Vivimos bajo la tiranía de la tecnología. Tanta tecnología no nos ha hecho mejores seres humanos. Hemos desarrollado la ciencia a niveles asombrosos, pero la des-humanidad también está en niveles asombrosos. Estamos urgidos de sistemas educativos que también hagan énfasis en las humanidades; es decir, en la importancia que para el desarrollo humano representa reconocer al otro. No solo necesitamos "clases de computadores" o del manejo de las TIC, sino también clases de humanidad.
¿Cómo así que en algunas universidades de esta ciudad no se dan cursos de ética? No necesitamos más profesionales eficientes, productivos e impecables en su gestión. Necesitamos seres humanos conscientes de que su gestión afectará a seres humanos. Cuántas veces se oye decir: "el sistema está caído", "el sistema no lo permite". Mucha parte de nuestra existencia y organización está manejada por "sistemas": computadores que no están programados para trabajar con la contingencia humana. ¿Será que nos tocará vivir (o ya estamos viviendo) bajo la tiranía de los robots?
¿Cuántas veces la eficiencia de muchas empresas permite ganancias billonarias cada año, a costa de la deshumanización de usuarios y empleados? (Anita Uribe, mi mamá, asegura que nadie amasa una gran fortuna sin hacer harina a otros).
Pero lo más trágico es que a tanto empleado lo hayan convertido en máquina robotizada incapaz de tomar decisiones que se salgan de la programación que el "sistema" le permite. O gente que trabaja como robot, sin ser capaz de entender que su trabajo se dirige a humanos. Hay robots que parecen humanos, y humanos que cada vez se parecen más a un robot. De estos no necesitamos más, ni esta pobre humanidad aguanta más. Necesitamos gente a la que se le enseñe que haremos un mundo mejor cuando entre todos nos veamos y nos tratemos como personas. Con razón dice Memo Ánjel: "Todos los días nacen hombres y mujeres, pero cada vez hay menos seres humanos".
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