universidad federal de Rio de Janeiro.
¿La condena puede beneficiar a la izquierda?
Según un sondeo reciente del instituto Datafolha, el gobierno de Lula mejoró recientemente su imagen, con una aprobación que subió de 29% de 33%, a pesar de un rechazo aún elevado (38%).
El izquierdista, de 79 años, se presenta ahora como defensor de la “soberanía” nacional, frente a la guerra comercial lanzada por Donald Trump contra Brasil en represalia por el juicio contra su aliado Bolsonaro.
Aunque en los últimos meses ha mostrado su interés en candidatearse a la reelección, en una entrevista el jueves al canal TV Bandeirantes Lula dio un paso atrás: “Todavía no me he definido como candidato”.
La vida personal y política de Jair Bolsonaro
A lo largo de su carrera, declaró su nostalgia por la dictadura en Brasil. Como jefe de Estado, desafió las instituciones.Ni siquiera el apoyo declarado del presidente estadounidense Donald Trump pudo revertir su suerte.
Ya en prisión domiciliaria, aquejado de problemas de salud derivados de una puñalada que recibió en 2018, el líder de la derecha brasileña, de 70 años, enfrenta su peor momento.
Sin embargo, el “Mito”, como aún le apodan sus seguidores, ha prometido resistir hasta el final e incluso presentarse a las presidenciales de 2026, pese a estar inhabilitado.
“¡Vamos a continuar la lucha!”, prometió en las últimas manifestaciones que protagonizó en Rio, Sao Paulo o Brasilia, arropado por miles de personas.
Clan familiar
Bolsonaro accedió al poder en 2019 con el sello de “outsider”, aunque llevaba casi tres décadas en la política. Nacido el 21 de marzo de 1955 en el interior del estado de Sao Paulo, en una familia de origen italiano, Bolsonaro tuvo cinco hijos con tres mujeres.
Junto a su actual esposa Michelle -27 años menor que él- y sus tres hijos mayores forma hoy un clan político muy activo. Tanto Michelle, una fiel evangélica, como su hijo senador Flávio suenan como sucesores al frente del campo conservador.
Su hijo Eduardo, diputado, reside actualmente en Estados Unidos, donde lleva una fructuosa campaña ante el gobierno de Trump para defender a su padre.
Aún así, las relaciones lucen tensas. Cuando Bolsonaro llamó a su hijo “inmaduro” por atacar a un gobernador conservador, Eduardo explotó: “Vete a la mierda, ingrato”, según mensajes filtrados por la policía durante el juicio.
El error fue “no matar”
El exmandatario nunca renegó de los años de plomo de la dictadura militar (1964-1985), cuyo “error fue torturar y no matar” a los disidentes, según dijo antes de llegar a la presidencia. Después de una carrera militar marcada por episodios de insubordinación, Bolsonaro fue electo diputado desde 1991.
Su discurso llano y directo se mantuvo siempre beligerante y causó polémicas por comentarios misóginos, racistas y homofóbicos. En 2014 dijo a una diputada que era “demasiado fea” para ser “violada”.
La izquierda “podrida”
Poco visible en el Congreso, salió de las sombras tras la destitución en 2016 de la expresidenta Dilma Rousseff, heredera política de Lula. Sus diatribas contra la corrupción, la violencia, la crisis económica y la izquierda “podrida” sedujeron a buena parte de la población.
Este populista, que en público suele vestir pantalones cortos y la camiseta de la selección brasileña, se aseguró el apoyo de poderosos sectores del agronegocio y los evangélicos. En la campaña presidencial de 2018 sufrió una puñalada durante un acto partidario. El incidente hizo disparar su popularidad.
“My friend” Bolsonaro
Su mandato estuvo marcado por crisis, a pesar de un balance económico más bien positivo. Calificó de “gripecita” al virus del covid que causó cerca de 700.000 muertes en Brasil e ironizó sobre las vacunas que, según él, podían “transformar en cocodrilo” a las personas.
Negacionista climático, dejó expandir la deforestación en la Amazonía. No dudó en insultar a líderes extranjeros y aisló a Brasil en el escenario internacional. Nunca admitió su derrota frente a Lula en las elecciones de 2022.
Comparado durante su mandato con Donald Trump por su corte ideológico y su estilo agresivo, el republicano se convirtió en la recta final en su aliado de mayor peso.
Trump impuso aranceles de hasta 50% a las importaciones brasileñas en represalia a la “caza de brujas” contra quien, asegura, es un “gran amigo” y un “gran caballero”.
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