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Valores un remedio
para la patria

12 de octubre de 2009
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Importante que se hagan campañas positivas, de esas que le llegan a la comunidad, sobre todo aquellas que conservan los recuerdos de un país donde había respeto por la vida, por la honra, por la familia, por la sociedad, por la patria, por las personas, por las creencias propias y por las de los demás. En fin, lo que llamamos el civismo, los principios y los valores que se reúnen en la palabra respeto.

Se me pide que recuerde la campaña que adelantamos en la Alcaldía de Medellín, durante los años más difíciles que ha tenido la ciudad y que, gracias a un pueblo decidido y de principios, pudimos salir adelante.

En Medellín se presentaban hasta diez asesinatos en promedio diario. Se consideraba la ciudad más violenta del mundo. Los colombianos, y más los extranjeros, no se atrevían a viajar a ella. Nos preguntaban cómo era que nosotros no habíamos salido de la ciudad para otra parte. Pero gracias a eso, a que los habitantes que podían hacerlo no abandonaron a Medellín y a su gente, con contadas excepciones, pudimos salir adelante.

En la Alcaldía empezamos a mostrar un mapa de la ciudad que llamábamos el "sarampión". Era el plano de Medellín donde estaban marcados con puntos rojos los lugares donde habían matado a cada una de las personas en un año. Era aterrador el espectáculo del sarampión. Muchos nos criticaban por mostrar semejante cosa, pero era importante que la gente se diera cuenta de una realidad, dura sí, pero una realidad que debía desaparecer de la ciudad con la colaboración de todos los buenos ciudadanos.

Después de mostrar ese cuadro macabro, hablábamos de la pérdida de los valores, una pérdida que era responsable de la violencia que vivíamos. Aquellos valores que aprendimos en el hogar y que nos inculcaron en la primaria, la secundaria, y aun en la universidad. En el hogar se aprenden con el ejemplo de los padres. Los papás que con cariño, pero con fortaleza, nos inculcaban el respeto por los demás, la honradez, el amor por el prójimo, el amor dentro de la familia como principio fundamental de una sociedad, el respeto por la vida, el amor por la patria, por la religión, el respeto a la autoridad y tantas cosas que nosotros en la administración vimos que se habían perdido. Por eso hablábamos de los valores. Aun cuando digan que los valores cambian, hay principios que se mantienen y se mantendrán sin modificación alguna. Entre ellos el respeto por la vida.

La pérdida de este último nos ha llevado a la violencia que ahora vivimos. Se atenta contra la vida por el amor al dinero fácil, se mata por los bienes terrenales, se asesina por la droga, se hiere y se mata por política, se atenta contra la vida por amores carnales, por celos, por cualquier diferencia. Se mata por irresponsabilidades como es la velocidad en un vehículo, por conducir alicorado, por no respetar las normas de tránsito. Se asesina por ambicionar los bienes ajenos, por falta de amor por el prójimo. En resumen, se mata por la pérdida de los valores.

Algo que repetíamos durante la campaña en la Alcaldía era que todos esos valores se habían cambiado por el valor del dinero. El amor por la riqueza, por conseguir dinero rápido y fácil, había logrado hacer a un lado los valores fundamentales de la vida. Repetíamos una frase (creo que inventada porque ninguna madre sería capaz de pronunciarla) que se les decía a los hijos: "consiga dinero mijo, consiga dinero honesto, pero si no se puede, consiga dinero mijo".

El narcotráfico es el ejemplo por excelencia de lo que significa lo dicho anteriormente: el valor de la vida cedió ante el dinero; se mata por la droga, por el dinero que ésta da. Se produce, transporta y se vende la droga, con lo cual se está envenenando a la juventud del mundo, sin importar la salud y la vida de esa juventud. Todo por el amor al valor del dinero.

La guerrilla que empezó por una ideología se volvió una guerrilla narcotraficante por la ambición del dinero. Esa guerrilla mata, destruye pueblos, acaba con la vida y la salud de los campesinos y soldados, también campesinos, con las minas antipersonal para evitar que les detecten o destruyan los cultivos de coca. Terroristas sin duda, porque, así discutan la semántica del término, terrorista es quien causa terror y no hay ninguna duda de que una bomba, un asalto a un pueblo, una masacre, un secuestro y todos los actos de la guerrilla producen terror, y producir terror es terrorismo. Todo por el desconocimiento del valor de la vida. Lo mismo podemos decir de los paramilitares y de los narcotraficantes que perdieron igualmente todos los valores que nos diferencian de los animales.

Hemos perdido el valor de la democracia. No se respetan las leyes, se viola la Constitución, aun por parte de quienes más la deberían defender. Se ha perdido el amor por la Patria; la Patria que de niños nos enseñaron a querer y a defender: la Bandera, el Himno y el Escudo eran sagrados para nosotros. Ahora, entiendo, ni están en las cartillas de las primeras lecturas. Los maestros enseñan otras cosas distintas a los valores de la Patria, de la religión, de la familia, de la sociedad, del Dios Creador, de la vida, y más bien enseñan, con su mal ejemplo, que las cosas se consiguen con la fuerza, con la violencia, con los paros que hacen con frecuencia.

El valor de la familia desapareció. La familia es la base de la sociedad, el principio de las comunidades, de los pueblos, regiones y del país. Si se pierde el valor de la familia, esta pérdida arrastra el valor y el amor por la Patria.

Esta campaña que inicia EL COLOMBIANO sí que me entusiasma porque, si recuperamos nuestros valores como humanos, habremos recuperado la familia, la sociedad, la ciudad, la justicia, las libertades y la Patria toda.

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