Sin duda que el Metro de Medellín es lo que en casi todas partes llaman un orgullo, palabra que no me acaba de caer muy bien pero que debo aceptar por el consenso de los enamorados de nuestros hermosos y bien conservados vagones, o mejor de las enamoradas, porque conozco más de una dama que se siente novia de esa bien cuidada serpiente verde que mueve paisas como arroz... para decirlo como se dice entre nosotros cuando no se habla precisamente del arroz.
Y a ese invaluable servicio de llevar la gente de una punta a la otra, se agrega el de otros pasajeros que "diaria y nochemente" viajan pegados de los paneles laterales. Y con todo el derecho porque esos pasajeros son poetas y escritores nuestros que merecen ese y otros muchos reconocimientos. Allá encontramos las palabras de Barba Jacob, Tomás Carrasquilla, Epifanio Mejía, Manuel Mejía Vallejo, entre otros, que hacen compañía a todos los que llegan a los coches del metro.
Feliz idea esa de acercarnos a nuestros artistas y ponerlos al alcance de todos los ojos. Y también homenaje más que merecido a quienes tanto hicieron por la cultura de un pueblo que a veces parece olvidar esa riqueza espiritual legada por aquellos que ahora viajan con quienes hacen parte de sus vidas al lado de los grandes de Antioquia. Y felicitaciones a las enamoradas del metro porque pueden estar con su admirado y querido vehículo a la hora que les parezca.
PAUSA. Hay un tipo de médicos que está haciendo falta: especialistas en medicina general...
AGUACATE. Sin duda esta es una palabra que suena mal... pero qué bien sabe. Bueno, me suena mal a mí, pero su sabor no puede ponerse en tela de juicio porque el hermano aguacate es una fruta indudablemente mágica. Simple, sin aroma especial pero con unas propiedades fabulosas para acompañarse de sal, arepa, chicharrones, pucheros o sancochos, de todo aquello que se conozca en nuestra cocina criolla. Y de "propiedades", ni se diga. Aseguran que tiene más propiedades que uno de los que llaman traquetos.
No sé cuáles sean los beneficios que aporta a la salud el aguacate, pero sí sé lo que es comerse medio de esos frutos maduros, en su punto, sólo con un poco de sal y una arepa caliente. Por eso cuando la gente habla de manjar no queda más remedio que poner los ojos y el deseo en esa forma familiar de los blandos calabazos que nos hacen agua la boca. Además, es difícil entender una buena ensalada sin la presencia de ese que algún poeta nuestro cantó en su momento: blando, amarillo, mantecoso y tierno...
Y como para cerrar con broche de oro la existencia, la presencia y el consumo de este regalo del cielo, no podemos olvidar que cuando hay cosecha de aguacates, a los nueve meses se conocen los frutos de su presencia en la mesa. Porque de la mesa, pasando por el lecho, se llega hasta las salas de maternidad donde un montón de recién nacidos ...son nacidos precisamente por culpa o por obra y gracia de su majestad el aguacate...
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
