Keiko Fujimori, líder del partido Fuerza Popular y excandidata a la presidencia de Perú, no pudo contener las lágrimas al escuchar la lectura del fallo del juez Richad Concepción Carhuancho, en el que le dictaba la medida de prisión preventiva de hasta 36 meses, a la espera de que avance el proceso que se adelanta en su contra por corrupción. Vestida de negro y con los brazos cruzados, Fujimori escuchó uno a uno los argumentos del juez, para quien dejarla en libertad era un “peligro” para el futuro de la investigación sobre su posible relación con Odebrecht.
“La prisión preventiva evitará que se obstaculice la actividad probatoria, que generaría peligros procesales”, aseguró Concepción. Luego, preguntó si Fujimori estaba en la sala y, al constatar su presencia, pidió que fuera capturada. Por eso, hacia las 5 de la tarde, hora de Perú, Keiko salió de la Corte Suprema escoltada por la Policía.
No es la primera vez que recibe esta medida. Semanas atrás, la justicia de Perú ordenó prisión preventiva de diez días, pero, gracias a la apelación de su abogada, logró salir libre una semana después, lo que su padre, el también político y expresidente Alberto Fujimori, describió como “el dolor más grande”: ver a su hija presa. Además, pidió un “proceso justo” para ella.