Sin despeinarse, con base en una defensa ordenada y el trabajo eficiente de una línea creativa que sirvió en bandeja de plata las opciones de gol a un Christian Marrugo inspirado (que se reportó dos veces en el marco cucuteño), el Deportes Tolima venció a Cúcuta Deportivo con un contundente 5-0 en el estadio Santiago de las Atalayas, de Yopal.
El asalto pijao al fortín motilón se insinuó muy temprano, cuando al minuto 16 del partido, un remate del volante Gustavo Bolívar fue salvado providencialmente por el arquero Luis Estacio, del Cúcuta.
El equipo motilón empezó el juego con un ensayo táctico de Óscar Héctor Quintabani, técnico cucuteño que probó una línea de tres hombres en la parte posterior del equipo, en lugar del tradicional cuarteto defensivo que le había dado cierta solidez al juego.
Pero nuevamente, las indecisiones de los centrales John Lozano y Edwin del Castillo le abrieron la puerta del arco cucuteño a un Tolima sereno que se paró con mucha frialdad en la ardorosa cancha de Yopal.
A partir de la sapiencia y claridad de Gustavo Bolívar en la mitad de la cancha, Tolima encontró en la frágil defensa cucuteña de tres hombres el terreno propicio para los rápidos ataques de Robin Ramírez y Yimmi Chará, que finalmente concluyeron con la primera jugada de gol a los 38 minutos del partido.
Chará, primero en anotar el rosario de goles tolimenses, aprovechó de remate potente un centro de Danovis Banguero, que sobró a los centrales del Cúcuta que no encontraron la fórmula para rechazar el balón.
Cúcuta no pudo asimilar el gol, y mientras los motilones deambulaban confundidos en la cancha, en la línea el técnico Quintabani disponía el ingreso del defensa Mauricio Duarte para tratar de lograr la solidez defensiva y lanzarse en pos del empate.
Mateo Fígoli intentó establecer la sociedad futbolística habitual con Jairo el Viejo Patiño, que no encontró en el entusiasmo del uruguayo la posibilidad de arrimarse con peligro al arco de Janer Serpa.
A esa pobreza de ideas futbolísticas se sumó la sequía goleadora de Henry Hernández, el atacante cucuteño que parece peleado con la red y que tuvo un par de oportunidades, incluso un remate de cabeza que dio en el palo y otra jugada que se fue por escasos centímetros de la portería del arquero pijao.
Pesadilla motilona
La segunda mitad arrancó con el segundo cambio de Cúcuta, que buscando mejorar la creación, dispuso el ingreso del argentino Emmanuel Molina, tradicional conductor de los cucuteños. Él logró hilvanar algunas jugadas que por poco le dan la igualdad en el marcador.
Y el empate casi lo consiguen los cucuteños a los 48 minutos del juego, cuando precisamente una combinación de Fígoli y Molina terminó con un certero ataque de Camilo Angulo que estrelló un remate en todo el ángulo del arco defendido por Serpa.
Dos minutos después del postazo motilón, los pijaos arremetieron con un segundo gol, primero en la cuenta de Christian Marrugo, que capitalizó un mal rechazo de Lozano. Con un remate suave en goterita, Marrugo venció a Estacio, que solo atinó a ver cómo la pelota se colaba por segunda vez en su arco, a los 50 minutos del juego.
Golazo, con un gesto técnico impecable y que agrandó a partir de entonces al Tolima, que solo tuvo que esperar que el mar de nervios en el que se convirtió el Cúcuta en todas sus líneas le abriera más opciones de anotar.
Apenas siete minutos después del segundo gol, Marrugo, una pesadilla para la zaga motilona, anotó el tercer gol tolimense después de una cabalgata del paraguayo Robin Ramírez, que arrastró la marca de la zaga cucuteña y le puso la pelota al volante tolimense que con remate suave la puso de nuevo en la valla de Estacio.
Tal vez como un castigo a la inoperancia de sus centrales, Quintabani ordenó un nuevo cambio en su defensa, sacando al central John Lozano, responsable al menos en tres de los cinco goles, y enviando al terreno a Leonardo Castro.
A esta altura, Tolima era amo y señor del juego: con Gustavo Bolívar, Robin Ramírez, Marrugo y Chará, jugando a placer, hicieron trizas la frágil defensa cucuteña que, para cerrar su tarde funesta, generó una falta de Camilo Angulo contra Manuel Maciel en pleno corazón del área, la falta que sin dudar el central castigó con un tiro penalti.
Luego de dos cobros, el primero de los cuales fue anulado por el árbitro debido a invasión de terreno, el paraguayo Robin Ramírez venció a Estacio con un remate suave, al centro del arco, frente al cual nada pudo hacer el arquero cucuteño.
Con un cuatro a cero en contra, el Cúcuta intentó al menos el gol de la honrilla, encontrándose con una muralla defensiva ordenada y sapiente ante la cual los flechazos motilones nada pudieron hacer, aunque llevaron algún peligro en los pies de Henry Hernández, Emanuel Molina y Jairo el Viejo Patiño.
Pero faltaba el quinto. Como en las faenas de toros. Con un enceguecido Cúcuta que se lanzó al ataque y desprotegió su línea posterior, Tolima encontró el gol en la agonía del partido: un rápido contragolpe orquestado por Marrugo, cuyo primer remate fue rechazado por Estacio, pero encontró perfilado al recién ingresado David Silva, quien no tuvo ninguna compasión y derrotó por quinta vez con remate seco a la valla motilona para redondear un 5-0 que complicó las aspiraciones de Cúcuta de mantenerse en la lista de los ocho semifinalistas de la Liga Postobón.
“Yo no esperaba este marcador tan abultado, pero en el fútbol hay que aprovechar las oportunidades y eso fue lo que hizo Tolima, que vino a jugar este partido sabiendo que las opciones de clasificación dependen de nosotros”, dijo Christian Marrugo, figurón de la cancha, con dos de las cinco anotaciones.
Por su parte, el Cúcuta, que terminó con 10 hombres debido a una lesión de Jairo Patiño, que lo sacó de la cancha a dos minutos del final, terminó con sus aspiraciones “en camilla”, igual a como salió el viejo del Estadio Santiago de las Atalayas de Yopal.