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Valor civil frente a las Farc

La comunidad indígena del Cauca sufre una vez más la violencia de las Farc, que mataron a dos nativos. Frente a tal atropello, los nasa reaccionaron con la sindéresis y el valor tan escasos en los guerrilleros.

  • Valor civil frente a las Farc | ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
    Valor civil frente a las Farc | ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
06 de noviembre de 2014
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La captura de ocho integrantes de las Farc que participaron en el asesinato de dos indígenas, por parte de los guardias de la etnia nasa, en el departamento de Cauca, ratifica dos mensajes contundentes: la población civil colombiana está cansada de los atropellos y delitos de los grupos ilegales y no quiere más la pervivencia de una guerrilla que golpea con frecuencia a quienes dice defender y representar.

Los indígenas caucanos siempre han sabido enviar mensajes de su resistencia histórica a las imposiciones de actores políticos y armados que vulneran sus territorios, sus derechos y su autonomía.

Así ocurrió una vez más en esta ocasión: las Farc querían instalar una valla alusiva a los tres años de la muerte de su máximo jefe, "Alfonso Cano", abatido por el Ejército en noviembre de 2011, y los indígenas se opusieron reclamando respeto a sus resguardos y distancia frente a cualquier tipo de proselitismo por parte de organizaciones externas, mucho más si son ilegales.

Y las Farc reaccionaron con la carga de brutalidad acostumbrada. Mataron a Antonio Tumiña y Daniel Coicué. Los indígenas intentaron agotar la vía del diálogo para que los guerrilleros no montaran propaganda en sus predios, pero uno de ellos, tras un forcejeo, disparó contra los guardias que, por supuesto, apenas portaban sus bastones de mando.

Hace menos de una semana, durante el encuentro con el cuarto grupo de víctimas en Cuba, alias "Pablo Catatumbo", uno de los integrantes del Secretariado de las Farc, aseguraba que las afectaciones a los civiles en medio de las "operaciones de guerra" eran el resultado de las tensiones y los errores que podía suscitar el fragor del combate. Que no se trataba, en ningún momento, de acciones premeditadas de los guerrilleros contra los no combatientes.

Cabe preguntarles a los miembros del Secretariado de las Farc: entonces, ¿qué es esto? ¿Acaso otra equivocación forzada por los combates? No. Es otra manifestación de su trato vertical y violento contra las comunidades desarmadas de zonas marginales (pueblos y veredas) del país.

Lugares en los que su presencia hace rato es innecesaria porque apenas trajo muertos y atraso. Miedo y despojos.

Son esos civiles ajenos a los grupos armados los que llevan décadas pidiéndoles a las Farc que respeten el Derecho Internacional Humanitario (DIH). Que acojan los principios de Distinción, de Proporcionalidad, de Bienes indispensables protegidos, de No reclutamiento de menores, de Libertad de culto y militancia política. Pero las Farc siguen disparando. Ahora una valla de alias "Alfoso Cano" desmontada cobró dos muertos. Más víctimas. Las suyas.

De eso se trata el diálogo en La Habana: acabar estas arbitrariedades. Pero para acreditarlo, los colombianos quieren sentir y ver compromisos efectivos de respeto a la población civil y a los combatientes fuera de combate, cosa que en 2014 brilla por su ausencia: dos niñas asesinadas por las armas de las Farc, bombazos en vías urbanas comerciales, policías muertos a garrote, fuentes de agua comunitaria contaminada. En fin...

Van dos años de negociaciones. La gente ansía la paz, pero desconfía de un interlocutor que le responde a plomazos. Por eso la guardia indígena, con su reacción (sin matar), actúa muy cercana al sentimiento de la mayoría de los colombianos. Las armas y la violencia de las Farc no le sirven a nadie. Ni siquiera a ellas.

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