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“Estoy aquí porque soy uno de los responsables de los hechos ocurridos el 25 de abril (de 2001) que condujeron a una masacre de personas inocentes en el corregimiento del Alto San Juan y la vereda La Rula (San Pedro de Urabá)”, reconoció el exguerrillero Guillermo León Chanci en un diálogo entre firmantes del Acuerdo de Paz de las Farc y víctimas de ese municipio antioqueño.
Excombatientes reconocieron ante sus víctimas, después de ocho meses de preparación para ese encuentro intercedido por la Comisión de la Verdad, que los agraviados por sus actos no fueron solo paramilitares, como lo habían sostenido hasta ahora.
“Fueron asesinadas personas que no tenían nada que ver con la acción que íbamos a realizar. Reconocemos que no eran paramilitares, eran campesinos que no tenían por qué haber pagado”, admitió León Chanci, también conocido con los alias de “Leonidas” o ‘Chupete’.
Además, el exguerrillero relató que en ningún momento recibió la orden de atacar, matar o desplazar población civil: “La acción era contra los paramilitares... Yo me dediqué a dirigir las tropas que estábamos peleando directamente con los paramilitares y no tuve la facultad ni la capacidad de controlar los otros grupos que estaban accionando alrededor”, justificó.
En el encuentro, “Leonidas” reconoció que fue uno de los responsables de los hechos ocurridos el 25 de abril del 2001 que resultaron en una masacre en el corregimiento del Alto San Juan y la vereda La Rula. Un tema sobre el que las FARC se habían mantenido en silencio durante estos veinte años.
“Reconozco no solo el asesinato de personas inocentes, incluyendo a un líder, el señor Santander Velázquez, sino las afectaciones a todo el municipio de San Pedro”, concluyó frente a las víctimas en el Encuentro por la Verdad, realizado por la Comisión de la Verdad el pasado 30 de septiembre.
En el reconocimiento de las afectaciones también se encontraba Jhoverman Sánchez, conocido con los alias de “Rubén Cano” o “Manteco”, quien además de admitir su responsabilidad en la masacre que resultó en un desplazamiento masivo de los habitantes de San Pedro de Urabá, aceptó que esta guerrilla impactó profundamente al municipio por sus incursiones armadas en el casco urbano y los señalamientos a la población de pertenecer o colaborar con grupos adversarios.
“En la masacre del 25 de abril de 2001 perdí a mi esposo Luis Gregorio Díaz. Lo cogieron en el camino al trabajo, lo amarraron y se lo llevaron para la escuela. Ahí lo encerraron con varias personas. A unas las soltaron y dejaron nueve personas a las que mataron. No tuvieron piedad de matarlo y dejar a una madre con cuatro niños huérfanos”, dijo por su parte Nelsy Burgos Peralta.
Tanto las víctimas como los firmantes de paz coincidieron en hacer un llamado a que San Pedro de Urabá sea reconocido como una víctima colectiva del conflicto armado. Señalaron que el territorio estuvo mucho tiempo sumido en el silencio, invisibilizado y que este proceso es una oportunidad no solo para que muchas víctimas sean reconocidas y reparadas, sino para que el territorio sea atendido como colectividad.
Actualmente San Pedro de Urabá tiene cerca de 32.600 habitantes. El acumulado de víctimas reconocidas de este municipio suma casi 33.700.